jueves, 5 de septiembre de 2013

Apolo del Belvedere (L. Yupa)

Introducción a la Historia del Arte 2013-1

Análisis iconológico del Apolo de Belvedere
Luisa Yupa Villanueva


1. Fase pre-iconográfico

La escultura mide 224 cm de alto, es de mármol y se observa a un hombre joven, prácticamente desnudo, pues sólo lleva una capa en el cuello, la cual cubre su espalda y cuelga sobre su brazo izquierdo, dejando parte de ella suspendida, dirigida por la gravedad. Se encuentra de pie, uno de los pies, el derecho, apoyado firmemente sobre el suelo y el otro, izquierdo, balanceando la postura con un apoyo mas ligero y un poco por detrás del pie derecho, básicamente sobre dos dedos, ambos pies están vestidos por unas sandalias que se envuelven hasta el tobillo, además de las piernas que tienen una correspondencia directa con la posición de los pies.
En el caso de los brazos, el derecho acompaña al torso, se encuentra ligeramente flexionado ya que reposa la parte del antebrazo sobre el tronco cortado de un árbol (luego volveremos a la descripción del tronco), no se logra saber cual es la postura de los dedos debido a que la escultura esta incompleta, en el caso del brazo izquierdo, este se encuentra levantado, generando una continuidad que va desde los pectorales hacia el brazo,
también se encuentra ligeramente flexionado y eso se acentúa con la presencia de la capa o manto que cae sobre esta parte del brazo, exactamente en la mitad, los dedos se encuentran dispuestos como sujetando algo que no se puede determinar pues está incompleta. Una característica de los brazos es el notorio ensamble de ambos antebrazos.

La cabeza se encuentra girada en relación del torso, pues mira hacia la misma dirección del brazo izquierdo y sobre el, dejando el torso expuesto en la misma dirección que las piernas, el cabello esta hecho a partir de ondulaciones cortas, algunas formando una masa, como las que se encuentran más cerca de la frente (sin embrago dentro de esta masa se puede notar el altorelieve de las ondulaciones), y otras soltándose, acompañando la oreja derecha y el cuello, los ojos están abiertos, mirando hacia el sentido del brazo izquierdo, como se señaló, la nariz es recta y es una continuidad del plano de la frente, la boca esta entreabierta y marca un mentón pronunciado.
El torso, como ya se dijo, se encuentra descubierto y mira hacia la misma dirección que las piernas, se marca los pezones (uno de ellos no se logra ver debido a la especie de correa que envuelve esa parte del pecho y que sugiere que carga algo sobre la espalda), el ombligo y la ingle.
En todas las partes del cuerpo se nota la presencia de la musculatura clara pero no sobredimensionada ni muy expresiva, sino que guarda una correspondencia con la edad del personaje, acentuando su juventud, vitalidad y buen estado físico.

El manto lleva un broche en la parte derecha y está recogido sobre los hombros cubriendo la espalda y sobre el brazo izquierdo, este gesto hace que se llene de pliegues, en el caso del tronco, también se nota las formas sinuosas de su relieve, además de una serpiente que tiene una dirección vertical insinuando un desplazamiento de abajo hacia arriba, dirigiéndose a la mano apoyada sobre el tronco.

2. Fase iconográfica

La escultura descrita representa al Dios Apolo (asignado como una copia romana) de la mitología griega, se trata del Apolo de Belvedere (figura 1), atribuida al escultor Leocares, situado en el período de Grecia Clásica (500 al 323 a.C.) y del cual se conoce que fue autor de las estatuas de la dinastía macedónica.
Fue encontrada en el Renacimiento, los detalles de este descubrimiento no son claros, y fue llevada a las estancias del Vaticano, al Cortile del Belvedere, nombre por el que se le conoce. El dios Apolo, hijo de Letó y Zeus y hermano de Artemis según los escritos de Hesiodo, fue representado más de una vez por los griegos dentro de un mismo período, tales son los casos de Mirón, Fidias y Praxíteles.

La escultura se encuentra en contraposto, una técnica trabajada por Policleto, uno de los grandes escultores clásico, expresada en el Doríforo(figura 2) y el Diadúmeno (figura 3) o también trabajada por Mirón, otro gran escultor clásico, con el Discóbolo (figura 4); esta técnica implica la oposición de las distintas partes del cuerpo, esto se puede ver en una pierna fija sobre el suelo y la otra algo adelantada, lo mismo que se nota en los brazos, la cabeza se muestra girada en relación del torso, hacia un lado, también es característica la acentuación de los pliegues del torax y de la ingle, dando como resultado una sensación de movimiento equilibrado, una mezcla de tensión y placidez. Por otro lado esta el tema del canon según el cual se trabajaba la altura en función de la medida de la cabeza, teniendo el caso de: la altura igual a 7 cabezas, generando esculturas mas robustas, el de la altura igual a 8 cabezas, con esculturas mas esbeltas y de esta forma logrando hacer diferencias entre los personajes esculpidos, en este caso, Apolo tiene la medida de 81/2 cabezas(figura 5), atribuida a su condición de dios y dando como resultado una figura muy esbelta y que sin embargo se encuentra perfectamente proporcionada. Esta proporción es trabajada en la totalidad del cuerpo, el cual se divide en 3 partes, el torso, los muslos y las piernas, de la misma manera la cabeza se divide en 3 partes.
“Platón dijo que dos cosas nunca podían existir sin una tercera, y que el mejor lazo es aquel que de sí mismo y de los anudado hace una sola unidad, en la cual lo primero se funda con lo segundo, así como lo segundo con lo central. Por ello, este número significa comienzo, centro y fin.”(Winckelmann, J. 1984)

A esto se le suma el tema de la Belleza, la cual se representaba en esta perfecta proporción pero también en las características puntuales de la obra como por ejemplo la cabeza, en el caso de Apolo, debía representar indignación contra la serpiente pitón, a la cual acababa de matar con su flecha y además desprecio a esta(atribuido a su condición de Dios), esto se notaba en la manera en la que tenía las aletas de la nariz un poco hinchadas, y el desprecio, elevando ligeramente el labio inferior y por consiguiente el mentón, todo esto sin perturbar la sutileza de su mirada, por otro lado también tiene el llamado perfil griego el cual consiste en líneas suaves que al mismo tiempo generan planos rectos, sin dejar la nariz hundida, sino por el contrario elevándola como una continuidad de la frente, las cejas formando una delgada línea, ojos grandes, que implicaban una gran luz, mas atractiva que una pequeña. En cuanto a las extremidades, en el caso del Apolo, quedan pocos vestigios ya que los antebrazos fueron adosados posteriormente, sin embargo la belleza de una mano juvenil consiste en que debe ser moderadamente llena por unas hendiduras insinuadas, los dedos deben ser esbeltos, lo mismo que en los pies. El abdomen debe lucir como el de una persona saludable, luego de una buena digestión, sin exceso de volumen.

3. Fase iconológica

Hubo gran influencia durante los siglos XV y XVI, en el Renacimiento, donde se buscaba dejar de lado todo tipo de expresión artística rígida como en el arte de la edad media, al contrario, buscaban tener siempre una narración y movimiento en sus obras, y es en esta búsqueda que el estudio del arte clásico los lleva a admirarla por su gran aproximación a la naturaleza y la fidelidad con ella.

Por otro lado el uso del grabado y de la imprenta dieron la posibilidades de difusión de las obras clásicas que se exhibían en el Vaticano, los grandes representantes de está época como Miguel Angel también tuvieron esta influencia, la que se ve representada por el uso del contraposto en algunas de sus obras como el David(figura 6), de esta forma Italia se convirtió en el lugar de mayor contribución a las artes de la época.

Uno de los personajes que destaca por la influencia clara con el Apolo es Durero con su obra Adan y Eva de 1504 (figura 7), en el que se establece una narración a partir de los elementos de la imagen, como el serbal, que se pensaba era el árbol de la vida, la manzana atribuida al pecado original, los cuatro animales símbolo de los cuatro pecados, y por otro lado esta la postura de Adán, que es la misma que el Apolo de Belvedere, que fue descubierto en la misma época, de esta forma se combina la prédica con la naturaleza humana, trabajada en la época Clásica.

Luego, más adelante, en el Neoclasicismo(segunda mitad del siglo XVIII y primer tercio del siglo XIX) el periodo Clásico vuelve a marcar una influencia muy fuerte debido a los descubrimientos de Pompeya y Herculano, por otro lado también como rechazo a los periodos que los precedieron, en este caso barroco y rococó, a esto se suman personajes como J.Winckelmann, quien sentó bases importantes acerca de los criterios de apreciación del arte Clásico, sobre todo la idea de la belleza como esencia del arte, belleza que se basaba en el manejo de las proporciones y la combinación de sentimientos que evocaban las esculturas.

Son varios los autores y las obras que recibieron la influencia de las artes Griegas, algunos autores que destacan son, Antonio Canova (1756-1822), quien es considerado uno de lo mas grandes escultores del neoclasicismo, su obra, Perseo con la cabeza de Medusa (ca. 1790-1801) (figura 8) tiene una clara influencia con el Apolo de Belvedere debido a la posición que expresa una combinación de sensaciones, entre ira y satisfacción propias de un Dios ahora aplicadas a un héroe. Otro representante de la escultura Neoclásica es Bertel Thorvaldsen (1770-1844), con su obra Jasón con el vellocino de oro (ca. 1802-1803) (figura 9), donde también se puede observar la influencia Griega, en forma y tema, transmitiendo armonía y autodominio sobre el espectador, como un sentimiento de equilibrio.

En el caso de la pintura no hubo un referente directo, pues hubo escasez de pintura clásica, por tal motivo el resultado fue más frio pero que incluía las características de la escultura, tales son el caso, por ejemplo, de las pinturas de Jacques Louis David (1748-1825) en los casos de El juramento de los Horacios (ca. 1748-1825) (figura 10) y del Rapto de las Sabinas (ca. 1799) (figura 11), en ambas pinturas se aprecia la temática clásica, que se muestra en la forma en la que pinta los personajes.
De esta manera la época Clásica ha marcado a partir de su representación un constante retorno a ella, en búsqueda de la forma de su expresión artística y también de su significado.

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