Introducción a la Historia del Arte 2013-1
Análisis iconológico de una obra
María del Carmen Prado
Análisis iconológico de una obra
María del Carmen Prado
I. PRE-ICONOGRAFÍA
1.- SOPORTE Y FORMATO:
La obra que vemos mide 220 x 97 cm y está pintada
con óleo sobre madera en formato rectangular vertical y forma parte de un
cuerpo mayor, horizontal:

2.- FIGURA Y FONDO:
La obra tiene carácter coral: hay cientos de
personajes, figuras que se mueven de un lado a otro, pero también tiene
elementos claves que nos ayudan a no perdernos en la maraña de acciones. En
primer lugar, el fondo se puede dividir en tres partes:
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La primera parte (1) podríamos llamarla el primer plano (aunque dentro de ella hay más planos) y se
caracteriza no sólo por estar más cerca a nosotros aparentemente, sino porque,
en esta composición poderosamente vertical, la visión es llevada de abajo hacia
arriba, que es una manera de darle profundidad pues se coloca el plano más
lejano en la parte superior y final.
Este plano se caracteriza por tener colores más vivos y más cálidos que
en los otros dos planos, además de estar esta zona más iluminada. Transcurre en
la tierra.
La segunda parte (2) tiene colores fríos, transcurre en el agua.
La tercera y última (3) tiene colores fríos y cálidos en sus luces, pero
a diferencia del primer plano la oscuridad predomina. En resumen los planos van
superpuestos.
La abundancia de formas no es
problema porque hay formas claves que guían la mirada:

Cada forma principal aquí señalada tiene una réplica menor en los otros
planos, como la jaula sobre el río, que repite la forma cilíndrica; el escudo
de la figura diabólica en el primer plano, replica la forma circular que está
dentro del cilindro, y así sucesivamente.
Las figuras humanas, orgánicas y ligeras, se sitúan por todo el espacio.
Hay gran abundancia de instrumentos rectilíneos que marcan diagonales, así como
líneas curvas que forman parte del cuerpo de diversos personajes.
Las áreas que delimitamos al inicio tienen a su vez entre dos o tres
planos visuales marcados por los personajes que integran cada espacio.

La mirada está llevada por las formas principales en un movimiento de
zig-zag que va de abajo hacia arriba (llevado no sólo por las formas sino por
el tamaño y los colores), que pretende dar profundidad a la obra en un
movimiento ascendente hacia el interior del cuadro. El paisaje general parece
contemplarse desde una altura superior; las figuras en cambio parecen vistas
desde un punto focal muy bajo. No hay una verdadera ilusión espacial. Los planos como ya vimos son
crecientes, escalonados.
4.- COLOR/VALORES

En el primer plano los
colores cálidos dominan, tanto en el piso –avellana, ocres cálidos- e incluso
toques rosáceos que parecen reflejos de la luz externa, pero que replican el
color rosa del manto del personaje azul; el mismo que recibe la mayor cantidad
de luz hasta verse casi blanco. La piel de los personajes se vinculan con los
ocres, los rosas pálidos en una gama amplia. Hay toques de grises por las armas
y caparazones.
En el segundo plano los colores que dominan son los grises, azules,
blancos opacos, con toques de azul celeste –bastante frío- , rosas y verdes.
El último plano posee una fuerte predominancia de negros, grises,
marrones rojizos y toques de blanco con algo de amarillo y rojo. Hay formas en
contraluz en el horizonte, dibujando siluetas de edificios. Breves pinceladas
rosas o blancas dibujan masas de gente moviéndose de un lado a otro. Luces que
salen de los edificios se proyectan a un cielo azulado, oscuro.
La luz va atenuándose a medida que pasamos de un plano a otro; se enfría
en el plano medio y reaparece fantasmalmente en el último plano.
5.- LUZ/ CLARO OSCURO
La luz tiene una fuente principal, el lado inferior izquierdo de la
composición. Sin embargo la construcción de objetos y personajes no muestran
claro-oscuros decisivos: los cuerpos son ligeros, apenas tienen un modelado en
volumen, parecen planos. Las sombras se dan a través de tonos más oscuros del
color local. La luz prácticamente se dibuja con pinceladas de blanco, que
también modelan los objetos y seres.


6.- COMPOSICIÓN/ CONJUNTOS

El más cercano a nosotros es el del hombre con el animal con tocado de
monja; luego está el de la riña; más atrás el concierto y presidiendo todo el
monstruo ave.

Al centro, la gran figura ovalada –hombre árbol- y los personajes que
entran y están en el interior.
Al lado izquierdo, el grupo debajo de la cabeza esquelética.
Al lado derecho del hombre-árbol, el grupo de los guerreros.
Sobre la cabeza del hombre-árbol, el grupo de la gaita y personajes
alrededor de ella.
Finalmente, el grupo de las orejas; y entre todos los grupos, alrededor
de ellos una multitud de seres en diversas acciones.


7.- TEXTURAS: PINCELADAS/FACTURAS
En la obra podemos notar la factura de la pincelada: toques de distintos
tamaños, sensibles, usando capas de colores para lograr veladuras suaves. Hay
partes del cuadro que en cambio muestran materia más corpórea y opaca.
II. ICONOGRAFÍA


El panel cerrado mide 220 x 195 cm, exactamente como el panel central. El
material es óleo sobre tabla.
A finales del siglo XIV y durante el XV, el tríptico fue el formato más
popular dentro de la pintura de los Países Bajos; dicho formato basaba su
función y significado en tres características claves (Jacobs 2000:1009-1010):
primero, estaba dedicado a un tema religioso y podía ser utilizado como pieza
del altar para ser visto y usado en el contexto litúrgico; segundo, estaba
estructurado jerárquicamente pues en el interior la escena principal estaba en
el panel central y las escenas complementarias en las llamadas alas o paneles laterales. En tercer
lugar, el tríptico se concebía como la suma de las tres partes, como un todo.
Por ello el panel analizado, derecho, conocido como El infierno musical, fue realizado como parte de una obra total que
incluía el panel izquierdo, El Paraíso
terrenal: la creación de Eva, y el central, El Jardín de las delicias. En el exterior, el globo terráqueo y
una minúscula presencia de Cristo en la esquina superior izquierda representan
–según muchos- el tercer día de la creación.

El tríptico El Jardín de las
delicias forma parte de una obra personal que se considera sumamente
original y diferente a las realizadas por los demás maestros flamencos. Entre
sus primeras obras tenemos La cura de la
demencia (1470-1480), que tiene un tema basado en supersticiones populares.
De este estilo tenemos otras obras como El
Prestidigitador(1475-1480), El
Concierto del huevo (1475-1480), la
nave de los locos (1490-1500) o la
alegoría de los placeres (1490-1500), y el gran tríptico El carro de Heno (1500-1502). Los temas religiosos sin embargo son los
que predominan, como Los siete pecados
capitales (1475-1480), cuya forma redonda evoca un tondo pero que
representa el ojo de Dios, y los pecados capitales personificados con
protagonistas del contexto cotidiano del Bosco; Las Bodas de Caná (1475-1480), donde ya es bastante notoria la
presencia de seres malignos en un entorno que a duras penas sostiene su
inocencia a pesar del tema: altares misteriosos, presencia del diablo, tanto
escondido como en símbolos; figuras casi caricaturescas, gestos confusos. Como
en la mayoría de sus futuras pinturas, aquí la presencia, el semblante de
Cristo, parece ser el único punto de armonía y dulzura que impide a la obra ser
críptica (a pesar de lo que supone el conocimiento del título). El Bosco realizó en varias etapas de su
obra el tema de la Epifanía, el Ecce
Homo o Cristo llevando la cruz;
pero es en sus grandes trípticos donde desarrolla sus impresionantes Juicios
finales, Tentaciones, 
y por supuesto el Jardín de las Delicias. La imaginería de estas obras es
impresionante, y distancian al Bosco de sus predecesores ya mencionados para
ubicar sus principales influencias según Panofsky (1998) y Gauffreteau-Sévy
(1969), en los grabados populares de madera y metal, que abundaban en
el norte de Europa; la iluminación de libros, los manuscritos del siglo XIV;
tratados alegóricos medievales como El
Peregrinaje de la vida humana; la literatura religiosa edificante como el Ars Moriendi, o Arte de Morir; la Visión
de Tundale (que describe un descenso al infierno), La nave de los locos (obra satírica y moralista), la Leyenda áurea (relatos de la vida de los
santos) e incluso obras como Malleus
Maleficarum (un tratado sobre la brujería), libros de alquimia, Bestiarios
medievales, y dichos populares propios del folklore de su época. Todo esto lo
acerca más hacia un espíritu medieval que renacentista. Como nos dice W. Gibson
(2000: 25), mientras el espíritu renacentista mostraba fe en el potencial del
hombre a fines del S. XV, los coetáneos del Bosco en el norte tenían una visión
más oscura de la naturaleza humana, considerada corrupta y débil para luchar
contra el pecado. Y esto se refleja en el desarrollo de obras más complejas,
como en El carro de heno, obra de
madurez, que muestra una impronta común a los trípticos del Bosco: desde las
puertas, con el caminante aterrado por las amenazas del mundo, la narración nos
lleva a la creación de Eva/Caída (panel izquierdo), hacia el panel
central-carro de heno con la locura del pecado y la ambición, culminando en el
panel derecho, infierno/castigo.





Las puertas cerradas muestran el tercer día de la creación. Se pueden
distinguir cielos y tierra, así como algunos animales en una esfera de
cualidades acuosas, frágil.
El primer panel muestra a Adán acompañado de Cristo, quien le presenta a
la recién creada Eva. El paraíso terrenal presenta árboles fantásticos y
animales de toda clase, entre ellos muchos de tenebroso aspecto, algunos
ocultos, incluso una lechuza en la fantástica fuente central de color rosado.
Entre un paisaje de colores cálidos en el primer plano, y fríos hacia el fondo,
rodeado de montañas, aguas y animales bellos o siniestros, sólo el rostro de
Cristo se dirige al espectador.


El tercer cuerpo y final, muestra el Infierno
musical. Desde un primer plano
precedido por un Satanás-ave sentado en el trono, hombres y mujeres se
relacionan ahora de forma macabra con animales transmutados que se afanan en
torturas de todo tipo y convierten inofensivos instrumentos en objetos de
tortura. En la obra, vista como un todo, se puede vislumbrar una secuencia
clara de causa y efecto, que analizaremos en la siguiente parte

III. ICONOLOGÍA
La obra del Bosco no es de fácil lectura y muchos eruditos han intentado
descifrar los significados que una obra tan original parece ocultar. Las
figuras monstruosas y diabólicas que creó han alimentado teorías de todo tipo:
desde una relación íntima con la
secta de los Adamitas (que apareció en el siglo XIII) y sus prácticas sexuales,
hasta posibles lecturas psicoanalíticas de sus imágenes, pasando por las
teorías de las prácticas alquímicas del Bosco reflejadas en sus caprichosas
formas y colores utilizados.
En el Tríptico que nos ocupa, el Bosco añade a la detallada descripción
de aves, peces, roedores y otros animales, formas complejas que fusionan
diversas partes de la naturaleza para metamorfosearlos en seres monstruosos que
vemos con profusión en el último panel, el del infierno. Se va desde la cuasi
armonía de la creación de la primera ala del tríptico, al caos horripilante que
transforma a la creación divina en demonios sobrecogedores. El triunfo del
caos. Según Gibson (2000:41) el Bosco empero compartía un gusto por los
monstruos acorde a su época (fines del siglo XV) alimentado por los bestiarios
medievales.
Las formas de la tabla central han sido identificadas, nos dice Gibson,
por Dirk Bax, erudito de la literatura holandesa antigua, como frutos, animales
y estructuras minerales exóticas que hacen referencia a símbolos eróticos
inspirados por canciones populares, dichos y expresiones de jerga propios de la
época del Bosco. Por ejemplo, muchos frutos que mordisquean o sostienen los
amantes del panel central, sirven como metáfora de los órganos sexuales; los
peces son antiguos símbolos fálicos. Hay juegos de palabras holandesas que
hacen referencia a las parejas que están dentro de hollejos o restos de frutas
y se relacionan con el acto sexual; el jardín mismo se relaciona con el lugar
de encuentros amorosos.
Tras el jardín de ensueño y lleno de placeres, seguimos al horror del
infierno. Los instrumentos musicales sirven de tortura, cosa no debía
sorprendernos, pues usualmente se les relacionaba con el pecado de la lujuria
al servirse muchos amantes de la música para seducir y enamorar; y también se
les relacionaba con órganos genitales: la gaita, por ejemplo, estaba
relacionada con el falo, y se decía que tocar
el laúd era hacer el amor. Tras el paso por el jardín de ensueño y
libertinaje, los instrumentos refuerzan la idea del castigo reservado a los
pecadores que se dejaron llevar por los placeres.





No se conoce para quién fue realizada la obra, pero es sabido que no fue
para el culto ni la liturgia. Se cree que fue realizado para un particular de
la nobleza, y para la meditación devocional a través de la observación de la
Creación, caída y castigo de los pecadores. A pesar de una serie de
descabelladas teorías sobre el origen de las imágenes plasmadas por el Bosco,
comparto la opinión de Gibson (1991: 7) en cuanto a que el Bosco se inspiró en
las prácticas comunes y las experiencias religiosas ortodoxas de su época; a
través de su obra buscaba compartir con el observador ciertas verdades
espirituales y morales. Él vivió en el límite de la época que antecedió a la
Reforma y Contrarreforma, época de grandes crisis espirituales, y su arte
reflejó las esperanzas y temores finales de la Edad Media.
El Bosco inspiró a muchos artistas, aun cuando fue incomprendido casi de
inmediato.



En su obra “Metamorfosis de Narciso” encontramos características de las
obras de Bosco: el tema de la metamorfosis, del cambio de un estado a otro; la
figura del huevo, relacionado al renacimiento, y como símbolo alquímico; los
seres extraños, los paisajes cuasi fantásticos.
BIBLIOGRAFÍA
BUSSAGLI, Mario
1967
El Bosco. Barcelona: Ediciones Toray.
CINOTTI, Mía
1988
La obra pictórica de El Bosco. Barcelona:Planeta.
DIXON, Laurinda
Bosch’s Garden of Delights Triptych: Remnants of a “Fossil” Science. The Art Bulletin,
Vol.63, No.1 (Mar.1981). pp. 96-113. Accessed: 13/05/2013.
GAUFFRETEAU-SÉVY, M.
GAUFFRETEAU-SÉVY, M.
1969
Hieronymus Bosch, “el bosco”.Barcelona: Labor.
GIBSON, Walter
1991
Hieronymus
Bosch. London: Thames and Hudson.
JACOBS, Lynn
The
Triptychs of Hieronymus Bosch. The
Sixteenth Century Journal. Vol. 31. No.4
(Winter 2000). pp 1009-1041. Accessed: 13/05/2013.
PANOFSKY, Erwin
1998
Los Primitivos Flamencos. Madrid: Cátedra.
Magnífico estudio, gracias por compartirlo.
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