domingo, 9 de octubre de 2016

Juan Gris



“Quiero ser capaz de hacer nuevos objetos partiendo de formas básicas generales.Creo que lo general es el lado puramente pictórico, artísticamente adecuado, abstracto” -Juan Gris



Biografía

Juan Gris, cuyo verdadero nombre fue José Victoriano González, fue un pintor español nacido en Madrid el 23 de marzo de 1887 en el seno de una familia acomodada, siendo su padre un empresario papelero. Luego de estudiar en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, inicia una carrera de dibujante humorístico en 1904, para publicaciones como Madrid Cómico y Blanco y Negro, manifestando un estilo similar al de Toulouse Lautrec. Huyendo de la milicia, se instala en París en 1906, donde vivió durante diez años en el hostal Bateu-Lavoir. Colaboró, bajo el seudónimo de Giris, con publicaciones como Assiette au Beurre,  Charivari, Le Cri de Paris, entre otros. En dicha ciudad trata asiduamente con Picasso, Apollinaire, Max Jacob y Kahnweiler y sigue con atención los inicios del cubismo.

Es en 1910 cuando, dejando de lado las labores de ilustración, empieza verdaderamente a pintar y trabajando infatigablemente, logra inventar una formula personal de cubismo “analítico” en la que la luz oblicua hace resaltar las formas de los objetos. En 1912 expone en el Salón de los Independienes entra en relación con el escritor, coleccionista y marchante Kahnweiler[1] firmando con él, un contrato en exclusiva. Durante su estancia en Céret al lado de Picasso, en el verano de 1913, su obra toma un derrotero decisivo. (Violon et Dumer). En 1914 realiza numerosas pinturas adicionadas de“papiers collés creando así conjuntos muy finos usando recortes de cartón y papel, usualmente obtenidos de periódicos, los mismos que se adherían al lienzo logrando combinarse con el óleo.

La declaración de guerra le sorprende en Céret, donde traba amistad con Matisse. Hacia 1919 el artista efectúa una creciente simplificación compositiva y la reestructuración del objeto, que no presenta ya fraccionamientos ni roturas de planos. Vuelto a París, en 1921, Gris tiene la impresión de estar prosiguiendo él sólo la aventura cubista. Pronuncia en la Sorbona una conferencia que se hizo famosa: “Sobre las posibilidades de la pintura" [2]. Explica en ella su método, que consiste en partir de un equilibrio abstracto entre formas y colores para reencontrar una apariencia figurativa.

La enfermedad ensombrece los últimos años de Juan Gris y con ella, la calidad de sus últimas obras. Fallece en Boulogne-Sur-Seine el 11 de mayo de 1927, víctima de la tuberculosis.

Contexto del artista

A finales del siglo XIX, como consecuencia de la revolución industrial y el apogeo capitalista, se experimentó la expansión de mercado trayendo consigo un conjunto de transformaciones económicas, sociales y tecnológicas, de las cuales surgió una nueva demanda tanto en productos como en servicios. La demanda de corriente eléctrica, la industria textil o la revolución del transporte generaron las jornadas laborales, marcando ello, un punto de inflexión en la historia, modificando e influenciando todos los aspectos de la vida cotidiana de una u otra manera. La aparición de la fotografía influyó en la producción pictórica, proponiendo en los artistas el despojo del aspecto mimético de la pintura. Los artistas impresionistas y su afán por darle nuevos sentidos al color y al espacio, tales como Van Gogh o Gauguin son referentes de dichos esfuerzos. Mención especial merece el artista post impresionista Paul Cézanne, quien, como preludio al cubismo, propuso la abstracción de la forma y con ello, los primeros intentos de los múltiples puntos de vista sobre un espacio bidimensional. Con el cubismo se inicia el deseo de un orden plástico que sucediese a la incertidumbre generada por el impresionismo, la misma que se agravó con el anarquismo cromático propio del fauvismo, sumado al delirio formal del expresionismo. La fig. 1 muestra un diagrama cronológico de las corrientes artísticas que surgieron cercanas y paralelas al cubismo.

En su tratado teórico del cubismo en 1912,  Gleizae y Metzinger  citaron: “El mundo visible solo se convierte en real mediante la operación del pensamiento”, haciendo referencia a la “concepción” con preferencia a la sensación; en otras palabras, al conocimiento de lo real, más que a la visión que de lo real se tiene.

A continuación se describen las dos etapas del movimiento cubista. Fue en el segundo período que Juan Gris alcanzó su madurez y consagración pictórica.

Cubismo analítico

Se designa analítico al período que va desde fines de 1909 o comienzos de 1910 hasta finales de 1912. Propiamente hablando, este período concierne, en esencia, a Braque y a Picasso. Corresponde a la fragmentación del tema, que es representado en distintos planos repartidos en la superficie del cuadro. Se reconoce, en el cubismo analítico, la yuxtaposición de los diferentes puntos de vista que se obtienen de cada objeto girando en torno a él. Sus motivos no sólo se representaban simultáneamente desde diversas perspectivas, sino que se descomponen en formas pequeñas que terminaban convirtiéndose en una especie de móviles de un tono real. En cuanto al cromatismo, éste pasa a un segundo término, limitándose prácticamente a una apariencia monocroma entre el gris y el ocre. Las zonas de claroscuros diferenciados están en función a las perspectivas de la representación deconstruída, incorporándose varias fuentes de luz. En muchas obras de este período predominan tonos ajenos al color real del objeto representado.
Los cuadros adquirieron una realidad propia en la que dejaban de ser determinante la perspectiva central, las formas físicas realistas y el color natural de lo representado.

Si las obras de 1910 aparecen en su mayoría legibles aún, las de 1911-1912, tales como “El portugués” (Fig. 2) de Braque u “Hombre con clarinete” (Fig. 3) de Picasso se van haciendo indescifrables. Llámese, usualmente, período “hermético” a este momento supremo del cubismo analítico, al que algunos críticos consideran que corresponden al cénit del cubismo. Se le nomina hermético debido a que la cantidad de puntos de vista, junto a los planos expuestos, acaban independizándose en relación al volumen de manera que es difícil decodificar la figuración o reconstruir mentalmente el objeto que esos planos representan, aproximándose a la abstracción. Dicho acercamiento, bajo una estructura compositiva definida por el juego de las líneas horizontales, verticales y algunas oblicuas, fue la fuente de la abstracción “neoplástica” de Mondrián. Por lo demás, estas obras parecen haber estimulado a Giogio de Chirico para crear la arbitraria arquitectura de sus “maniquíes” primero, y luego, de sus “interiores metafísicos”. Así, pues, tanto el surrealismo como el arte abstracto han hallado alguna inspiración en las pinturas del período hermético; de este modo, los objetos de la obra pasaban a ser elementos artísticos.

Las características formales y cromáticas de este período no fueron ajenas a la producción artística de Juan Gris. Hacia 1910, la obra “Tres lámparas” (Fig. 4) evidencia intentos incipientes hacia la fragmentación de los puntos de vista. Si bien es cierto que la estructura de los objetos representados se muestra aún compacta, se percibe, en ciertas secciones de cada uno de ellos, intentos de independencia de la perspectiva general que domina la escena. Es así que el soporte de la primera lámpara parece estar expuesto bajo tres o cuatro puntos de vista distintos, como si la vista del espectador girase en torno a dicho bastidor. La cortina que domina el fondo de la escena hace lo propio: sus pliegues experimentan divisiones antinaturalistas que brindan la sensación de una deconstrucción de la misma.  En 1911, Gris pinta El retrato de Maurice Raynal (Fig. 5). En éste, las facciones del rostro aparecen fragmentadas generando, cada una de ellas,  una sensación de volumetría -con el efecto de luces y sombras-  bajo puntos de vista independientes. Dicho efecto se puede apreciar en la nariz del personaje: su formalidad es tan ambigua que parece que se presenta en vista frontal, en tres cuartos y también en perfil. Hacia 1912, sus retratos cubistas muestran una evidente evolución. “Retrato de Pablo Picasso” (Fig. 6) y “Retrato de la madre del artista”(Fig. 7) manifiestan una desarrollada fragmentación del tema. A suerte de un cubo de Rubik con sus plataformas giradas y una contemplación desde distintos ángulos de vista, se muestran secciones de los rostros (frente, ojos, nariz, boca) abordados desde varias perspectivas. La composición, en función a líneas horizontales, verticales y diagonales, que se extienden y yuxtaponen sobre los personajes, generando también la sensación de un espejo quebrado, reflejando la luz en diferentes direcciones, logrando el efecto cubista. Es de relevancia mencionar el trabajo formal de las líneas que abordan las obras. La dinámica inherente en ellas, sin restar la solidez del tema, evidencia la influencia del futurismo. Este aspecto también es aplicado en sus naturalezas muertas, tales como “Naturaleza muerta con flores” o “Naturaleza muerta: botella y cuchillo”. La expresión cromática es recatada, distanciándose aún del colorido propio del período sintético.

Cubismo sintético

Se designa así a la última fase de evolución del cubismo. Por oposición a las pulverizaciones de los objetos características del periodo analítico y que hacían difícil la identificación de los mismos, la “síntesis” corresponde a la reagrupación de los elementos y a un reforzamiento de su legibilidad. Los agentes de esta importante clasificación serán, durante la segunda mitad del año 1912, las sucesivas experiencias de Picasso con el collage[2], los que conducirán a los papers collés de Braque. En ambos casos, la introducción de materiales no pictóricos en los cuadros favorecerá el logro de una pintura “plana” que vendrá a animar el diálogo de los colores con las formas. Esto redunda, por tanto, en devolverle al color todos sus poderes y en dar a los contornos de los planos la responsabilidad arquitectónica que se había disuelto un tanto en la bruma del periodo precedente.

Los cuadros están formados por diversos materiales cotidianos que se pegaban o clavaban a la tela, como tiras de papel de tapicerías, periódicos, partituras, cajetillas de cigarros o cajas de fósforos. El cuadro se construye con elementos diversos, tanto tradicionales (la pintura al óleo) como nuevos (como el papel de periódico). Juan Gris dará el adjetivo sintético un sentido muy particular, empleándolo para designar su propio período final, en el que los objetos dejan de estar sujetos a cualquier fraccionamiento en diferentes planos.


El historiador de arte Werner Hofmann señaló[3]: “En su fase analítica, el cubismo adopta una posición fluctuante tanto frente al objeto como frente al cuadro. Juan Gris contribuyó de una manera decisiva a aclarar esta situación ambigua, que no acababa de decidirse ni por el contenido objetivo ni por el formal”.


En este período, Gris realiza una pintura más libre y colorista. En 1913 pinta “La guitarra” (Fig. 8); en esta obra se ejerce un dominio de líneas verticales y un paralelismo con las cuerdas de la guitarra. Las bandas, los triángulos y los rectángulos descomponen y desplazan el instrumento.. Las superficies veteadas en tonos rojos y pardos representan el único espacio de la obra no construido de una manera claramente apreciable. El cuadro que aparece en el extremo superior izquierdo se adapta a la disposición de las franjas longitudinales. Como si se tratase de una cortina corrida, la franja longitudinal izquierda que delimita la pintura presenta un triángulo superpuesto, dando paso a la visión de escenario campestre en que se mueven, aparentemente, una madre y su hijo. En esta obra se muestra de modo afortunado el concepto de “arquitectura de superficies” desarrollado por Gris. Otro ejemplo es el cuadro “Violín y grabado colgando” (Fig. 9) en el que se incluye un grabado dentro de la obra. Al respecto, Kehnweiler formulaba la siguiente pregunta: ¿Por qué simular cosas que en realidad se pueden mostrar?


En la obra "El Fumador" (Fig. 10), tenemos un ejemplo de comunión entre diversas perspectivas y movimiento. La composición se basa en superficies coloreadas de intensa luminosidad que se ordenan en torno a un centro imaginario situado aproximadamente a la altura de la nariz del rostro del personaje representado. Se advierten fragmentos descompuestos de una cabeza, un ojo o una oreja; también se aprecia un sombrero de copa, con la continuidad interrumpida por una superficie verde y con tonos azules un poco más a la derecha, sugiriendo de este modo, un radio de movimiento de la cabeza. Los colores se aplican sin sombreados, de modo que las superficies cromáticas se yuxtaponen por igual. Una obra que resulta emblemática es “Naturaleza muerta ante una ventana abierta (Fig. 11), donde el exterior se representa a la manera tradicional, con perspectiva renacentista, mientras que el interior se manifiesta con estrucutras deconstruídas y compuestas desde diversos puntos de vista con planos quebrados.

Conclusión

Para Juan Gris, el cubismo no era un estilo, sino una manera de entender la pintura, proponiendo un tipo pictórico que él llamaba arquitectura plana y coloreada. Los términos “analítico” y “sintético” surgieron de la mano de Kahnweiler en alguna de sus publicaciones donde hacía referencia a la obra pictórica de Gris y los dos momentos que ésta manifestaba: uno que era de acercamiento del artista hacia los objetos y hacia el exterior y otro de reconsideración desde el interior del artista hasta depositar una síntesis en al cuadro.  Junto a  Picasso y a Braque, Juan Gris fue el tercer y determinante factor hacia la relevancia del cubismo como uno de los principales movimientos artísticos en la primera mitad del siglo XX.

Anexos
Fig 1: Cronograma de movimientos pictóricos

Fig. 2 Braque, El Portugués. Oleo sobre lienzo.106 x 69 cms. 1911

Fig. 3. Picasso, Hombre con clarinete. Oleo sobre lienzo.106 x 69 cms. 1911

Fig. 4. Juan Gris, Tres lámparas. 1910

Fig. 5. Juan Gris, Retrato de Maurice Raynal. 1911

Fig. 6. Juan Gris, Retrato de Pablo Picasso,1912

Fig. 7.Juan Gris, Retrato de la madre del artista ,1912

Fig. 8. Juan Gris, La guitarra.1913.

Fig. 9.Juan Gris,Violín y grabado colgando.1913

Fig. 10.Juan Gris, El Fumador .1913   


Fig. 11.Juan Gris, Naturaleza muerta ante ventana abierta .1915.  




Jos
[1] Kahnweiler utilizó extractos de las cartas sus cartas para escribir su libro “Juan Gris”, publicado en 1945 por la editorial Gallimard de Paris.

[2] La conferencia se pronunció el 15 de mayo de 1924 ante el Grupo de Estudios Filosóficos y Científicos de la Sorbona, siendo publicado íntegramente durante ese mismo año en Trasatlantic Review, de París. 

[3] En 1913, con motivo de una exposición de Robert Delaunay en la galería Der Sturm de Berlín, Apollinaire prononció una conferencia que luego publicó en la revista Der Sturm con el título “La pintura moderna”. En ella se hace mención de los procedimientos de collage y papier collé.
[4] Werner Hofmann, Las bases del arte moderno.



Bibliografía

GANTEFHRER – TRIER, Anne. Cubism. Taschen, 2006; First Edition edition .2006
PIERRE, José. El Cubismo. Aguilar Ediciones, Madrid. 1968
NASH, J.M. El Cubismo, el futurismo y el constructivismo. Editorial labor, Barcelona. 1975

GLEIZES, METZINGER. Sobre el Cubismo. Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Murcia, 1986


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