martes, 11 de octubre de 2016

Lectura de "Sobre lo espiritual en el arte" de Wassily Kandinsky

Por: Yeni Maldonado S.



“Toda obra de arte es hija de su tiempo,

 y con frecuencia es madre de nuestros sentimientos”


Wassily Kandinsky, nace en Moscú el 4 de diciembre de 1866 en , su padre fue un comerciante de té, debido a ello se aleja en más de una ocasión de su amada Moscú. Sus padre se separan, y el niño se refugia en los cuentos fantásticos y la poesía. A ello se suma el alejamiento con la mamá, él la recordara como “belleza sobria y grave, sencillez exquisita y una energía indomable”; es así como asocia antagónicamente la figura materna con Moscú, creando el leit motiv  en sus obras de ‘Madre Moscu’.  (Düchting 1999:8)
Desde joven se inclina por las artes pero decide formarse en el derecho y la economía. Lleva una excelente vida profesional hasta 1896, cuando el físico Antoine Henri Becquerel descubre la radioactividad, este hecho sacudió los fundamentos científicos de la época y al propio Kandinsky quien relata “En mi espíritu equiparaba la desintegración del átomo como la del mundo entero. De repente cayeron los muros más firmes; todo parecía inseguro, vacilante y débil. No me hubiera extrañado si ante mis ojos una piedra se hubiese disuelto en el aire volviéndose invisible.”  (Düchting 1999:10)
En 1896, con 30 años de edad, Kandinsky  decide dar un giro  y conquistar sus inquietudes artísticas dormidas, no será una acción precipitada, pues considera que tienen la madurez suficiente para realizarse como artista. Viaja a Múnich, el  centro del arte para esa época. En 1892, se funda la Secesión de Múnich: espacio que pone en movimiento los rígidos frentes creados entre el naturalismo de la escuela de Múnich,  el historicismo académico  y las tendencias simbolistas.  Ese mismo año se funda la revista Jugend de  (juventud) espacio gráfico para el nuevo estilo, desde ese medio declara que “no hay un error mayor que creer que la representación  detallada  de la naturaleza es arte”, él integrara estos grupos, iniciando su vida como artista del nuevo movimiento. (Düchting 1999:13)

La cantante, 1903
Cromoxilografía, 19,5 x 14,5 cm

Sobre lo espiritual en el arte  fue  escrita en 1910 y publicada en 1912. Sin embargo, las inquietudes de Kandinsky  provienen de años atrás, en 1903  realiza el grabado La cantante, esta obra guarda estrecha relación con la tesis del libro:  Klang (el son). (Düchting 1999:17-37)

Introduce al texto afirmando que cada época tiene un arte propio. El intento de reproducir el arte del pasado, será como engendrar un niño muero. No debemos revivir las emociones del pasado, si lo intentamos seremos como el mono, con acciones imitativas carentes de sentido. No obstante, es innegable alguna similitud en todas las épocas, en diferente intensidad todos tienen aspiración espiritual, esto explica el uso de formas parecidas. Aquí, Kandinsky, asemeja el arte de su contexto con la de los hombres primitivos: “por la renuncia intuitiva a lo externo”.
Prosigue con una severa crítica a la filosofía materialista llamándola “pesadilla”. Las almas en este periodo lleva el germen de la desesperación, sin fe, sin metas y sentido. Cuando despiertan y ven la luz, dudan: si es el sueño o la temible realidad (la pesadilla). Entonces el alma se vuelve frágil, como una vasija vieja, producto de las dudas y el desasosiego materialista. Sin embargo, este periodo fortalece algunas almas por medio de la lucha y el sufrimiento, estas buscaran ascender. Si el alma es de un artista, este ya no gustara de emociones intensas, contrariamente, querrá despertar sentimientos sutiles, indescriptibles y desconocidos, solo visible para el espectador con gran sensibilidad. Actualmente, el espectador está acostumbrado, al retrato (imitación), al impresionismo (interpretación de la naturaleza) o al stimmung (supuesto estado de ánimo). Todas ellas cumplen como alimento espiritual, solo si son auténticamente artísticas. Permiten que el alma no se estanque en la ignorancia externa.
Describe detalladamente la dinámica de las galerías de arte y museos, criticando la nula comunicación entre la obra y el espectador. “las almas hambrientas se van hambrientas, la muchedumbre camina por las salas y encuentra las pinturas ‘bonitas’ y ‘grandiosas’. El hombre que podía decir algo no ha dicho nada y el que podría escuchar no ha oído nada”, el estado del L’art pour l’art[1]El artista estará interesado en la  satisfacción económica, llevándolo a competir con odios, intrigas y celos. El espectador es sensible a ello y se aleja.
Afirma que hay diferencias entre el ‘arte nuevo’ y el de periodos pasaos: el primero es externo “no tiene porvenir”, nunca crecerá, esta castrado y perecerá cuando pase la atmósfera que lo creo; el segundo tiene base interna, lleva  “el germen del futuro”, no es solo eco de su tiempo, el sí evoluciona y lleva una  gran energía profética.

El movimiento


Describe la vida espiritual como un triángulo dividido en partes desiguales, la superior es la más angosta y pequeña. Se mueve, lento, hacia delante y hacia arriba. El vértice superior representa el hoy que al ascender será el mañana: “lo que hoy es comprensible para el vértice de arriba y resulta una tontería incomprensible para el resto del triángulo, mañana será razonable y con sentido para la segunda sección de éste.” En este vértice agudo, a veces, hay un hombre, que contempla la gran vista, pero a vece se entristece por lo que ve. Suele ser incomprendido y llamado loco. Beethoven será un buen ejemplo, ninguneado en su época, y llevara muchos años para ser comprendido por las secciones inferiores. Pero este hombre, no siempre, es un artista; será todo aquél que lleve el germen del futuro, con un excepcional manejo de sus sentidos y amplia compresión del alma humana.

Los artistas están en todas las secciones de triángulo, solo algunos serán profetas; los que tengan poca sensibilidad o desinterés en elevar sus pensamientos, ejecutaran un arte con fines bajos (económicos y desde el ego). Su arte será de fácil asimilación, por ello aceptado por las masas de su sección. Engañaran a las almas, con  hambre de pan espiritual, dándoles el supuesto arte puro. Las almas se resignaran a ese arte, iniciando un envenenamiento de las secciones inferiores y así progresivamente comienza el descenso veloz de las almas. Una epidemia que genera épocas decadentes, mudas y ciegas, el triángulo parece quieto. Celebran los bienes materiales y desarrollos tecnológicos superficiales, pero se burlan y subestiman las fuerzas espirituales.
Las pocas almas que no se pierden en la pesadilla materialista, deben cultivar infatigablemente en su talento (des lo interno) y en ocasiones desde el cautiverio para no ser absorbidas por ‘la noche espiritual’. Por otro lado, los artistas hijos del materialismo, siguen perfeccionando su técnica, suponen hacer grandes obras que son apreciadas, solo, por sus colegas o los mecenas. Sus obras tendrán, para Kandinsky, el corazón frió y el alma dormida, que provocará la indiferencia del espectador, para sobrevivir a ello se concentraran en grupos y auto validaran sus obras. 
Sin embargo, Kandinsky, considera que siempre habrá un artista que se cuestione desde el “como”, que es la luz antes mencionada; quizás no sea un profeta, pero hace la diferencia al cuestionarse. El ‘como’, es la emoción espiritual del artista, el camino que seguía lo llevará al reencuentro con el ‘que’. Asegura el ‘como’ como el cuerpo y el ‘que’ el alma del arte. Por ello, son inseparables y su unión una experiencia plena.
Luego realiza una crítica directa a su tiempo, asegura que el triángulo espiritual parece estancado, por una de sus bases, la más extensa y que se alimenta del credo materialista. Ellos se proclaman ateos, algunos dicen: 'dios ha muerto', desde el concepto económico son socialistas. Las masas de las secciones bajas del triángulo estas acostumbradas a ser guiadas y saben acoplases al pensamiento de su tiempo. Creen en frases como la de Virchow “he disecado muchos cadáveres y nunca he encontrado una alma”. Revisan textos de Scheweitzer  y Marx. En este contexto: la ciencia, las artes, la literatura, la música, son consideradas solo si se puede medir y comprobar. Los otros campos de estudios los llamarán ‘disparates’.
Sin embargo, existe un temor entre ellos, que solo los audaces admite. Al tener una formación intelectual se dan cuenta, en cierta forma, de una pirámide; es decir saben que lo formulado anteayer fue rebatido por la de ayer, para luego ser sustituido por el hoy y comprenden que el mañana es potencialmente aniquilador de los anteriores. Entonces se ven construyendo sobre bases frágiles por ser constantemente rebatibles. No se saben capaces de resolver este problema; recuren a las academias en busca de teorías válidas, pero tienen de guía un arte externo. Ignoran, aún, que este arte es  para el pasado, jamás regirá el futuro.
Es a partir de aquí que Kandinsky propone la intuición como el camino para reencontrarse. Esta teoría será la luz ante la posible destrucción de una estructura tan frágil. Las personas espirituales verán la caída de muros pero se mantendrán a salvo por una fuerza indescriptible. Los no caídos, serás los sabios profesionales que se cuestionan e investigan incansablemente; ellos serán los encargados de erigir nuevamente la pirámide, y podrán superar los límites físicos, saben que no hay fortalezas inexpugnables. Volverán hacia el espiritual, antes ninguneado como ‘charlataneria’ y los milagros adquirirán consideraciones en el ámbito académico. Se mira a los pueblos primitivos, se investigan sus métodos, como la filosofía milenaria del pueblo hindú. Un caso particular son las sesiones espirituales en la criminología[2].

H. P. Blavatsky

Una de las sociedades más reconocidas será la Teosófica, fundada y dirigida por Madame Blavatsky, tras su viaje a la India recoge métodos milenarios de su cultura para resolver los problemas del alma y lograr el autoconocimiento. Por medio de La clave de la Teosofía expone doctrinas que serán la base para el movimiento que se vislumbra, una promesa de salvación para los corazones desesperados y asegura que la  tierra será el cielo en el siglo XXI. Según Nietzsche, cuando las bases de la religión, la ciencia o la moral se ven en riesgo de derrumbarse, el hombre aparta la vista de lo exterior y se dirige hacia sí mismo. Las artes, son el sector más sensible y serán los primeros en percibir el giro espiritual.  Un camino libre en búsqueda de lo inmaterial de las almas sedientas.
Kandinsky, propone ejemplos en las diferentes artes:
En literatura, considera a Maurice Maeterlinck como unos de los primero profetas después de la época decadente. Este autor, desagrada de la palabra, esencialmente cuando sirve de nombre. Considera que esta sin ser objeto conduce a la imaginación, y despierta una vibración trascendente en el corazón. Los medios verdaderamente interiores no pierden tan pronto su fuerza y eficacia. Por ende su obra nos introduce a un mundo fantástico, sobre natural con personajes que parten de la oscuridad espiritual, que buscan en las tinieblas y sobre las que se cierne una fuerza invisible, un miedo desesperado. Construye atmósferas artísticas, castillos, noches de luna, pantanos, viento, lechuzas, etc. Las obras llevadas al teatro juegan con objetos simbólicos, para estimular al espectador, considera que al insinuar las fuerzas naturales en el escenario, lograra transcender la emoción en la mente del espectador. La palabra tiene dos significaciones, externa e interna. La segunda es la que utiliza la poesía y la literatura.

L’Oiseau bleu, Maurice Maeterlinck

En el campo de la música, reconocerá a R. Wagner por sus composiciones de atmósfera espiritual, que puede transmitir el espíritu de un héroe por medio del sonido. También destaca a los músicos rusos, Mussorgsky, Debussy y Skriabin, por renunciar a la belleza  habitual. Así mismo, el compositor vienés Arnold Schönberg, también renuncia a la belleza convencional, pero aporta algo más, la vivencia musical ya no es acústica es puramente anímica.

Arnold Schönberg

En la pintura reconoce las formas abstractas como el medio próximo a lo espiritual, resalta a tres artistas completamente diferentes. Rossetti, quien se une a los prerrafaelistas y revive formas abstractas; Böcklin, quien trabajo formas mitológicas y de leyenda, bajo la abstracción; finamente Segantini, hace paisajes en forma y detalle abstractos. También menciona a Cezanne, como investigador de nuevas leyes de la formas. Destaca la capacidades del artista para elevar la nature morte a un nivel donde los objetos parecen vivos, transmite las cualidades pictóricas internas para causar resonancia. Muy semejante es Henri Matisse que pinta personas o cosas desde la intensión de representar lo divino en cada una de ella. Sin embargo, aclara, que hay en él una fuerte base impresionista, alguno de sus cuadros serán externos.
Finalmente, Pablo Picasso, sigue los imperativos de la autoexpresión. Destruye la materia por medio de la fragmentación en distintas partes. Para Kandinsky, Matisse será el color y Picasso la forma.

La pirámide
La diversidad de artes en periodos cortos podrá ser el camino a la espiritualidad; y la tendencia hacia lo no natural, lo abstracto, lo interior, tendrá un fin único: el autoconocimiento. Por ello regresan al estudio de la tonalidad espiritual interna en los objetos y el material.
En esta pirámide de artes, Kandinsky, pone como expresión suprema a la música, por ser la más abstracta. Las diferentes artes pueden servirse unas a otras, solo para comprender como utilizan estas sus medios. Por ejemplo: la música tiene resultados inasequibles para la pintura, pero no tiene algunas de sus cualidades. La música utiliza el tiempo y las dimensiones; la pintura no, pero tiene la facultad de presentar el contenido de la obra en un instante. La música no toma formas de la naturaleza, por lo contrario, la pintura depende de estas formas.
Todas las artes marcan límites externos, pero interiormente son similares. Al unirlas nacerá el arte de hoy, el monumental. La unión de los tesoros ocultos de las artes construirá una pirámide espiritual que se puede elevar al cielo.

Los efectos del color
En principio el efecto del color es físico, su belleza y cualidad podrán satisfacer; sin embargo esta sensación externa es de corta duración. Para Kandinsky la sensación debe ser más profunda así crear vivencia psicológica. Los objetos desconocidos, al primer contacto, nos generan sensaciones fuertes, después de saber sus cualidades, la curiosidad desaparece. Afirma, que por medio del conocimiento el mundo pierde misterio. Por otra parte, el ser humano conoce más cualidades de los objetos y de los seres; y es muy probable que desarrolle una gran sensibilidad para sentir el interior de los objetos, hasta escuchar un sonido interior. 

El color jugara un rol muy importante, sus diferentes tonalidades pueden impregnarse en el espectador según su intensidad. Kandinsky asemeja el amarillo limón con el tono alto de una trompeta, este efecto estridente genera una conmoción emocional. Ellos también pueden generar efectos externos, el color rojo provoca dolor, por su parecido a la sangre. Entonces se deduce que los colores no afectaran solo la vista, también a los demás sentidos. De manera que la fuerza psicológica del color provocará una vibración anímica directa al alma humana, una vibración similar al sonido. 


Los seres sensibles podrían vibrar en diferentes partes al mismo tiempo, con un solo estimulo.  Coma las personas que poseen sinestesia. Kandinsky, explica la vibración del color en el alma así: el artista es la mano de pianista, la tecla es el color,  el martillo es el ojo del espectador y el cuerpo del piano el alma.


El lenguaje de las formas y los colores
El sonido musical tiene acceso directo al alma; para Goethe, el hombre lleva la música en sí mismo. Para Kandinsky existe un parentesco entre las artes, en especial la música y la pintura. Goethe será una guía a estas ideas, con el concepto de encontrar el Klang ‘bajo continuo’ en la pintura, así evolucionar al sentido abstracto y alcanza composición puramente pictórica. Solo requiere de color y forma.
La forma puede existir para representar lo real o no, como delimitación; el color pensado es ilimitado, pero necesita límites al representarlo físicamente. En la mente el color es puro, al representarlo físicamente se puede alcanzar distintos matices. Los milites, también, servirán para separarlos en tonos, y no modificar la característica subjetiva por contacto con otro tono.
La forma y el color tendrán dinámicas especiales, cada una por su parte tienen sonidos internos, al juntarse pueden elevar una emoción o calmarla. Para explicar esto, Kandinsky hace una comparación entre las composiciones en forma-color y el aroma que pueden llevar.

La forma encierra un elemento interno, “toda forma tiene un contenido interno del cual es expresión.”
El artista consiente, utiliza su alma e intenta formas más expresivas que lo real. Se da cuenta que es inútil copiar imágenes reales, e intentar arrancarles un tipo de expresión. Es ahí cuando el artista se propone objetivos netamente pictórico. Para lograrlo tendrá dos dificultades que tiene que ver con la forma: la composición general del cuadro y la creación individual de cada forma.
El artista puede trabajar con formas orgánicas o abstractas, pueden mezclarse o no, cada una lleva un sonido interno único, para lograr componer se debe buscar armonía en la unión de estos sonidos. En este juego, se puede lograr armonía o caos, es el riesgo que corre al unir formas orgánicas con abstractas. Finalmente, se percata que algunas formas abstractas pueden sustituir a las orgánicas, ahí comienza la eliminación de formas orgánicas; sin embargo, para hacerlo debe reconocer el parecido en el sonido interno y escoger la forma abstracta adecuada, de lo contrario apagará la composición del cuadro. 

Señoritas de Avignon, Pablo Picasso
"cuanto menos oculto este el elemento abstracto de la forma,
más primitivo y más puro sonará” (Kandinsky , pag. 52)

Se pueden crear composiciones básicamente abstractas donde se suprima las orgánicas, la constancia en ello facilitara la creación del artista y el espectador afinara su sensibilidad.
En este punto Kandinsky se cuestiona si es preferible dejar lo figurativo por lo abstracto. Pero reconoce dos riesgos: la abstracción puede suprimir vibraciones importantes de  figuras orgánicas; así mismo esta libertad lleva consigo la omisión de obligaciones, olvidando trasmitir el sonido.
Ahora bien, las figuras que componen la obra pueden modificar su sonido interno si se asocian a otras formas y al cambiar su objetivo. En consecuencia,  nada está dicho. Solo la intuición del artista será su guía para composiciones armónicas y transcendentes. Al inicio parecerá un problema pero terminara enriqueciendo al arte. Kandinsky asume que será positivo pues al generar misterio crea más interés en las almas que contemplan estas obras y genera buscar el leit-motiv.
El color y la forma, generan un contrapunto pictórico, su unión compondrá la obra. Kandinsky revela tres ‘necesidades místicas’: el artista como creador, el artista y su tiempo, y por ultimo como un servidor del arte. Afirma que la impresión social y la individual del artista no trascenderán pues se quedan como eco su tiempo, pero el tercero, es lo puro y eternamente artístico, permitirá a la obra llevar el sonido interior al futuro.
Todos los medios son sagrados y necesarios mientas muestren la necesidad interior, por el contrario, sacrílegos, si no muestra nada. El arte actúa sobre la sensibilidad por lo tanto solo puede actuar atreves de ella.
Kandinsky describe, los colores con vibraciones en tonos, emociones y sensaciones, unos ejemplos:
“estos sentimientos no son más que determinados estados anímico. Pero los tonos de los colores, al igual que los musicales, son de naturaleza más matizada, despiertan vibraciones anímicas muchos más sutiles que las que se pueden expresar con palabras” (pag. 76)

Teoría
Se busca el Klang 'bajo continuo' pictórico. Kandinsky, afirma que la emancipación de la naturaleza está en su comienzos, la construcción sobre una sabe puramente espiritual requiere de una largo trabajo. No se trata de destruir los lazos con la naturaleza, si se hiciese eso sería una composición de formas decorativas.
La abstracción no será el fin en la búsqueda de la necesidad interior. Sin embargo es muy importante como camino. Aún estamos ligados a la naturaleza porque adquirimos formas de ella; pero, hasta qué punto podremos abstraerlas. Bien, aquí la intuición del artista será la guia para crear con la libertad. 
El fin de arte es crear un dialogo en intercambio de emociones. Entre el arte y el espectador, no obstante su fin no es dar relatos coherentes. Si pretendemos que estas composiciones se expliquen rompemos su espiritualidad

Finalmente nos habla de la danza, en sentido primitivo, esta expresión sería el primer arte monumental: tendrá un sonido interno, que puede ser expresados por las distintas artes al mismo tiempo. Efectivamente en ella convergen el movimiento musical, el movimiento pictórico y la danza en sí. El triple efecto del movimiento interno "la imprecisión externa es aquí coherencia interna"

La obra de arte y el artista

El artista está dotado de fuerzas activas y creativas. La obra de arte va a crear una atmósfera espiritual. Será necesario que el pintor cultive su arte y su alama, para que esta pueda calibrar el color por sus propios medios y producir vibraciones anímicas puras.
Su arte no debe ser ni exacto ni equilibrado, ni anatómico o exacto, pero sí llevar una fuerza útil que sirva al desarrollo y a la sensibilidad del alma humana. De este modo, apoyar al movimiento de triangulo espiritual. Entonces, el arte es el lenguaje que habla al alma, si el arte deja de hacer esto, creara un vació. El artista se debe ponerse al servicio del alma humana, tiene obligaciones y deberes. 
Finalmente, por medio de esta teoría el arte se acerca a la composición consciente y racional que está ligada al nuevo reino espiritual.


Bibliografía

Düchting, Hajo
1999                           Wassily Kandinsky, una revolución pictórica. Alemania: Taschen.

Kandinsky, Wassily
2014                           Sobre lo espiritual en el arte. Primera reimpresión. Mexico: Colofon S.A



[1]Es: “la eliminación de los sonidos internos, que son la vida de los colores, la dispersión de las fuerzas del artista en la anda”
[2] Dr. C. Lombroso. 

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