El
Nacimiento de Venus
El Nacimiento de Venus, 1478. Medida: 172.50cm x
278.50cm. Galería degli Uffizi
Técnica: Pintura al temple.
De Sandro Botticelli (+1510)
Análisis Formal
La composición de este cuadro, a simple vista, es
piramidal, los tres elementos del primer plano están dispuestos de tal forma
que entre ellos se genera un triángulo visual (Alberti fundará esta definición:
el cuadro es una intersección plana de la
pirámide visual, E. Panosfky), los elementos de los extremos, generan una
tensión hacia el punto central de la composición que también es el centro del
espacio.
Debería de percibirse una composición estática al tener un elemento en
el centro del cuadro, sin embargo, la ligera inclinación de la forma hacia el
lado izquierdo del cuadro, hace vacilar lo expuesto anteriormente, siendo el
punto de inflexión que hace de este cuadro un espacio lleno de movimiento.
Haciendo hincapié en la inclinación de ese “triangulo
visual”, ese ligero desplazamiento, siendo más exhaustivos en la contemplación,
se observa una división y distribución
aurea del espacio, generándose el famoso espiral de Fibonacci, es gracias a
este aporte matemático aplicado en la geometría oculta que el cuadro se dota de
movimiento y dinamismo.
Observando cada elemento, es de notar que cada forma
individual está dotada de un dinamismo orgánico, donde la curva es el
movimiento principal. Las formas contorneadas de los cuerpos en contraposto, los
cabellos ondeantes, y el gran concierto de caprichosos pliegues indican la
presencia constante del viento circundante.
Las formas están firmemente remarcadas por la fuerte
línea de contorno, dando la sensación visual de estar desintegradas del fondo,
generándose así dos planos de lectura. La luz del cuadro es múltiple, sutilmente se puede notar que penetra del lado
izquierdo del cuadro, y eso lo podemos divisar en el sutil modelado de las
formas, claramente se ve en la pierna de la mujer del centro, un exquisito
esfumato que genera volumen a la forma. El fondo tiene una luz de ambiente, y
los arboles tienen una luz superior
El fondo, ya separado por la línea, insinúa una ligera
perspectiva, tanto por la presencia de las olas del mar que se van reduciendo
en tamaño, una línea en forma de “v” y mimetizando con el cielo, y también notar como
la tierra, hacia el lado izquierdo del cuadro, va disminuyendo en tamaño y
agrisándose hacia atrás.
El lado derecho del temple se visualiza dos personajes, suspendidos sobre el mar, y
hacia el extremo opuesto, el lado izquierdo del cuadro, se revela una mayor
cantidad de elementos que condensan el espacio, lo vuelven más pesado.
En la composición es notable como el elemento de la
derecha inician un soplido que desequilibra al elemento ascendente del centro,
que se desarticula para caer en los brazos
del personaje de la izquierda del cuadro.
La mujer del centro es la representación de la belleza
absoluta, sus suaves y contorneadas formas le dan la dimensión de sacralidad.
Su largo cuerpo sugiere una proporción exagerada del canon de la anatomía, es
de notar como la mano derecha con el antebrazo es excesivamente largo si lo
comparamos con el brazo.
Todo este recorrido visual está acompañado del
desprendimiento, a manera de lluvia de las rosas, que caen a manera de pluma.
La sensación espacial de profundidad se logra a través
de la línea, además de la división del espacio matemáticamente.
Sobre el color, el tono general es policromático, es
notable que el fondo goza de colores fríos y en primer plano, los colores
cálidos y dorados, dándose un contraste por temperatura (frío y cálido) que a
la vista se sienten armónicos y equilibrados.
En esencia el cuadro es una imagen mística que atrapa
y nos deja en un estado de contemplación.
Análisis
Iconográfico
“Danzan
las blancas Horas, y el viento sus cabellos alborota (…). Tres ninfas (…) con
su manto de estrellas la cubrirán. Poliziano.
Sandro Botticelli es el representante del primer
renacimiento, un humanismo italiano Florentino. El Neoplatonismo inunda el
pensamiento de la época, donde se contrasta el mundo fenoménico con el mundo de
las ideas. Es una época donde el arte se eleva al nivel de ciencia y el valor
de la belleza está por encima de todo, donde la filosofía clásica y la poesía son
un medio más no un fin. Es una época donde se confirma el presente a través del
pasado.
En este cuadro, Botticelli representa en este cuadro
el Nacimiento de Venus, inspirado en la obra de Angelo Poliziano, que esté, a su vez se inspirará de los poemas Homéricos.
Es increíble ver en Botticelli la magnificencia y detalle meticuloso de la
representación de la obra escrita, siguiendo al hilo cada párrafo y cada
detalle de los versos escritos en “La Giostra Estanza” por Poliziano.
Este cuadro es realizado por encargo de Lorenzo de Medicis, mecenas de Sandro
Botticelli y amante de los textos Homéricos y de las obras de Poliziano.
Botticelli nos muestra a la diosa Venus, que en la Grecia antigua es llamada
Afrodita (Venus aparece en el segundo
himno Homérico como Afrodita, Warburg), la diosa del amor. La
Venus de Botticelli está de pie sobre la
concha, trata de taparse con sus ondeantes cabellos el sexo y se cubre el pecho con la mano derecha (Warburg);
alargada, de formas redondeadas, en un contraposto que le da una inestabilidad
como si se estuviera cayendo. La desnudez de Venus se convierte en pudor, una
desnudez sacralizada, llenándola de magnificencia y un toque mágico celestial; es el compromiso de Botticelli con la fantasía
antropomórfica y la comparación reflexiva (Warburg) (aquí se nota la
influencia del texto de Poliziano, su mentor, y la influencia de los textos de
Alberti que Botticelli leerá y plasmará); emerge sobre el mar impulsada por el viento de los dos mofletudos Céfiros (Warburg)
hacia la arena, y la Hora de la Primavera (no tres como relata Poliziano) está
esperando que caiga con un gran manto
salpicado de flores multicolores(Warburg) para cubrir su desnudez.
La Hora de la primavera es reconocible por su cinto de
flores de rosas como distintivo. En los versos de Poliziano se mencionan a tres
Horas, Botticelli la reduce a una.
Botticelli, en el cuadro, le coloca una guirnalda de
flores en el cuello, y la tela que sostiene está diseñada con flores, además
detrás de ella se fecunda la vegetación, divisando grandes árboles de naranjos.
Céfiro el Dios del viento suspendido hacia el lado
derecho del cuadro, se le representa fuerte, de una estructura angular y
también alargada, es cargado por uno de sus querubines, sopla fuertemente para
que la bella Venus se desarticule y caiga en los brazos de la Hora.
Algunos autores
determinan que el segundo Céfiro, que tiene aspecto de mujer, seria Clotis, basado en el texto de Ovidio,
Fausto. Flora es atrapada por Céfiro y
como regalo de bodas ella tendrá el poder de convertir en flores todo aquello
que toque, Warburg.
El movimiento ondeante y elocuente de los cabellos
dorados de Venus, de las telas, gazas y demás ornamentos, responden a la
necesidad y afán del pintor por perennizar el momento (como una fotografía
instantánea) de la manera más fidedigna tal y como aparece en el poema de
referencia. Responde también a una norma que
León B. Alberti menciona en uno de sus postulados: “Debe de dotar de movimiento los accesorios sólo allí donde el propio
viento pueda originarlo realmente”; según Warburg, el tratamiento agitado de
los elementos ornamentales se pueden catalogar como una influencia de la Antigüedad.
La expresión de la obra es la encarnación de una
fantástica narración alegórica de un evento griego, que tiene como raíz de
inspiración a los poemas griegos Homéricos; es la apertura a la libre intromisión de elementos paganos (los rezagos
de la edad media considera a todo elemento no cristiano como pagano), que se
van transformando y sacralizando, que se dotan de divinidad a través de la
representación de las formas blandas cautivantes, el constante movimiento y los
sutiles volúmenes, que atrapan al espectador y lo sumerge en la contemplación donde lo
sagrado y lo profano se desfiguran y se empiezan a entremezclar, esa ambigüedad
hace del cuadro una pieza en sí misma, el cuadro empieza a hablar por si solo y
cada elemento acentúa el concepto de narración.
Botticelli, lleno de conciencia neo-platonista, será el precursor de estas obras que irrumpen
los espacios de palacios y casas de funcionarios y burgueses ilustrados, en una
época de re-descubrimientos de textos griegos pertenecientes a poetas,
filósofos y científicos de la edad Antigua Edad Clásica.
Bibliografía
E. Panofsky, La Perspectiva como Forma Simbólica.
Warburg, El Nacimiento del Paganismo
Vasari, La Vida de los más excelentes pintores
Muy buena la información! Muy interesante.
ResponderEliminarBuenísima la información!
ResponderEliminar