Arte europeo del siglo XIX y XX, 2012-2
Marion Pintault
El horizonte abstracto y conceptual del cubismo
El
cubismo es un movimiento artístico de la vanguardia del siglo XX, que nació en
Francia con Pablo Picasso y Georges Braque en 1907 y que perdura hasta los
fines del siglo. Se desarrolló en lo que se llama "La Belle Époque", un periodo histórico de
progreso a todo nivel en Europa, que se extiende desde los finales del siglo XIX hasta la
Primera Guerra Mundial. Marca el principio de la modernidad en el arte, revolucionando
también música y escultura, creando una ruptura con la estética clásica, el
concepto de belleza y las formas de observar la naturaleza.
El
cubismo apareció en 1907, a raíz de una exposición retrospectiva del arte de
Cézanne en Paris, justo después de su muerte en 1906. Él trabajó mucho en la
observación de la naturaleza que le llevo a la idea de la visión binocularia
del mundo, o sea de dos percepciones simultaneas ligeramente diferentes, que corresponden al ojo derecho y al ojo
izquierdo. Esta separación impide la percepción de la perspectiva y cambia la
del espacio que conocemos. Además ese evento presentó otro un punto de vista
que influencio mucho a la vanguardia parisina: la simplificación de las formas
naturales en sus formas geométricas simples. Esa teoría fue desarrollada por Cézanne en una carta al
pintor Emile Bernard en 1904, en la que escribió: «Tratar la
Naturaleza por el cilindro, la esfera, el cono, todo ello en perspectiva; es
decir, que cada lado de un objeto o de un plano se dirige hacia un punto
central». Los cubistas que deseaban una relación más profunda e intelectual con
lo que pintaban para alcanzar una realidad superior, encontraron ahí una
solución. Y al ver después las obras construidas a base de formas geométricas,
el crítico L. Vauxcelles afirmó que los pintores "desprecian la forma y lo
reducen todo, paisajes, figuras y casas, a esquemas geométricos, a cubos".
De ahí viene el término "cubismo".
Además de
la influencia de Cézanne, diferentes elementos históricos, que reflejaban el
cambio de las mentalidades, favorecieron la aparición del cubismo. Primero el
desarrollo de la fotografía, que representa la realidad de manera exacta, arrastró el arte a buscar
una nueva manera de ver el mundo con más reflexión y no tener como objetivo
sólo representarlo. El desarrollo del psicoanálisis fue otro factor en la medida en que revela que cada humano tiene
pensamientos conscientes e inconscientes cuando actúa, y el arte puede ser una
manera de representarlos. Y finalmente, la teoría de la relatividad
de Einstein (1905) fue otra influencia, revelando una nueva percepción del
mundo, diferente de la habitual geometría euclidiana. Se puede añadir a la lista
el coche, la luz eléctrica, la radio y otras nuevas tecnologías que modificaban
la percepción del mundo y las relaciones a lo real.
Entonces,
si el cubismo tiene como objetivo dar una nueva visión del mundo, y alcanzar
una realidad superior, podemos preguntarnos de qué manera este movimiento puede
acabar por ser percibido como un movimiento abstracto.
El cubismo analítico
representa en efecto un paso hacia lo abstracto por el abandono de las reglas
del Renacimiento y la fragmentación de la figura representada que casi no se
podía reconocer. Pero esa abstracción siempre fue reflexionada y construida,
justamente con el fin de dar una visión única de la realidad. Con la fase
sintáctica, los cubistas encontraron una solución a este problema, trabajando
gracias a la sintetización del objeto, a su concepto, entre realidad y
abstracción.
* *
I. El
cubismo analítico: un primer paso hacia lo abstracto
a) El análisis de
las formas
La
primera etapa cubista que se sitúa más o menos entre 1907 y 1909, se llama precubismo
o fase "cezanniana" justamente por su influencia. Los objetos están
representados gracias a volúmenes en dos dimensiones y la perspectiva
desaparece, con la intención de separarse del sistema ilusionista creado en el
Renacimiento. Ej: Picasso, Les
Demoiselles d'Avignon, 1907. Notamos perfectamente la influencia de Cézanne
a nivel estructural (Les Cinq baigneuses,
1885-1887) y del arte primitivo que interesó a muchos artistas de la época. Ya
se empieza a representar caras desde diferentes puntos de vista (nariz de
perfil en una cara derecha…).
Pero muy pronto, esta idea se
refuerza y el objeto es representado como está en su integralidad, es decir
desde todos los puntos de vista del artista acerca de ése, y no como se lo ve
de manera directa, del sólo punto de visto del ojo humano. Por eso, fragmentan
el objeto al máximo para representar todas sus facetas al mismo tiempo, gracias
a formas geométricas simples, tal como el cubo. Por esta análisis gracias a la
descomposición, Juan Gris llama este periodo, el "periodo analítico",
que corresponde más o menos a los años 1909-1912 y que concierna sobre todo a
Picasso y a Braque
Lo más importante para los cubistas
era llegar a una realidad superior mediante un trabajo sobre el espacio, en
toda su complejidad. Braque decía: "Existe en la naturaleza un espacio
táctil, casi diría que tangible… Este es el espacio que me fascinaba, y eso es
lo que era la primera pintura cubista, una investigación en el espacio".
Para los pintores, el espectador debe tener la sensación de haber caminado
alrededor de los motivos, de haber sentido los espacios existentes entre ellos.
La obra debe ser el lugar donde cada uno descubre nuevas relaciones con el
mundo que lo rodea, al contrario del impresionismo, como en Los Nenúfares de Monet, ya que el
espectador camina delante de la obra y no en su interior para descubrirla.
Además, este espacio debe ser equilibrado en su estructura, para insistir en su
carácter autónomo.
En
Mujer con peras (1909) de Picasso, la
perspectiva y la profundidad parecen haber desaparecido pero en realidad, se
pueden percibir gracias a los ángulos contiguos y superpuestos de los
diferentes planos. Unos planos acercan detalles lejos o pequeños y otros alejan
los que parecen estar en primer plano. El color no respeta la realidad y se
limita al verde, ocre, gris y negro, pero el trabajo de la luz es importante ya
que se refleja de manera antinatural en cada fragmento, debido a la
representación desde varios puntos de vista. Este juego de luz y de sombra contribuye
en cierta manera a dar una perspectiva y un relieve al dibujo. A pesar del
rechazo de los sentimientos en el cubismo, yo veo en este cuadro la expresión
de la sensualidad de Fernande y del amor de Picasso por ella, sobre todo a
causa de la importancia del cuello de la mujer. En esta época, Picasso
frecuentaba a Modigliani que siempre representaba a las mujeres con cuellos
largos para expresar la belleza femenina, el refinamiento. Me hace también
pensar en el poema La tierra es azul como
una naranja de Paul Eluard que fue uno de los mejores amigos de Picasso, y
que dice: "El alba se coloca en torno al cuello/Un collar de
ventanas". Una vez más el cuello es visto de manera sensual, y como signo
de adorno poético. La posición central de la boca de la boca de la mujer y la
torsión de su cuello son como una invitación a besarles en un entorno cerrado,
intimo, reforzado por la presencia de la cortina. La forma rectangular del
cuadro permite acentuar la elongación del cuerpo femenino, y el estudio
meticuloso de la cara prueba que Picasso la ha mirado o tocado con atención. En
este cuadro entonces, sólo un elemento es escogido por Picasso para ser
analizado y fraccionado, y de esta manera se aleja del retrato tradicional en
los que se dibujen rasgos individuales de la persona para que sea reconocida.
Al contrario de la cara, las frutas, la mesa y el resto mantienen una forma
casi tradicional.
Con el tiempo, ese análisis del
objeto y del entorno iba amplificándose como podemos ver con el Retrato de Ambroise Vollard de Picasso (1910).
El dibujo es mucho más fraccionado y la paleta se vuelve monocroma, pero
podemos reconocer al hombre. Se parece estar en relación con seres divinos, por
sus ojos cerrados, sus manos cerca del pecho y la luz casi mística que se desprende
de la obra. Es como si la obra cubista nos acercará de un mundo inaccesible,
más allá del mundo visual.
b) La descomposición
de las figuras puesta al límite
En 1909, todavía
los objetos tenían una forma geométrica bien establecida y de ahí, eran fácilmente
reconocibles en un cuadro sin perspectiva. Pero con esta análisis muy
trabajada y cada vez más compleja, las facetas de los objetos se vuelven
extremadamente fraccionadas. Esas nuevas obras, creadas a partir de pequeñas formas
geométricas, rápidamente se convirtieron en una casi abstracción visual. Por
eso, este período tiene también el nombre de cubismo hermético.
En
Mujer leyendo que Braque pintó en
1911, el referente figurativo sigue existiendo pero
es cada vez más incomprensible ya que se mezcla con los demás
objetos y aún con el fondo. El espacio se vuelve ambiguo y el sistema de planos
abiertos interactivos es complejo; todos son independientes, de tamaño
desiguales y discontinuos. No podemos distinguir el cuerpo humano del libro o del
sillón ya que el motivo se fusiona con su entorno. Lo que parece representar
formas del cuerpo puede convertirse en elementos externos, puesto que todo
recibe el mismo tratamiento en la composición, tanto a nivel de las pinceladas
como a nivel del color que se limita sólo a tonalidades de marrón y gris. Este
periodo monocromo permite insistir en la técnica de los cubistas. Braque decía:
"Sentía que el color podía interferir de algún modo en la percepción del
espacio, y por ello lo abandoné". Entonces, todo parece mezclarse, lo que acentúa
la unidad de la superficie de la tela, pero al mismo tiempo obliga al
espectador reconstruir la forma mas allá de los limites establecidos. En el
cuadro, se parece que la luz se concentra en el rostro de la mujer y en el
libro, es decir los dos elementos principales según el titulo, pero participa más como deslumbramiento
cegador que como aclaración. Ahora, a parte de este punto central, la luz se
distribuye uniformemente por toda la superficie de la tela para preservar el
equilibrio compositivo, que fue uno de los mayores objetivos de los cubistas.
Lo que dificulta también la percepción de la figura es el renuncio a toda
la tradición humanista del renacimiento. La escena no está ordenada según el
ojo humano y la perspectiva que ofrece, sino según un análisis de la forma
natural. Entonces, no hay punto de fuga que nos ayuda a reconstituir la
composición, ni contornos bien definidos. Cuentos más elementos lograban
analizar Braque y Picasso, más se oscurecía la claridad de la obra debido a la
profusión de los detalles, al juego luces/sombras… Se acabó por perder la
lectura y el sentido de la imagen, comprensible sólo por adición. Si miramos la
obra abstracta Doble fuga del pintor mexicano Manuel Felguérez (2003),
casi podría ser una parte de la obra Mujer
leyendo. Según el critico Arthur Jerome Eddy, "en poco tiempo, Picasso
y sus seguidores, suprimiendo lo real y lo particular, han llevado la
abstracción hasta tal punto que sus pinturas presentan el mismo grado de
emoción que una complicada proposición geométrica".
Esta nueva análisis del mundo fue
rechazo por los pintores más tradicionalistas, pero también posteriormente por
la propia vanguardia, con los futuristas, ya que según ellos había demasiado estatismo en el
cubismo, lo que no correspondía con el mundo actual dinámico. Pero lo que hay que entender es que el movimiento está en el hecho de qué
el objeto está representado bajo todas sus facetas. Al contrario de los
impresionistas que pintaban paisajes efímeros (ej: Monet y las diferentes
representaciones de La Cathédrale de
Rouen), los cubistas buscaron una imagen que se queda igual en el tiempo, y
que perdura o sea que representa cualquier tipo de movimiento a la vez, tanto
del tiempo que pasa como del pintor acerca de su modelo. En este sentido, el
cubismo quiere ir más lejos en la noción de lo visible, pudiendo representar el
sujeto en un contexto más largo, rechazando la sensibilidad y lo efímero, como
los objetos que se disuelven en los efectos de luces. De ahí, se niega el color
y se refuerzan la formas geométricas para dar cierta solidez a la obra. Juan Gris aludía a eso diciendo: "Justamente por reacción contra los elementos
fugitivos empleados por los impresionistas en sus representaciones, se ha
querido buscar, en los objetos a representar elementos menos inestables. Y se
eligió ésta categoría de elementos que quedan en el espíritu por el
conocimiento y que no se modifican a todas horas. La iluminación momentánea se
sustituyó, por ejemplo, por lo que se pensaba que era su color local. La
apariencia visual de una forma se substituyó por lo que se creía que era la
calidad misma de esa forma".
A nivel musical, este periodo puede
ser representado por Petrouchka de
1911 de Stravinsky en la que es
difícil percibir una armonía clásica. La politonalidad de la música representa
lo monocromo de las obras cubistas, y el ritmo sacado y repetitivo se relaciona
con la fragmentación de la figura pictórica. Había en la época una verdadera relación entre todos los
tipos de arte.
Entonces, con el cubismo analítico
los artistas dieron un paso hacia la abstracción, pero lo que buscaban antes de
todo era justamente una verdad trascendente más allá del mundo de la simple
apariencia.
II.
Un arte cuyo objetivo sigue siendo dar una visión de la realidad, gracias a una
abstracción construida y no totalmente hermética.
a) Un arte mental
Volvemos
a la Mujer leyendo de Braque. En realidad, si miramos
detenidamente la obra, podemos destacar el objeto trabajado gracias a
diferentes procedimientos estructurales. Primero, vemos que el objeto de
estudio es mucho más descompuesto en facetas que sus alrededores y el fondo, o
sea, la forma es más compacta y de ahí más legible. El espectador entiende
enseguida donde está la figura principal, cuyo volumen se debe a la
fragmentación. Segundo, podemos ver que la estructura se concentra acerca de un
armazón vertical
que permite dar una unidad a la composición y dar indicios
sobre los tamaños y de las distancias. La estructura incluso es piramidal lo
que permite evitar la vacilación en el espacio, integrando una forma geométrica
ya definida y estable. Otra característica es la pincelada quebrada que permite
diferenciar los planos: los puntos negros se concentran alrededor de los
objetos y permiten distinguir el contorno del sillón, el perfil de la cara y de
los hombros, pero también cierta profundidad y perspectiva. Además, estas
pinceladas dan cierta vida a la escena, cierta vibración. Con esta técnica y el
tema de la mujer leyendo tratado en todos los siglos, el espectador debe ser
capaz de reconstruir la figura sin dificultad.
Si
tomamos, Jeune femme à la mandoline de
Braque, qué es más fácilmente legible, vemos también que la forma central es
muy compacta y que se construye gracias a un armazón lineal. Además este efecto
de verticalidad está reforzado por la forma en ovalo del lienzo. Como decía
Braque, esta forma permitía: "redescubrir una sensación de verticales y
horizontales". Con la ausencia de ángulo, el espacio pictórico cambia de
lo habitual y se vuelve ambiguo. El espectador se concentra entonces más en lo
que puede intentar comprender, o sea la figura central, el tema.
En este cuadro también notamos la pincelada
negra que permite distinguir la figura del fondo y dar un poco de perspectiva.
Concentrándonos cerca de su cabeza, podemos ver que la perspectiva también se
puede leer gracias a formas geométricas. La cabeza está separada de lo que la
rodea gracias a superficies visibles y táctiles. El espacio y las distancias en
si mismos son pictóricamente definidos gracias a formas plenas como esos
cuadros; marcan la separación entre un objeto y otros (se nota también acerca
de la mandolina).
Las
letras, que son elementos nuevos puesto que aparecieron por primera vez en el
cuadro El Portugués de Braque, forman
otra ayuda para comprender el cuadro, dar indicios sobre los lugares o el ambiente.
Según Apollinaire, remiten al universo visual parisino. Dice: los cubistas
"introducían en sus obras de arte letras de rótulos y de otras
inscripciones porque, en una ciudad moderna, el rótulo, la publicidad,
desempeñan un papel artístico muy importante." Pero para Braque, las
letras tienen un papel más importante a nivel de la composición. Decía que
constituían un conjunto "de formas que no podían distorsionarse porque, al
ser planas, no estaban en el espacio, y de ahí que, por contraste, su presencia
en el cuadro hiciera posible distinguir entre los objetos situados en el
espacio y los que no estaban". Para él, escribir letras sobre la tela es
la forma más adecuada para mostrar su carácter bidimensional y para separar
diferentes planos y objetos.
Entonces,
existen algunos recursos artísticos que permiten deducir que el objetivo de los
cubistas nunca fue la abstracción. Los artistas claradamente no pensaban que el
objeto se veía mejor con todas sus facetas, y eran conscientes de la dificultad
para reconocer el objeto. Picasso lo afirma diciendo: “Yo pinto los objetos como los
pienso, no como los veo”, lo que quiere decir que el cubismo es más un arte de
creación que de imitación. Pero sí existe una manera de entenderlos, que Braque
revela en su frase: "Los sentidos deforman, el espíritu forma".
Entonces, para entender su obra, el espectador no se
puede contentar de contemplarla, sino que como el pintor, debe reconstruirla en
su mente (y los cubistas siempre trabajaron a esa posibilidad). En efecto, si
la nueva estética se desliga completamente de la semejanza con la naturaleza,
es porque tiene valor en sí misma, como medio de expresión de ideas. De ahí,
los pintores sólo pedían al público ir más adelante de la visión humana y leer
la obra gracias a todos sus conocimientos modernos, poniéndose en cierta
disposición de espíritu. En otras palabras, pedían al espectador ser activo y
participar, de alguna manera, en la creación misma de la obra.
b) Los temas clásicos
Una de las cosas importantes
de subrayar en la relación entre la realidad y las obras cubistas son los
temas. Picasso y Braque se sirvieron como modelos de objetos cotidianos y
representaron bodegones y retratos. Podemos también notar la importancia de los
músicos que, como las mujeres leyendo por ejemplo, se encuentran mucho en las
escenas de género tanto en siglo XVI como en el siglo XX. Ej: Mujer con mandolina de Braque y Muchacha con mandolina de Picasso (1910)
en relación con Mujer con Mandolina de Tiepolo (1760). El hecho de que
esos temas fueron tan trabajados y tan conocidos por el público, permite
concentrarse en la manera de representarlos. Lo que importa en esta búsqueda de
lo nuevo es la técnica, el lenguaje plástico y no lo que está representado.
Muchos títulos de los bodegones,
diferentes o no, empiezan por "Naturaleza muerta". Esto indica cada
vez más que las obras repetitivas no tienen singularidad por lo que representan,
o sea lo cotidiano, y que el tema sólo es pretexto. Pero esos títulos ayudan al
espectador a reconocer el objeto analizado, dándole indicios sobre el tema. Muestran
también que las obras siempre conservaron un vinculo con la realidad, al
contrario de las obras puramente abstractas que se desarrollaron más tarde, y
que a menudo, tiene un título como "Composición 1,2,3…". En efecto,
una obra abstracta, entendida de
forma estricta, no puede hacer referencia a algo exterior a la obra en sí misma.
Con estos temas, se diferencian aún
más del impresionismo, movimiento en el que se representaba paisajes de la
época, en los cuales podíamos ver la evolución de la época como las huellas de
la revolución industrial, aunque no fue un objetivo en si. Ej: La gare Saint-Lazare et Les déchargeurs de charbon de Monnet. Como lo hemos visto, también se diferencian de los futuristas de la misma
época que criticaban el cubismo justamente por eso. Ellos representaban
aviones, coches, luz eléctrica… con todo el movimiento que va junto, como punto
clave de la modernidad contemporánea. Si, tenemos un ejemplo con Les Usines du Rio Tinto (1910) de Braque
pero data del periodo hermético, o sea, no se reconoce fácilmente el paisaje.
Como lo hemos visto, los pintores, para mantener una legibilidad de la
escena, pintaban gracias a formas plenas las distancias que existían entre los
objetos. Ese trabajo sobre un nuevo espacio pictórico fue uno de los mayores
objetivos de los cubistas, y podemos pensar que el hecho de abandonar el paisaje
y de dedicarse a los bodegones y retratos es una consecuencia directa. En
efecto, en esos últimos, la profundidad es menor y puede trabajarse con más
facilidad y más precisión.
Sin
embargo, no se puede decir que los asuntos no tienen una importancia personal. Son
banales en apariencia pero llenos de referencias intimas y generalmente
cotidiana a la época de los pintores. Braque y Picasso pintaban artículos que
manejaban cada día: lo que beben o comen, los bares que frecuentaban. Los
instrumentos representan sus gustos personales pero también el equipamiento habitual
de muchos talleres de Montmartre. Este barrio parisino donde vivían los
cubistas, con un ambiente campestre y popular (molino de la Galleta, viñas), al
contrario del resto de la ciudad, no había sido "tocado" por Haussmann
y sus obras arquitectónicas; pero sí se representan las letras presentes en la
vida moderna como lo dice Apollinaire. En cuanto a los retratos, representan
amigos, familias, novias… En esta medida, los temas cubistas son realmente
anclados en la realidad de los autores y no tienen nada de abstracto o de
incompresible para el espectador. Como dice Kahnweiler, las artistas sólo hacen
"descubrir un mundo de objetos cotidianos que nunca habíamos mirado",
y rinden este cotidiano digno de ser una inspiración para su arte.
Entonces, el cubismo es un movimiento inspirado de una tradición de la que
quiere ser independiente pero a la que recure para mantener un vinculo con lo
real y lo compresible para el público. De ahí nace un "compromiso"
entre la abstracción y la representación de lo real, que resume más el objetivo
primero del movimiento: el cubismo sintético.
III. El cubismo sintético, una forma sugestiva
entre realidad y abstracción.
a) El aproximo a la realidad
Delante de la perdida de la
representación del objeto y la incomprensión cada vez más grande del público,
los artistas quisieron cambiar ya que nunca tuvieron la intención de caer en lo
abstracto. Así, en el cubismo sintético que se desarrolló entre
1912 y 1914, los pintores se sirvieron mucho en esa época del "papier
collé", el papel pegado a la tela, que a partir de esa fecha fue
considerado como perteneciente a las bellas-artes. Ese fue una creación de
Braque, quien intentando crear esculturas de papel a la manera cubista, tuvo la
idea de integrar directamente el papel a la obra pictórica. Así pues, en
"Compotier et verre" de 1912, apareció los primeros "papiers collés"
donde tres tiras de papel imitan la madera estableciendo el marco compositivo
de la obra. Siempre en esta idea de encontrar de nuevo una relación entre arte
y realidad, la innovación más importante del cubismo sintético seguramente fue
la introducción en la obra de materiales diversos. Esta vez fue Picasso el que
tuvo la idea de pegar en una de sus obras, un pedazo de hule en Naturaleza muerta con silla de rejilla
(1912) que representa el interior de un café.
Entonces, para ver como los pintores
usaron esos elementos para mantener un vinculo con la realidad, se puede comparar dos obras a nivel de
la composición: La Botella de Ron de
Picasso de 1911 y La Botella de Banyuls de
Juan Gris de 1914, que se aproximó de Picasso y Braque en esta época. Lo que se
destaca primero es el reencuentro del color. En la obra de Picasso, la gama
monocromática era la consecuencia del trabajo de la forma, como lo hemos visto,
pero se nota claramente que su negación es un obstáculo para ayudar a reconocer
el objeto, puesto que la innovación formal ya es una revolución que lo cambia
todo. Entonces, ya antes de la invención del "papier collé", Braque y
Picasso se preguntaron durante algún tiempo como reintroducir el color en su
obra gracias a un método simple y constructivo, porque sentían que este podían
existir como una identidad pictórica independiente sin jugar con los efectos de
iluminación. Braque confesa: "Los papiers collés nos permitían abordar el
problema del color", ya que gracias a su materialidad y su color, se destaca
de la forma y es totalmente independiente. Dice también entender "hasta
qué punto el color guarda relación con la sustancia".
A nivel formal, la botella de Picasso
es difícilmente visible porque está descompuesta al máximo, al contrario de la
otra en la que las piezas dibujadas son más pertinentes y significativas pero
también más grandes. El objeto recobra su unidad ya que no es tan analizado;
sólo forma la síntesis de su fisonomía, o sea, de una gran cantidad de
información en una sola imagen. Se nota la voluntad de suprimir lo superficial
y conceptualizar la forma gracias a colores o materiales, como es el caso de la
mesa, sugerida gracias a la imitación de madera. El collage sirve como indicio
para que el público tenga una mejor percepción del objeto de trabajo. En
efecto, sin definición precisa de la botella, la etiqueta "Banyuls"
sugiere muy bien su presencia misma: el sujeto está construido por alusión, por
concepto y sugerencia antes de ser una mera representación, ya que lo que
importa es más la creación artística que la visión externa del mundo como en la
fase analítica.
Gracias a esas nuevas técnicas, el
cubismo sintético demostró su capacidad de selección de las facetas del objeto
y de relación con lo real, gracias a trampantojos de materia. Pero para
Greenberg, "el termino 'realidad', siempre ambiguo cuando se utiliza en
relación con el arte, nunca ha tenido más ambigüedad que en este caso. Un trozo
de papel de pared que imita la textura de la madera no es más 'real' bajo
ningún concepto, ni está más cerca de la naturaleza, que una simulación pintada
de esa misma madera". En efecto, podemos pensar que ese uso del
trampantojo es más bien una voluntad de denunciar la ilusión de la realidad que
pide el público, que de querer representarla.
b) Autonomía de la
tela y nueva percepción del espacio
Para ver los nuevos aportes de la
técnica a nivel del espacio, frente al cubismo analítico, se puede comparar dos
obras de Braque con el mismo titulo El
Clarinete, una de 1912 y la otra de 1913. En las dos podemos notar puntos
similares como la posición del clarinete que va hacia delante; la presencia del
papel con escritura, los vasos a la derecha del instrumento, la mesa y la
imitación de madera detrás. En El
Clarinete de 1913, las cuatro piezas de papel en el centro están superpuestas
para producir una sensación de
profundidad. La gran pieza marrón parece proyectarse hacia delante por su
tamaño superior a los demás, al contrario de la otra más pequeña que da una
impresión de retroceso. El dibujo del veteado y el del periódico indican
materiales y rompen el dibujo del clarinete, que es el elemento más importante
de la obra según el titulo; pero vemos que los trazados del instrumento se ven
por debajo. Entendemos mejor que en la obra de 1912 de qué manera los objetos
están dispuestos y en qué plano se sitúan, puesto que se diferencian entre si y
del entorno. Sin embargo, la bidimensionalidad de la pintura queda presente y
se refuerza por la ausencia de fragmentación y de juegos de luces que aplastan
el espacio; es decir todo lo contrario de la primera obra.
El ambiente que se destaca me parece
mucho más frío con el color blanco. Me hace pensar en un loft o una tienda de
lujo donde casi no hay nada pero donde lo que hay es muy caro, siempre con una
luz artificial y deslumbrante; me hace también pensar en un plato de un
restaurante elegante, en el qué no hay muchos cosas que comer, pero en el qué
cada elemento tiene un lugar particular y un sabor único que hace la perfección
de lo todo. Me parece muy moderno, en este sentido de que lo poco hoy hace la
elegancia y demuestra el valor de lo contenido. En la obra también cada objeto
tiene su lugar, todo es organizado gracias a las verticales y las horizontales
bien definidas de la composición. Ya no hay un armazón lineal como punto de
partida de la fragmentación sino sólo las tiras de papel que permiten elaborar
la construcción. Vemos que son objetos montados y autónomos; existen en si
mismo y por eso el espectador es siempre consciente de que son piezas tangibles
incorporadas a la pintura, intensificando su materialidad. Sin embargo, Braque
no quiere jugar con los diferentes materiales, sino sólo afirmar la unidad de
la composición, incluyendo totalmente los papeles en ella, y evitando la
presencia de objetos en todas partes, que suelen provocar una mayor complejidad
como en la fase analítica. A pesar de ese ambiente frío; vemos la palabra
"lecho" que debería remitir a un lugar más familiar y acogedor.
Quizás sólo sea una invitación a adaptarse más a este ambiente que parece
reservado a una élite pero que tendría que ser abiertos a todos. Al contrario,
la obra de 1912 me hace pensar más en un lugar popular, bohemiano como un bar
antiguo de Montmartre, donde la convivencia y la música están calurosas. Nada
es ordenado, y todo vive día a día; hay diferentes fuentes de luz pero siempre
es tamizada. La palabra "valse" indica una partición y está aquí
justamente para darnos indicios sobre el ambiente y la música que se toca en
este cuadro; el espectador puede apelar a su experiencia vivida para
reconstruirlo. En la obra de 1913, el periódico no tiene relación directa con
el clarinete, sólo se representa a él mismo como puro objeto. Se pierden
indicios sobre el ambiente que parece enigmático.
Entonces, las materiales del collage
aparecen como espacio, signo, color y materia a la vez, o sea elementos
independientes. De ahí, los pintores casi buscaron hacer esculturas, o algo a
la vez pintura y objeto. Justamente, paralelamente a esas halladas, los
artistas crean ensamblajes y patrones en cartón para una lograr una autonomía
máxima. Ex: Picasso, Guitare et bouteille de Bass, 1913. Con esas obras,
se ve la intención de hacer construcciones con vida propia, que no reflejaban
la realidad, sino que la recreaban de un modo nuevo. El collage parece así ser
la técnica más apropiada para transformar la tela en un objeto estructuralmente
independiente y autónomo, ya que desaparece la subjetividad emanante del pincel
del pintor y que el lienzo ya no es más que un objeto material capaz de recibir
y servir de soporte a otros objetos. La composición se vuelve nuevo campo de
investigación plástica para trabajar sobre la relación entre realidad y
representación. De esta manera, se oponen a muchos corrientes de fines del
siglo XIX, tanto por esa autonomía como por su estética. En efecto, en esos
movimientos, los pintores buscaron expresar su saber técnico en obras que
consideraban "bellas". Ahora los cubistas se sirvieron de materias
que suelen ser vistas como sin valor estético y sin utilidad, y ellos mismos
decían no saber utilizarles y adaptarles a sus obras. Los artistas se parecen
en este sentido a los nuevos obreros de la producción industrial que unen
piezas que no conocen para construir una obra final.
* *
Para
concluir, podemos decir que la abstracción nunca fue un objetivo buscado por
los pintores cubistas que siempre construyeron sus obras de manera a reconocer
el objeto dibujado, tanto gracias a la composición como a la temática, pero
también gracias al conocimiento del espectador. Si el cubismo sintético resuelve
los problemas de color y de autonomía de la tela, nunca se separó completamente
de la fase anterior. La visión del mundo de los cubistas sigue siendo la misma,
como los temas representados y las intenciones profundas.
En cambio, esta fase sintética se destaca por sus nuevos aportes que
aprovecharon los movimientos posteriores, adaptándolas a sus necesidades, como
el Surrealismo, el Dadaísmo y los Ensamblages de la década de los 50. Schwitters,
uno de los protagonistas del movimiento Dada se inspiró del collage como
podemos verlo en su obra Merz MZ 601 de 1923, y de las letras o cifras de los cubistas. Así podemos afirmar
que el cubismo fue una etapa clave para el arte moderno.
Bibliografía
COOPER, Douglas. La época cubista. Madrid: Alianza, 1984.
Georges Braque : les papiers collés. Catálogo de exposición, París: Centre Georges
Pompidou/Musée National d'Art Moderne, 1982.
GOLDING, John. El cubismo : una historia y un análisis 1907-1914.
Madrid: Alianza, 1993.
GREENBERG,
Clement. Arte y cultura, ensayos críticos.
Barcelona: Colección Punto y Línea, 1979.
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