ART NOUVEAU: ¿ARTE POR EL ARTE O ARTE SOCIALMENTE COMPROMETIDO?
Verónica Sattler
La frase "el arte por el arte" está referida a la idea de que el arte tiene valor propio y debe ser juzgado sin tomar en consideración aspectos como el tema que se trata, la moral, la religión, la historia o la política. El juicio de valor estético debe realizarse apartándonos de juicios vinculados a otras áreas de la vida.
Aun cuando la idea no era nueva, la frase surgió en el siglo XIX en Francia (l`art pour l`art), para posteriormente ser un elemento central en el siglo XX vinculado a las ideas acerca de la autonomía del arte.
Esta idea surgió como un deseo de separar al arte de la influencia del racionalismo, de la aparente amenaza de someter al arte a la exigencia de la “utilidad”. Bajo esta visión, el arte tiene un valor intrínseco y se aleja de cualquier utilidad funcional, moral o didáctica. En consecuencia, la única finalidad del arte es excitar los sentidos y en particular la belleza. El arte es un fin en sí mismo.
En contraposición a lo anterior, un arte comprometido es un arte consciente de sí mismo y de la dimensión social o política del mundo. El arte comprometido plantea una alternativa a la sociedad en la que aparece o niega el orden establecido. Es una nueva propuesta que busca ver más allá de lo que se plantea en un momento dado. Busca explorar nuevas alternativas y enriquecer a la sociedad.
Como veremos, el Art Nouveau tuvo su mayor desarrollo en la arquitectura y en las artes decorativas. El elemento principal de las artes decorativas es su utilidad y el Art Nouveau intentó, precisamente, unir la utilidad a la belleza. Con lo cual la idea del “arte por el arte” no puede aplicarse en este contexto. Las artes decorativas deben ser útiles aun cuando también pueden ser bellas. En ese sentido, el Art Nouveau nació como un arte comprometido con la vida social de su tiempo, en particular, con la vida cotidiana y urbana. Sin embargo, terminó siendo un movimiento elitista, que con el tiempo perdió tanto su trasfondo social como estético, al punto que llegó a ser visto como un estilo inútil y frívolo.
No obstante, hoy se reconoce al Art Nouveau como un movimiento importante en la historia del arte, en particular, en la arquitectura. Fue una etapa en el camino del modernismo, que hizo especial hincapié en la función sobre la forma y la eliminación del ornamento superfluo.
- I. CONTEXTO HISTÓRICO
El inicio del siglo XIX se caracterizó por el desarrollo, la industrialización, el crecimiento de las ciudades, así como un aumento en la interacción económica y política entre los distintos países del orbe. Esto se fue consolidando hacia finales del siglo.
La Revolución Industrial que permitió distinguir a Gran Bretaña del resto de Europa, se expandió hacia los otros países europeos y hacia Estados Unidos. Esta dramática expansión llevó a que el último cuarto del siglo XIX fuera conocido como la “Segunda Revolución Industrial”. Sin embargo, también respondió a un cada vez mayor desarrollo tecnológico; mientras que en la primera Revolución Industrial el desarrollo técnico se centró en los textiles, el vapor y el hierro; la segunda se asocia al acero, la electricidad, los químicos y el petróleo. Estos descubrimientos permitieron desarrollos como el plástico, maquinarias, la construcción de edificios, la construcción de automóviles y dio las bases para la invención de la radio, la luz eléctrica y el tranvía.
La consecuencia más significativa de esto fue la urbanización; el número y tamaño de las ciudades europeas creció dramáticamente hacia fines del siglo XIX, en buena medida como consecuencia de la migración proveniente de las regiones rurales, donde los pequeños propietarios agrícolas se vieron forzados a buscar mejores condiciones en las ciudades como consecuencia, por un lado, del cada vez mayor desarrollo y ocupación de tierras por parte de las grandes empresas agrícolas, y por el otro, de la gran demanda de mano de obra por parte de las nuevas fábricas. Adicionalmente la expansión demográfica respondió a una mejora en las condiciones de salud y en las condiciones de vida en las ciudades.
De la mano con los desarrollos tecnológicos se dio un cada vez mayor énfasis en la ciencia. Para muchos la conexión entre ciencia y progreso parecía obvia, tanto en círculos intelectuales como en el público en general (ejemplo de ello son Darwin y la teoría de la selección natural o el surgimiento del Positivismo como escuela de pensamiento).
Las nuevas ideas contribuyeron a una creciente actitud secular, pero la industrialización también llevo a dramáticos cambios socio económicos. Aplicando una suerte de Darwinismo social, la industrialización llevó a una intensa competencia, llevando a la creencia de que la empresa o el país más fuerte era el que merecía sobrevivir sobre los otros. Estas creencias dieron justificación y supuesta legitimidad al racismo, el imperialismo, los nacionalismos y al militarismo que marcaron el final del siglo XIX y el principio del siglo XX. Ante esto, el conflicto parecía inevitable.
Precisamente el conflicto fue la idea central de Karl Marx (1818 – 1883), quien junto con Friedrich Engels (1820 – 1895) escribieron el Manifiesto Comunista (1848), el cual llamaba a que la clase obrera derrocara el sistema capitalista. Al igual que otros en su tiempo, Marx creía que la naturaleza y la historia era gobernada por ciertas leyes racionales, por ello, para él las fuerzas económicas basadas en la lucha de clases sería las que llevarían a un cambio histórico. De acuerdo con Marx, a través de la historia, aquellos que controlan los medios de producción han estado en conflicto con aquellos cuyo trabajo era explotado en beneficio de los que detentaban el poder y la riqueza. Esta constante oposición, lo que él llamo “materialismo dialéctico”, era el origen de los cambios históricos. El objetivo final del Marxismo era crear el Estado socialista, la limitación del poder por la clase obrera y la destrucción del capitalismo. Las ideas de Marx fueron recogidas tanto por quienes se sentían oprimidos así como por muchos intelectuales, lo cual enfatizó el conflicto social y tuvo una clara influencia en el surgimiento de los sindicatos y los grupos socialistas.
- II. LA MODERNIDAD Y EL MODERNISMO
La combinación del profundo cambio tecnológico y la creciente exposición de occidente a otras culturas producto del proceso de colonización que se dio durante el siglo XIX, unido a la rapidez con la que se dieron estos cambios, llevó a que la cultura occidental adquiriera un agudo sentido de cambio permanente, nada permanece inamovible.
Las ideas de evolución Darwiniana y el énfasis del Marxismo en una continua secuencias de conflictos y soluciones, reforzó la conciencia de una realidad en constante cambio y, en consecuencia, en una mayor conciencia e interés en la llamada “modernidad”.
Esta ávida necesidad de explorar las condiciones de la modernidad y la posición relativa del ser humano en un contínuum histórico también influyó el mundo artístico occidental, dando como resultado a lo que se llamó el “modernismo”.
El “modernismo” se diferencia de lo llamado “moderno” por su función crítica. La referencia a lo “moderno” obedece, en términos generales, a una designación de tipo cronológica, a esta división tradicional de la historia en diferentes edades. En términos tradicionales, la Edad Moderna terminaría con la Revolución Francesa. Respecto al arte, los artistas modernos fueron conscientes de su modernidad a partir de su relación con el arte de las épocas anteriores.
Por su parte, el “modernismo” es el arte que se desarrolló en la segunda mitad del siglo XIX. El modernismo buscaba capturar las imágenes y sensibilidad de su tiempo. Sin embargo, fue más allá de ser un simple reflejo de su tiempo, también supuso un análisis crítico de las premisas del propio arte. Así, el “modernismo” implicó ciertas preocupaciones acerca del arte y la estética vinculadas a la forma de producción del arte.
Como señaló el crítico de arte Clement Greenberg:
“La esencia del Modernismo radica, según yo lo veo, en el uso de los métodos característicos de una disciplina para criticar a la misma disciplina, no con el objeto de subvertirla, sino en función de fortalecerla con mucho más firmeza en su propia área de competencia…” (Greenberg 1965)
Esta postura crítica del modernismo cuestionaba las visiones más conservadoras propias de la Academia, en donde los artistas recibían un entrenamiento tradicional. Finalmente, la agresividad del modernismo llevó a que a finales del siglo XIX se desarrollaran las llamadas vanguardias, artistas que rechazaban enfáticamente el pasado y transgredían los límites del arte convencional. La dimensión subversiva de las vanguardias estaban en sintonía con las tendencias sociopolíticas anárquicas y revolucionarias que se presentaban en Europa en aquel entonces.
- III. EL MOVIMIENTO ARTS AND CRAFTS
El efecto de la industrialización difícilmente pudo ser ignorado, aun cuando muchos artistas se identificaron con las manifestaciones de la vida moderna, otros se manifestaron en contra del impacto de la industrialización al ser especialmente críticos frente a la decadencia general del oficio artístico ocasionado por la revolución industrial que generaba imitaciones en serie, sin gusto y de poca calidad, que además tomaba arbitrariamente formas que en otro tiempo habían tenido algún sentido. Esto, además, se unía a la monotonía y alienación que suponía la elaboración de estos objetos por parte de los trabajadores.
Una de estas reacciones vino del movimiento británico Arts and Crafts, el cual se desarrolló en las últimas décadas del siglo XIX y se sustentó en las ideas del crítico y escritor John Ruskin (1819 – 1900) y del artista William Morris (1834 – 1896).
Para Ruskin el arte era una expresión de plenitud (totalidad), así que cualquier intento de separar el arte de otras preocupaciones humanas terminaría por balizarlo. Así, el arte no era una actividad que pudiera ser separada del pensamiento científico, de la práctica educativa o de la responsabilidad moral. En consecuencia, Ruskin repudiaba la idea de que el arte pudiera ser meramente decorativo, entrando así en contraposición clara frente a la idea del “arte por el arte”.
Al ser Gran Bretaña el primer país europeo transformado por el capitalismo industrial, no era de extrañar que un movimiento como éste surgiera precisamente allí. Ruskin y Morris denunciaron las consecuencias sociales y culturales de la industrialización, y buscaron una alternativa estético-social. Propugnaban el retorno a la producción artesanal.
Ambos compartían un sentido de desconfianza hacia el capitalismo industrial y las máquinas, los cuales, a su entender, alienaban a los trabajadores respecto de su propia naturaleza. Como consecuencia de esto, su postura era defender el arte hecho por el pueblo para el pueblo, el cual debía ser gozado tanto por quien lo hacía como por quien lo usaba (“made by the people for the people as a joy for the maker and the user”). Esto suponía una dura crítica al capitalismo a la vez que el apoyo a los artesanos, lo cual resultaba compatible con las ideas socialistas; de hecho, muchos artistas de este movimiento eran socialistas o formaban parte del movimiento obrero.
Sin embargo, el movimiento Arts and Crafts no se limitó a diseñar la utopía, también produjo elementos decorativos y útiles domésticos muy complejos y necesariamente caros. En efecto, esta actitud democrática o cuando menos populista, fue puesta en práctica en la producción artística. Los artistas de este movimiento se dedicaron a producir objetos funcionales con alto valor estético para ser destinado al público general. Se buscaba construir con el objetivo de lograr una comodidad bella, más que como una manifestación de estatus o prestigio.
Su estilo estaba basado en lo natural antes que en lo artificial y frecuentemente suponía el uso de intrincados patrones con diseños florales o geométricos. Para Ruskin y Morris, la artesanía de calidad y el trabajo honesto eran cruciales. Ambos buscaban una reforma de las artes y oficios, así como una sustitución de la producción en masa por el producto manual, concienzudo y con sentido.
Ford
Madox Brown (artista) (1821-1893)
Morris
& Co., Londres. (Fabricante)
Sussex Corner Chair (diseñada
en 1865, fabricada en 1875)
Trabajo
de ebanistería en roble y asiento de juncos
70.5 x
55.9 x 55.9 cm
Museo de
Arte Moderno, Nueva York
Fuente:
Artstor
A partir de este movimiento se crearon talleres, escuelas así como firmas de decoración, las cuales produjeron papeles murales, textiles, muebles, libros, alfombras, objetos de vidrio, cerámicas, entre otros.
William
Morris (1834 – 1896)
Papel Tapiz con diseño rosado y rosas (1890)
Papel
tapiz impreso a mano en bloque
55.9 x
71.1 cm
Museo Metropolitano
de Arte, Nueva York
Fuente:
Artstor
Esto dio como resultado una contradicción entre el Morris que soñaba con un arte por y para el pueblo, y la empresa que creaba productos de alto precio para la minoría que podía costearlo. En efecto, el humilde trabajo manual que buscaban, en las condiciones modernas se convirtió en un objeto de lujo (Gombrich 1997: 535). Como es lógico, la producción manual implicaba elevados costos, por lo que los productos resultantes sólo estaban al alcance de las clases acomodadas. Por lo tanto, al final, la postura de Arts and Crafts resultó evidentemente utópica, no solo porque ya no era posible frenar la producción industrial, sino también por terminar siendo un movimiento elitista.
Morris fue visto en la Europa continental como propulsor de ideas revolucionarias tanto en los social como en lo estético, teniendo particular influencia en otros países también industrializados como Bélgica y Alemania.
Sin embargo, en aquellas ciudades donde existía una fuerte tradición de artesanía de lujo (como Francia y Austria), la influencia del Arts and Crafts británico fue recibido sin su dimensión política
- IV. EL ART NOUVEAU
Contexto
El Art Nouveau fue fundamentalmente un movimiento arquitectónico y de las artes decorativas. Recibió una inspiración muy grande del movimiento británico Arts and Crafts, tanto en sus formas orgánicas y fluidas, como en su crítica social y su ideal del arte como parte integrante del entorno, de la comunidad y del pueblo (de la gente común).
Así, se trató de un movimiento que en sus orígenes era anti-burgués e incluso anticapitalista. Afín a los movimiento sindicales y socialistas que surgieron en la década de 1880 e inicios de 1890. Sin embargo, a pesar de no haber sido concebido para la burguesía, terminó siendo un estilo asociado con un cierto momento en la evolución de las clases medias europeas.
“La estética no existe en un vacío” (Hobsbawm 2013: 117) refiere Hobsbawm para resaltar el hecho que el arte y, en particular, el llamado Art Nouveau, fue un movimiento estrechamente comprometido con la vida cotidiana del ser humano, ya que tenía como aspiración última un estilo de vida particular: la “vida moderna”. En ese sentido, el Art Nouveau fue el primer estilo que lo abarcaba todo, el primer estilo programáticamente “moderno”.
Fue un movimiento que respondió a un tiempo y contexto determinado; estamos a finales del siglo XIX en un contexto fundamentalmente urbano, en donde este movimiento es tomado como referencia para el diseño de las instituciones de la vida urbana moderna.
Las grandes metrópolis de Europa eran grandes tanto en dimensiones como en la cantidad de población que las habitaban, lo cual generaba nuevas necesidades que debieron ser atendidas a través de la ejecución de obras de infraestructura. Por ejemplo, la necesidad de transporte público requería de la construcción de estaciones con capacidad para recibir el alto tránsito de pasajeros; igualmente la construcción de hospitales, escuelas, grandes almacenes o instituciones financieras. Otro ejemplo fue la construcción de edificios de vivienda para la creciente clase media. El Art Nouveau se ocupó de todo, tanto del diseño externo como del interior de estas edificaciones.
Ideas
El Art Nouveau fue una manifestación del deseo de abandonar los estilos historicistas en el arte propios del siglo XIX. Además, fue un estilo que buscó cambiar la idea tradicional que dominó la educación artística desde el siglo XVII hasta el siglo XIX, consistente en afirmar que la pintura y la escultura eran expresiones del arte superiores a las artes decorativas y artesanías.
Por el contrario, el Art Nouveau tuvo por finalidad borrar las diferencias entre las Bellas Artes y las artes decorativas. Su idea era la unión de todas las artes, teniendo al hombre y su vida -cotidiana, común- en el centro.
El Art Nouveau se propuso cambiar radicalmente el entorno humano. Los jóvenes artistas querían llenar al mundo de cosas bellas y luchar por la conservación de la individualidad ante una sociedad cada vez más tecnificada. La tecnología debía ser “humanizada”, las máquinas debían estar al servicio del hombre y no al revés.
Esta integración derivó en la idea de la obra de arte total (Gesamtkunstwerk), una obra de arte que englobaba todas las manifestaciones de la vida diaria, que convertía a la vida en una obra de arte.
Partiendo de lo anterior y considerando que la arquitectura tiene una influencia directa sobre la vida del hombre, ésta fue vista como la expresión más evidente del arte total, ya que en la arquitectura cada habilidad artística puede ser integrada al entorno. Cada detalle, cada objeto en o sobre el edificio estaba relacionado con el conjunto. Esto también suponía una ruptura con el pasado, donde el arte y la arquitectura eran considerados radicalmente diferentes, sin ninguna relación entre ellas.
Además, la tensión, fruto de la disonancia entre arte y técnica que había caracterizado casi todo el siglo XlX, se resolvió en la segunda mitad de dicho siglo con una enorme cantidad de obras surgidas en los lugares más diversos del mundo, impulsados por un nuevo desarrollo de las técnicas constructivas y el empleo masivo de materiales como el hierro, el hormigón, los nuevos cristales y mayólicas, así como por la facilidad de producir objetos en serie. Así, si el contacto entre arte y técnica había sido hasta ese momento efímero, con el Art Nouveau encontramos un intento claro de revertir esta situación reconciliando a ambos.
Fue el estilo de la nueva generación, de la nueva era industrial, de los jóvenes que tenían nuevas ideas y también, como hemos dicho, de la nueva burguesía, que quería un estilo que los distinguiese de la antigua nobleza acomodada.
En consecuencia, el Art Nouveau no nació simplemente como una moda. No fue sólo una manera de decorar las casas, sino una manera de encontrar nuevas soluciones para crear una vida mejor.
Los artistas del Art Nouveau se centraron en mejorar la calidad de vida en general, a través de su conexión con la naturaleza. Estaban muy preocupados en la belleza, pero también en la funcionalidad de cada objeto.
Esto era una clara ruptura con el pasado ya que para los artistas de este movimiento, el diseño que había estado presente durante el siglo XIX había sido excesivamente ornamental llegado a ser, simplemente, decoración frívola y banal. En contraposición el Art Nouveau sostenía que la función de un objeto debía dictar su forma.
Por lo tanto, el Art Nouveau fue un movimiento que supuso tanto una ruptura con el pasado como también una integración entre la técnica y el arte. El entusiasmo por la ornamentación adquirió otro significado, se trató de algo más que una simple decoración. La función fue unida al placer estético.
Temática
Se han identificado muchas influencias en el Art Nouveau. Además de la ornamentación tipo follaje, del respeto a la figura del artesano y a los materiales, propios del movimiento Arts and Crafts, también encontramos influencia del diseño japonés, así como de la expresividad de los patrones estilísticos de Van Gogh, Gauguin, del post impresionismo y del simbolismo contemporáneos.
Sin embargo, el repertorio decorativo del Art Nouveau fue derivado principalmente de la observación y la imitación de la naturaleza, en particular de flores y plantas exóticas. Se trató de crear arte en base a formas naturales que pudieran ser producidas en masa para el público en general. Adaptaron la forma de plantas entrecruzadas y de otros organismos naturales (tallos, huesos, flores, hojas y animales) a la arquitectura, pintura, escultura y a todas las artes decorativas.
Las líneas sinuosas y curvas tipo látigo (whiplash) derivan, en parte, de estudios botánicos, como el realizado por el biólogo alemán Ernst Heinrich Haeckel (1834-1919) en Kunstformen der Natur (formas artísticas de la naturaleza, 1899), así como de otras publicaciones de la época que abogaron por la naturaleza como la fuente principal de inspiración.
Además, el dibujo recibió una clara influencia de elementos del arte japonés (el llamado Japonísmo), lo cual se identifica en su trazo libre y sinuoso, propio de los grabados japoneses. Esto se explica por el contacto comercial con Japón que se dio a partir de la década 1860, lo cual derivó en que objetos provenientes de la cultura japonesa llegaran a los mercados occidentales, principalmente en forma de impresiones. También se encuentran referencias a la estética del arte chino e islámico y algunas otras reminiscencias de arte celta y vikingo.
Son propios de este estilo los motivos arabescos y curvas muy pronunciadas; formas botánicas, zoológicas y retratos de mujeres seductoras interactuando con otras figuras naturales o mitológicas.
El despliegue de la línea que fluye del Art Nouveau ha sido entendido como una metáfora de la libertad y de la liberación frente al peso de la tradición artística y las expectativas de la crítica
Presencia en Europa
Aunque este movimiento recibió en cada país un nombre diferente, históricamente se lo designa con el nombre que lo identificó en Francia: Art Nouveau, el cual fue tomado de una tienda de muebles abierta en París en diciembre de 1895 por Samuel Bing, un ferviente partidario del arte nuevo.
Sin embargo, el término “art nouveau” apareció por primera vez en 1880 en la revista belga L`Art Moderne, al referirse al grupo progresista belga Los XX (Les Vingt): veinte pintores y escultores que buscaban hacer reformas a través del arte. Este grupo respondía a las ideas de teóricos del arte como el arquitecto neogótico francés Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc (1814-1879) y el crítico de arte británico John Ruskin, quienes abogaban por la unidad de todas las artes.
No obstante, a este estilo se le atribuye una variedad de nombres, lo cual no hace sino dar un indicio de sus múltiples caracteres regionales. Incluye el estilo Glasgow (Escocia); Style nouille, Style coup de fouet (Belgica); Style Jules Verne, Style Métro, Style 1900, Art fin de siècle, Art belle époque (Francia); Jugendstil (Alemania y Austria); Sezessionstil (Austria); Arte joven (España); Modernismo (Cataluña); Arte nuova, Stile floreale, Stile Liberty (Italia); Nieuwe kunst (Países Bajos); Stil’ modern (Rusia); Tiffany style (Estados Unidos).
En cada país existió la voluntad de romper con el pasado y crear un nuevo estilo que podría ser incorporado en el diseño de objetos de uso cotidiano, así como en la arquitectura. Los seguidores del Art Nouveau rechazaban la tradición académica y todas las formas de ornamentación basada en las formas clásicas o renacentistas. En todos los casos se creía en la unidad de todas las artes y la artesanía, en la unidad entre la forma y la necesidad: la idea que estaba detrás de esto era que todas las artes debían tener sus raíces en la utilidad.
Salvo en el caso de Viena y Paris donde tuvo apoyo estatal, el Art Nouveau no fue característico de las capitales sino de las burguesías de ciudades provinciales y regionales, lo cual puede ser una explicación de por qué existieron tantas variaciones del llamado Art Nouveau. Hacia 1900 el Art Nouveau fue, en sus diversas versiones regionales, la forma en la que las segundas o terceras ciudades más importantes de cada país, intentaron establecer una modernidad propia superior a la de las capitales imperiales.
Por ejemplo, en Francia, el Art Nouveau fue más importante en Nancy que en París. En el Reino Unido, fue Glasgow la capital del Art Nouveau y no Londres. En ambos casos este estilo prosperó debido al carácter industrial de las ciudades.
También, a menudo, el Art Nouveau estuvo relacionado a la idea de independencia política. Por ejemplo, en Finlandia, el Art Nouveau fue un símbolo de la nueva nación, reflejando el deseo de independizarse de Rusia. Lo mismo ocurrió en el caso de Barcelona, que reflejaba el deseo de Cataluña de independizarse de España, deseo que existe hasta la fecha.
Las formas y diseños del Art Nouveau fueron difundidas a través de las numerosas revistas que existían y fueron fundadas en esa época; las más conocidas fueron: The Yellow Book, The Studio, The Savoy, La Plume, Jugend y Dekorative Kunst. Además, acontecimientos internacionales como la exposición Universal de 1900 en París y la Esposizione Internazionale d'Arte Decorativa Moderna de 1902 en Turín, atrajeron la atención de la opinión pública, así como de arquitectos, artistas y diseñadores, a las diversas manifestaciones de este estilo.
Bélgica
El Art Nouveau en su estilo más maduro fue visto por primera vez en Bruselas, en casas diseñadas por Victor Horta (1861 – 1947) en la década de 1890.
La escalera en la Van Eetvelde House que Horta construyó en Bruselas en 1895 es un buen ejemplo de su trabajo. Cada detalle funciona como parte de la vida diaria. Los muebles, los pliegues de las cortinas, las vetas en los paneles de piedra, así como las molduras de las puertas están unidos con plantas trepadoras. El trabajo de Horta fue influenciado por el arte japonés; descartó la simetría e introdujo las líneas curvas propias del arte oriental. Según Gombrich, por primera vez desde Brunelleschi, a los constructores europeos se les brindó un estilo completamente nuevo (Gombrich 1997: 536).
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Victor
Horta (1861-1947)
Van Eetvelde House (1895-1897)
Av.
Palmerston Nº4, Bélgica
Fuente:
Artstor
Henri Van de Velde, arquitecto, diseñador y pintor puede considerarse el artista más comprometido con el nuevo estilo. Desarrolló su actividad en toda Europa y se interesó por todas las artes aplicadas. Sus muebles, aunque no renuncian a los elementos decorativos, se basan en líneas de fuerza que brotan de la propia estructura, sus curvas no son nunca ornamentales. Utiliza la madera de una manera orgánica respetando las tensiones de sus fibras.
Henry
Van de Velde (1863- 1957)
Escritorio
y Silla, llamado Escritorio Diplomático (1897–8)
Kunstgewerbemuseum,
Berlín
Fuente:
Oxford Art Online
Francia
En Francia el Art Nouveau floreció principalmente en el campo de las artes aplicadas antes que en la arquitectura. Esto debido al apoyo que tuvo el desarrollo de este estilo en la bien establecida tradición artesanal. Además, otro factor que contribuyó a su desarrollo fue la creación, en 1864 por un grupo de coleccionistas, de la Unión Central de Bellas Artes Aplicadas a la Industria, cuyo objetivo desde un inicio fue apoyar el desarrollo de las artes que buscan la belleza en la utilidad.
Los dos centros donde se desarrolló el Art Nouveau francés fueron Nancy y París, y presenciaron el desarrollo de dos tendencias diferentes: mientras que el primero se inclinó hacia lo floral, el último favoreció los aspectos más simbólicos de Art Nouveau.
En París se desarrolló una tendencia de origen belga que interpretaba la línea como un signo abstracto que recorre las superficies abriéndose en amplias volutas. La supresión de las aristas suaviza los ángulos y las molduras. Los materiales, totalmente sometidos a las formas, son la madera, el bronce y el hierro forjado.
Los principales artistas parisinos fueron Guimard, Gaillard y de Feure.
Hector Guimard (1867 – 1942), es conocido por ser el autor de las estaciones del metro parisino.
Hector
Guimard (1867- 1942)
Estación Porte Dauphine (1900)
Metro de
Paris
Fuente: Artstor
Eugène Gaillard refinado y elegante, muestra en sus muebles la sinuosidad de la naturaleza.
Eugène
Gaillard (1862-1933)
Ropero
(1900)
251 x
183 x 71 cm
Diseñado
para la habitación del L'Art Nouveau Bing Pavilion de la Exposición Universal
de 1900, Paris
Fuente: Artstor
Sin embargo, fue en la Ècole de Nancy donde se desarrolló una verdadera industria del Art Nouveau en su vertiente plenamente naturalista y con fuertes dosis de simbolismo de origen literario.
Nancy se había convertido en 1900 en la ciudad más poderosa del este francés, tanto en el plano político como en el económico y cultural. Asentamientos de artistas y artesanos contribuyeron a la prosperidad de la ciudad que se destacaba por sus manufacturas de muebles, vidrios y cerámica.
Jean Daum (1825 -1885) emigrante en Nancy, produjo desde 1895 artículos de vidrio en estilo modernista, los cuales además produjo en serie. Él, junto con sus hermanos Auguste Daum (1853–1909) y Antonin Daum (1864–1930), adquirieron una fábrica de vidrio. Además, colaboraron con otro artista de este movimiento, como Louis Majorelle, en el diseño y producción de lámparas y recipientes de vidrio.
Louis
Majorelle (artista) (1859 – 1926)
Daum
Frères (diseño y manufactura) (1875)
Lámpara
de mesa (1900)
69.2 x
29.2 x 29.2 cm
Museo de
Arte Moderno, Nueva York
Fuente: Artstor
Otro exponente, fue Jacques Gruber, fino ebanista llegado de Metz, quien hizo famosa a Nancy con sus creaciones hacia
1900.
Gruber,
Jacques (1870 - 1936)
Ventana
con imagen campestre (1908)
Nancy,
Lorraine, Francia
Fuente: Artstor
Emile Gallé el más dotado y polifacético entre los artistas de la época, se perfeccionó en la manufactura de vidrio coloreado (que aplicó especialmente en sus famosas lámparas), así como en la talla y marquetería de muebles. Con el tiempo llegó a ser una figura destacada dentro del Art Nouveau.
Emile
Gallé (1846- 1904)
Vitrina
(la flor invernal) (1889)
255.5 x
128 x 63 cm
Museo
d'Orsay, Paris, Francia
Fuente: Artstor
Emile
Gallé (1846- 1904)
Floreros
( después de 1890)
Colección
privada
Fuente: Oxford
Art Online
Alemania
El Jugendstil alemán se desarrolló fundamentalmente en dos ciudades: Múnich y Darmstadt. Destacando esta última.
En Darmstadt, la influencia austríaca, determinó una mayor severidad en las líneas. Su principal representante fue Peter Behrens (1868 – 1940), uno de los grandes innovadores en el campo del diseño y la arquitectura europeas.
Peter
Behrens (1868 – 1940)
AEG Turbine
Factory (1909)
Huttenstrasse
Nº 12, Berlín
Fuente: Oxford
Art Online
Austria
En Austria el movimiento modernista tomó el nombre de Secesión. Fundado en 1897 por el pintor Gustav Klimt (1862- 1918) y por los arquitectos Josef Franz Maria Hoffmann (1870-1956) y Joseph Maria Olbrich (1867 – 1908). Este movimiento expuso obras de artes aplicadas en un estilo que se caracterizó por una descarnada linealidad y una clara estructura geométrico− constructiva, muy próxima a la obra del escocés Mackintosh.
Joseph Maria Olbrich (1867 – 1908)
Edificio de la
Secesión (1897)
Viena,
Austria
Fuente: Wikipedia
Gustav Klimt (1862 -1918)
Friso de Beethoven – Las Fuerzas
Hostiles (1902)
34.14 m,
2.15-2.00 m
Edificio
de la Secesión, Viena.
Fuente: Artstor
Josef
Franz Maria Hoffmann (1870 - 1956)
Palacio Stoclet (1905 - 1911)
Bruselas,
Bélgica.
Fuente: Artstor
Gran Bretaña
Aunque en Gran Bretaña se dio el movimiento Arts and Crafts, antecedente directo del estilo Art Nouveau, éste último no alcanzó nunca el desarrollo que se consiguió en el continente, resistiéndose sobre todo al exuberante fluir de sus líneas.
A partir de las experiencias de Arthur Heygate Mackmurdo (1851 –1942) y Charles Francis Annesley Voysey (1857 –1941), quienes siguiendo las indicaciones del movimiento Arts and Crafts, diseñaron muebles de líneas casi rectas o inspiradas en el más abstracto mundo oriental, nació en Glasgow un grupo liderado por Charles Rennie Mackintosh (1868- 1928), quien llevó hasta las últimas consecuencias el rigor, el geometrismo y el culto por la línea pura.
Charles
Rennie Mackintosh (1868- 1928)
Hill House (1902- 1904)
Helensburgh,
Escocia
Fuente: Wikipedia
Por otro lado tenemos otro ejemplo de Art Nouveau británico, esta vez en la ilustración. Aubrey Beardsley (1872 -1898) formó parte de un círculo de artistas ingleses quienes trabajaron en una intersección entre el Simbolismo y el Art Nouveau. Beardsley elaboró ilustraciones para la obra de Oscar Wilde Salomé, una de las cuales fue The Peacock Skirt, una composición decorativa que caracterizaba perfectamente su estilo. La influencia del grabado japonés es evidente, aun cuando lo asimiló en una manera única. Se limitó a las líneas y a patrones en blanco y negro eliminando cualquier sombra.
Aubrey
Beardsley (1872 -1898)
The Peacock Skirt (1893)
22.7 x
16 cm
Fogg Art Museum, Cambridge, Massachusetts
Fuente: Artstor
España
El Art Nouveau (bajo el nombre de Modernismo) alcanzó su expresión más personal en el trabajo del arquitecto Antonio Gaudí (1852 – 1926). Antes de convertirse en arquitecto, Gaudí recibió entrenamiento en el trabajo en fierro.
Como muchos artistas de su tiempo, él buscó crear un estilo que fuera tanto moderno como adecuado a su entorno y país. Tomando inspiración de la arquitectura morisca española y de la arquitectura de su originaria Cataluña, Gaudí desarrolló una estética personal. Concibió al edificio como un todo, el cual estaba moldeado casi como si fuera una escultura en barro. Aun cuando su trabajo se desarrollaba de manera lenta, guiado fundamentalmente por su intuición e imaginación, Gaudí fue un maestro e inventó nuevas técnicas estructurales que facilitaron la construcción de sus creaciones y de su visión.
Su extraordinaria arquitectura, apadrinada por el visionario mecenas Don Eusebio Güell, puede considerarse única en el mundo por su fantasía y libertad. Además de algunos edificios privados, Güell hizo posible la construcción del parque público bautizado con su nombre, situado en el noroeste de la ciudad de Barcelona y con un área de 20 hectáreas. Este parque constituyó el punto culminante en la fase madura de Gaudí, cuya meta ya no era la superposición de elementos diferentes, sino el conjunto.
Antonio Gaudí
(1852- 1926)
Parque Güell (1914)
Carrer Olot, Barcelona
Fuente: Artstor
Antonio
Gaudí (1852- 1926)
La Sagrada Familia (1880 - )
Carrer
de la Marina, 251-253, Barcelona
Fuente: Artstor
Antonio
Gaudí (1852- 1926)
Casa Mila (1906- 10)
Barcelona, España
Fuente: Artstor
Duración
El Art Nouveu se lo identifica con un período muy corto en la historia del arte, de 1890 a 1905, aun cuando, como hemos visto, se dieron manifestaciones previas y también posteriores a estas fechas.
Su carácter efímero demostró que el Art Nouveau no fue una solución viable para los problemas de la organización y el crecimiento urbano, ni en lo práctico ni en lo simbólico. Nunca llegó a ser un estilo generalizado, ya que las mejores obras eran costosas y no aptas para la fabricación masiva. En consecuencia, se convirtió en un estilo elitista, con una clientela muy limitada.
La carga ideológica que se suponía debía soportar el Art Nouveau terminó por hacerlo caer. Lo que fue fundamentalmente un intento honorable y bien intencionado de rediseñar el ambiente y de encontrar la mejor forma para elaborar los accesorios domésticos, terminó siendo incapaz de resistir la producción en masa. El movimiento acabó con la producción masiva de productos pseudo - art nouveau que terminaron por desacreditar a este estilo en las siguiente décadas.
La aspiración de alcanzar una total regeneración del arte y de la vida estaba condenada al fracaso. Ni su constitución interna ni sus bases sociológicas le permitieron convertirse en un amplio movimiento renovador. El Art Noveau sólo fue el mundo deseado por una élite. Fue el estilo de la alta burguesía, de la burguesía ilustrada y urbana en la cúspide de la era capitalista. Cuando se hundió en la pequeña burguesía se convirtió en un estilo cursi (Schmutzler 1980: 191 – 192).
Por su parte, el estilo dominante en el nuevo siglo rechazaba dos elementos característicos del Art Nouveau; por un lado, la idealización de la artesanía preindustrial o no industrializada; y, por el otro, el deseo de expresar la modernidad de forma más simbólica, mediante la ornamentación compleja.
En cambio, cualquier estilo adecuado a la sociedad del nuevo siglo XX tenía que abandonar la idea del anti-industrialismo, porque debía ser apto para la producción en masa y resultar compatible con las máquinas. Además, el nuevo siglo apuntaba hacia la abstracción y a las figuras geométricas, la máquina y no la naturaleza era el nuevo modelo a seguir.
Otra causa del declive del Art Nouveau fue que la edad dorada de la burguesía, la belle époque, llegó a su fin con la Primera Guerra Mundial. Luego de la Primera Guerra Mundial, el Art Nouveau perdió interés, la gente tenía otras necesidades y prioridades. La sociedad necesita cambiar la forma en que miró el mundo después de la guerra.
Sin embargo, en los países que no tuvieron tanto contacto con la guerra, como España y Finlandia, el Art Nouveau continuó, aunque con menor fuerza.
Aun cuando se afirma que el fin del Art Nouveau vino con la Primera Guerra Mundial, este movimiento sufrió cierta oposición desde mucho antes. En 1901 Guimard había sido criticado por la 'extravagancia' de sus diseños para el metro de París; por ejemplo, en 1903, el Art Nouveau fue descrito por Walter Crane (artista del movimiento Arts and Crafts) como “esta extraña enfermedad decorativa"; y los editores de Art et décoration opinaron que el estilo de Glasgow, representado en la Esposizione Internazionale de 1902 en Turín, "no parece estar en armonía con nuestras aspiraciones artísticas o nuestras necesidades diarias".
Posteriormente, en los años 1920 y 1930 en Francia se hizo referencia al Art Nouveau como el estilo branche de persil (el estilo palo de perejil) o el estilo guimauve (marshmallow style). No fue hasta la década de 1960, a través de una serie de exposiciones, que la reputación del Art Nouveau fue restablecida y que fue visto como algo más que una fase transitoria que vinculó el historicismo decimonónico y el funcionalismo del siglo XX.
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