martes, 8 de noviembre de 2016

Lectura de "Cultura y Simulacro" de Jean Baudrillard

Comencemos revelando el contexto filosófico en el cual surge el pensamiento de Baudrillard. Este se encuentra en diálogo con la corriente de posestructuralistas franceses. Para ellos la muerte de Dios, y por ende la inexistencia de una Verdad absoluta (Nietzsche), y la lingüística estructural (Saussure) son puntos de referencia clave. Con Saussure vemos el lenguaje como un sistema de diferencias. Es decir, la relación entre significante (la palabra) y el significado (lo que evoca la palabra, a lo que refiere) es puramente arbitrario y se da gracias a la diferencia entre los significantes. Es decir, para que una palabra tenga sentido, debe estar inscrita en una estructura compleja en la cual esa palabra adquiere sentido solo por diferenciarse de las otras palabras. Es esto lo que retoma Lacan y lo radicaliza al incorporar la primacía del significante. Así, el significante (y por ende el ámbito de lo Simbólico para Lacan, el ámbito del lenguaje) es lo que da forma al significado. Esto lo vemos claramente expreso en su ejemplo de la puerta de los baños. En este ejemplo (Figura 1), hay dos puertas exactamente iguales, sin embargo la diferencia la inscribe el significante “hombre” o el significante “mujer”. A su vez, esta diferencia solo tiene sentido dentro de la estructura, de lo simbólico, y no hay nada que la sostenga más allá de las diferencias. No hay nada que garantice el sentido como lo hacía Dios, o la Verdad. Es importante entender este giro lingüístico ya que empapa el pensamiento de Baudrillard, quien lo lleva a la semiótica y al determinismo tecnológico.


Figura 1: Las puertas de baño de Lacan

                Así, la preocupación de Baudrillard refiere a la condición de las imágenes, de la representación y de la realidad en las sociedades del capitalismo tardío y altamente tecnológico y mediatizado. Según Baudrillard, en estas épocas nos encontramos en una situación en la que la representación ya no es la representación de una realidad. En términos metafóricos, el mapa hoy en día no es una imagen del territorio, sino más bien existen mapas sin referentes a un territorio que producen un territorio. Es decir, representaciones sin relación a una realidad que crean una hiperrealidad que oculta el hecho de que la realidad ha dejado de existir. De esta manera plantea su concepto de simulacro. Este es un concepto clásico de representación, sin embargo Baudrillard pone tres órdenes de simulacros. En primer lugar (primer orden) están los que representan a una realidad sin mayor problema. Luego encontramos los simulacros de segundo orden: que confunden la representación con la realidad. Finalmente están los simulacros del mundo contemporáneo (tercer orden) que son modelos o representaciones sin original o que ya no tienen original. Por otro lado, la simulación sería el proceso de imitación. Sobre la diferencia entre disimular y simular, Baudrillard escribe que: “disimular es fingir no tener lo que se tiene. Simular es fingir tener lo que no se tiene. Lo uno remite a una presencia, lo otro a una ausencia.” (Baudrillard 1978: 8). Así, la simulación amenaza la distinción entre verdadero y falso y es el proceso en el cual se produce la hiperrealidad a partir de los simulacros.

                Ahora, esta condición de las representaciones y la hiperrealidad está íntimamente relacionada a la forma que la tecnología nos constituye como sujetos. Es decir, la sociedad a la cual alude Baudrillard está marcada por una alta sofisticación de las tecnologías de comunicación, información y entretenimiento. La televisión, el cine, la publicidad y los centros comerciales constituyen la realidad; marcan la pauta de como los sujetos actúan y piensan. Vemos que “es preciso pensar los mass–media como si fueran, en la órbita externa, una especie de código genético que conduce a la mutación de lo real en hiper- real” (Baudrillard 1978: 58). La representación mediática de la belleza corporal no es una que se basa en una realidad de gustos de las personas, sino que es una que construye lo que es la belleza y lo que las personas consideran como bello. En ese sentido el canon de belleza físico es hiperreal. Otro ejemplo sería uno que usa Baudrillard en otro texto sobre la Guerra del Golfo. En este, él cuenta una anécdota en la que unos periodistas que se encuentran en vivo en el lugar de la guerra están viendo la televisión estadounidense para informarse de lo que sucede y así reportarse a EEUU. En esta medida, lo que sucede en los medios, en las noticias, construye no solo lo que sucede para los espectadores, si no para los que están involucrados en la misma guerra (Lane 2000: 95). En la medida en que nuestras vidas están mediadas por los medios de comunicación, todo lo que vivimos es hiperreal.  

                Un caso emblemático es el de la música rock y los discursos que se manejan en este género musical, en especial en una forma más agresiva: el punk de los 70s. El rock desde sus inicios ha sido la música de la sociedad de consumo y un fenómeno totalmente mediático. A partir de los 60s se ve permeado con discursos contraculturales. Ahora, el punk recoge esto y regresa a formas musicales más “simples” que el rock progresivo había dejado de lado. Un ejemplo que creo que serviría es el de la banda británica Sex Pistols. Esta banda comenzó siendo un proyecto del productor Malcolm Mclaren que unió a ciertos integrantes para crear un producto que tenga una estética y discurso contestatario y anárquico. Temas como originalidad, autenticidad, no “venderse” se manejan en los discursos del Punk, a pesar de ser algo totalmente mediático y teatral. Ahora, lo interesante es como se recibe esta construcción mediática por el mismo público, incluso en otros lugares del mundo como aquí en Perú. Vemos que aquí se desarrolla el movimiento Subte que es la variante del Punk del mundo de habla inglesa pero en Perú. La gente peruana consume y se constituye por estos discursos de autenticidad y originalidad y los reproducen en sus mismas bandas y vidas cotidianas. Es decir, son “auténticos” reproduciendo estos constructos mediáticos recibidos a través de películas, radio e industria discográfica. Es decir, atendemos a un simulacro de 3er orden.

Video 1: Anarchy in the U.K. - Sex Pistols

      
Algo similar sucede con lo que algunos llaman la epidemia de payasos que está sucediendo en Norteamérica. Actualmente se están publicando avistamientos de payasos en lugares extraños o deshabitados que persiguen a personas y las asustan (video 2). Novelas como It de Stephen King y su adaptación a una mini serie (como también la nueva adaptación al cine que saldrá en el 2017), e historias de asesinos en serie como Pogo el payaso,  han contribuido a la creación de este fenómeno de payasos siniestros. A su vez, la mediatización ha hecho que se propague y que varios repitan esta misma acción en otros lugares. Vemos que este podría ser otro ejemplo en que la cultura pop, a través de los medios de comunicación, construye una realidad hiperreal.

Video 2: Epidemia de payasos



Finalmente, en el contexto del Pop Art, vemos que la hiperrealidad es el tema de predilección. La cultura de la sociedad de consumo y de los medios masivos de comunicación se ven como los temas favoritos de estos artistas. Estos evidencian como nuestras vidas están marcadas por la hiperrealidad y el juego de imágenes sin referentes que constituyen a los sujetos. La referencia a lo kitsch (Litchenstein con los comics), a las estrellas pop y la publicidad (fig. 2), o a las mismas vida de los 50s como un collage mediático (fig. 3). Es decir, estos artistas están constituidos por estas vidas de hiperrealidad del capitalismo tardío y lo plasman en sus obras, así creando obras de arte hiperreales. La diferencia con épocas anteriores la podemos ver entre un bodegón de Caravaggio (fig. 4), y el Still Life #30 de Tom Wesselmann (fig. 5). En Caravaggio vemos un intento de mímesis de la realidad a la manera de un tramapntojo. Por otro lado, el bodegón de Wesselmann también busca cierta imitación de la realidad, sin embargo, pareciera una realidad casi plastificada y caricaturizada. La importancia que cobran todas las marcas de los productos es notable ya que todas están mirando al espectador. Esto es una clara muestra de la constitución de la subjetividad posmoderna a partir de la publicidad y la sociedad de consumo. Así como otras obras de Pop Art, lo consideraría un retrato hiperreal de la hiperrealidad. 

Fig. 2: 
Marilyn Diptych
Andy Warhol
1962
Serigrafía
205.44 x 289.56 cm

Fig. 3: Just what is it that makes today’s homes so different, so appealing?Richard Hamilton1956Collage26 cm x 24.8 cmKunsthalle Tübingen
Fig. 4
Cesto con frutas
Caravaggio
Óleo sobre lienzo
46 x 64 cm
f
Fig. 5: 
Still Life #30
Tom Wesselmann
1963
Óleo, esmalte, polímero sintético y collage sobre una tabla de composición
122 x 167.
5 cm
Bibliografía

BAUDRILLARD, Jean
1978                      Cultura y simulacro. Barcelona: Kairós.
LANE, Richard J.
2000                      Jean Baudrillard. Londres: Routledge.

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