Pregunta: ¿Es realista el Pop Art?
Por José Luis Príncipe
La
resolución de la pregunta implica una previa definición del término realismo y lo que respecta al movimiento
artístico conocido como Pop Art. En el primer caso, es necesario dilucidar las
variantes conceptuales que se han gestado en la Historia del Arte en torno al
término; mientras que para la definición del Pop Art se precisarán las
características y algunas de las obras más relevantes a dicho movimiento, tanto
en Inglaterra como en Estados Unidos. Definidos ambos conceptos, se determinará
si existen elementos propios del realismo en las obras que fueron producidas en
el Pop Art con lo que se afirmaría o negaría la presente cuestión.
¿Qué es el realismo?
Ya desde la
antigüedad clásica se había definido el interés de la manifestación artística mediante
la imitación de la naturaleza -la mímesis-, buscando, además, la belleza
perfecta de lo representado, es decir, la idealización. Con el Renacimiento y
el renovado interés científico aunado al humanismo filosófico, las expresiones
artísticas pictóricas sumaron a la imitación de la naturaleza ejercida en la antigüedad,
la perspectiva matemática, surgiendo nuevas reglas académicas. Con este nuevo
compendio normativo, no sólo se exigía a la producción artística la búsqueda del
realismo en función a la verosimilitud de lo representado, sino también la
exclusión de los temas vulgares o desprovistos de belleza.
Durante el
siglo XVIII se manifestaron nuevas aproximaciones artísticas con respecto a la
realidad: durante el barroco tardío se asomó una contraposición con el
clasicismo y la exagerada sensualidad del rococó, mientras que el neoclasicismo
se mantuvo sujeto a las reglas académicas, bajo cuya normativa la realidad se
mantuvo subyugada a los conceptos idealistas. La representación de lo real
sería también esquiva en la primera mitad del siglo XIX con el Romanticismo, movimiento que exaltó el
sentimentalismo exacerbado, hallando una respuesta de oposición con el Primer
Manifiesto Realista promulgado por Courbet en 1850.
La búsqueda
de lo real sería un tema imperativo en las posteriores corrientes: un grupo se
identificaría con los ideales del clasicismo y la tradición renacentista, tales
como la estancia del idealismo, la perspectiva matemática o el desnudo
académico, mientras que el otro tiende a independizarse de dichas reglas,
forjando un realismo anti-académico. Al tratar los temas mundanos en el momento
actual, los primeros pintores considerados “realistas” –de la segunda mitad del
siglo XIX- violaron la teoría académica, parametrizada esencialmente en lo
trascendental y lo intemporal.
Realismo francés del siglo XIX
El
Realismo, como movimiento pictórico, se desarrolló en Francia en la segunda
mitad del siglo XIX, iniciándose con el Manifiesto Realista que promulgó
Gustave Courbet en 1850. En éste, Courbet muestra una férrea oposición al
academicismo de la Escuela de Bellas Artes, rechazando su normativa. Definió a
la pintura como un “lenguaje totalmente físico”, que consistiría únicamente en
la representación de los objetos que el artista puede ver y tocar. En esta
contemplación y representación anti-idealista y directa del mundo de los
objetos, de su experiencia sensorial y aprehensible, se encontraba el ímpetu
revolucionario del realismo. Consecuentemente, se aparta de los temas
mitológicos o históricos y arraiga su práctica en su época, representando lo
que le rodea. Se contrapone al sentimentalismo del Romanticismo, a su
subjetividad y a su inherente emotividad para, en su lugar, abordar escenas de
la realidad cotidiana, tales como el trabajo y los trabajadores, la vida rural,
la ciudad, los cafés, los bailes, la mujer y/o la muerte. Se presenta a la
naturaleza humana carente de toda idealización, renunciando al embellecimiento
premeditado, optando más bien por mostrar, con sinceridad y crudeza, el
sacrificio del proletariado, esperando que la manifestación artística sirva
como instrumento de reivindicación social. Según Courbet: “Al renegar el ideal
falso, levanté la bandera del realismo, la única capaz de poner el arte al
servicio del hombre, queriendo que el hombre se gobierne a si mismo según sus
necesidades”. Finalmente, la concepción del Realismo pictórico representaría el
triunfo de la visión objetiva y positivista del mundo, acorde a la tendencia
revolucionaria del momento.
El Estudio del pintor (fig. 1), de Courbet, se muestra como una alegoría de lo real.
Alegoría en cuanto al hecho de que los personajes representados en la obra -su entorno político, artístico y cultural- no se hubieran reunido en la instancia representada
en la vida real, sin embargo, es real en cuanto ninguno de los personajes es
sobrenatural ni proviene del pasado. Por otro lado, El Angelus (fig. 2),
de Jean-François Millet, retrata a dos campesinos envueltos en una
atmósfera sentimental. El realismo social de la obra pretende denunciar
ciertas condiciones de trabajo del mundo rural.
Las vanguardias y su realismo “antirrealista”
Tras emanciparse
el arte de sus funciones religiosa-sacarles que le habían sido impuestas desde
la antigüedad, el arte experimentó una segunda independencia, quizás de mayor
relevancia, con el inicio de las vanguardias. El arte manifestó un carácter con
el que pretendía un desvinculo con el mundo fenoménico, y con ello, el
alejamiento de la reproducción mimética. Es en este momento que el arte fija
nuevos intereses, desprendiéndose del academicismo con el que había operado de
forma renovada desde el Renacimiento. Se da primacía a la libertad de expresión
y a la exploración creativa, cualidades que permitirán al arte adentrarse,
posteriormente, a la abstracción y a lo conceptual, haciendo éste último que
las ideas mismas operen como obras de arte.
Ya Cézanne había
manifestado que sus pinceladas no conforman la mera representación del mundo
“exterior” sino sus sensaciones respecto a ésta en un momento determinado: todo
late con sensación humana[1]. Esta sería la realidad en términos de
conocimiento íntimo que todos tenemos en ella, una realidad “subjetiva” común a
todos, en otras palabras, de carácter intersubjetivo.
Con los
cubistas, al someter a la representación del objeto a una deconstrucción en
múltiples puntos de vista, se intenta un desmonte del realismo, sin embargo, se
mantiene el fin realista. Esto se comprueba en Desnudo femenino sentado(fig. 3), de Pablo Picasso, donde se aplica una negación de la
ilusión de una realidad física, sin embargo, pone en funcionamiento las
convenciones pictóricas para representar la solidez y profundidad. Ello se
comprueba en las zonas de pintura de tonos contrastados delimitados por líneas
rectas y angulares que sugieren los planos y la profundidad, haciendo que la realidad
física prevalezca sobre el cuerpo representado.
Con
Duchamp, el concepto de lo realista adquirió un nuevo matiz: la realidad ya no
tenía que limitarse a ser imitada sobre algún lienzo por obra de los pinceles,
sino que permitió que ésta se presentara en sí misma sobre la producción
artística a través de sus ready-mades.
Al respecto, Duchamp mencionó: “Quería desprenderme de la materialidad de la
pintura. Yo mismo me interesaba por ideas y no por efectos visuales”. Bajo dicha filosofía, el arte tendría que
estar sustentado bajo una idea profunda con la cual se pueda trascender de la
materialidad de la pintura y la imitación de la realidad; ello le permitiría la
independencia de la mímesis antes mencionada. Icónico es su ready-made Rueda de bicicleta sobre un taburete (fig. 4) en donde plasma
dicho juicio de lo real.
El realismo de la Escuela Ashcan
En 1908 se
constituyó en la ciudad de Nueva York el grupo de artistas conocido como “los
Ocho”, encabezado por Robert Henri. Las tendencias comunes en sus obras fue la
causa por la cual, posteriormente, se les nominó La Escuela Ashcan. Su anhelo
se centraba en crear un nuevo tipo de arte arraigado en la cruda y visceral realidad,
siendo a menudo los temas suburbiales o marginales urbanos y cotidianos los que
suscitaban su interés. Es así que se produjeron escenas brutales de boxeo, de
prostitutas y de fríos y hostiles paisajes urbanos en los cuales gobernaban los
tonos oscuros.
En Los dos son miembros de este club (fig.5), de George Bellows, se
plantea una visión del boxeo -deporte que se identifica con las clases menos
favorecidas-, que refleja la cómoda
actitud sentenciosa de la clase media. El gesto de deshumanización en torno al
espectáculo se aprecia en las perturbadoras expresiones de la audiencia
representada. Al respecto, Bellows había comentado que percibía la inmoralidad
mucho más en el público que en el mismo cuadrilátero. Otro ejemplo de denuncia
social lo tenemos en Los habitantes de
las cavernas(fig. 6),
también de Bellows, en donde se representa a los pobres de la ciudad en
condición de hacinamiento, como objeto de una atención reformadora.
Tal como
sucedió con el Realismo francés del siglo XIX en contraposición al
sentimentalismo del Romanticismo, la Escuela Ashcan tuvo un carácter realista
en vista que sus temas ejercían como medio para la representación de la
realidad social con el cual se dejaba abierta la crítica social en
contraposición a la Nueva York que fue representada en las obras de sus colegas
impresionistas de la época.
El Nuevo Realismo
El Nuevo
Realismo –en francés Nouveau Realisme y en inglés New Realism- fue un
movimiento pictórico fundado en 1960 por el crítico de arte Pierre Restany y el
pintor Yves Klein. El nuevo Realismo fue una de las numerosas tendencias de
vanguardia de la segunda mitad del siglo XX.
Los miembros del grupo veían el mundo
como una imagen, de la que ellos tomarían partes y las incorporarían a su obra,
buscando unir lo más posible la vida y el arte. Se caracteriza por recurrir a
la apropiación de imágenes triviales, representando objetos de deshecho de la
sociedad, así como imágenes obtenidas de los medios de comunicación, de la realidad
urbana cotidiana y de la industria.
A pesar de toda la diversidad de su
lenguaje plástico, percibían la existencia de una base común para su obra,
siendo éste un método de apropiación directa de la realidad, equivalente, en
términos de Pierre Restany, a un “reciclado poético de la
realidad urbana, industrial y publicitaria”. Al respecto, Léger manifestó: “no
sería preciso ningún gran esfuerzo para despertar la sensibilidad y comprensión
de las masas hacia el nuevo realismo, que se origina a partir de las
perfeccionadas manifestaciones de la misma vida moderna: bajo el influjo de
temas geométricos se transpone a un ámbito donde fantasía y realidad se funden
y confunden entre si” [2]
Abogaban por un regreso a la
“realidad”, en oposición al lirismo de la pintura abstracta,
pero evitando las trampas propias del arte figurativo, al
que habían acusado de pequeño burgués o de realismo socialista. Aplicaron la técnica del decollague (lo
opuesto a los collagues), en
particular a través del uso de carteles rasgados o lacerados. El uso del ready-made para acercar a los
espectadores con su realidad presente y alertarlos en su manera de percibir el
arte también fue una característica del movimiento. Un ejemplo de ello lo
tenemos en Comido por Marcel Duchamp (fig. 7) de Daniel Spoerri: a
modo de Cuadro-trampa[3], presenta ciertos objetos del mundo
real (cucharas, tenedores, tazas, copas, servilletas y hasta restos de comida) llevados
al lienzo, procediendo a pegar con cola los restos de comida a la superficie donde
incluso se conserva el mantel. Ejemplos similares los tenemos en la obra de
Arman, quien se caracteriza fundamentalmente por plantear el objeto, o mejor
aún, los objetos, en nuevas situaciones y relacione, otorgando relevancia al
factor cuantitativo. Gracias a la acumulación, Arman logra eliminar la
identidad de un objeto determinado, hecho que le confiere un carácter
absolutamente distinto. Dicha concepción la podemos apreciar en Acumulación de jarras(fig.8), de 1961.
Los cuadros de desperdicio de Spoerri,
el Body Art monocromo de azul de Yves Klein, los fotomontajes y montajes de
llamativos colores de neon de Martial Raysse, las acumulaciones del seriado objet trouvé[4] de Arman: todos muestran la
estructura material de los objetos, sus absurdas combinaciones y su carácter de
fetiche.
Ante estas nuevas expresiones
artísticas que hacían una nueva alusión a lo real, Pierre Restany había
proclamado la desaparición de la pintura de caballete y defendió “la aventura
apasionada de lo real percibido en sí mismo y no a través del prisma del
conceptualismo o la transcripción imaginativa”.
El realismo fotográfico
La historia
de la fotografía empieza oficialmente en el año 1839, con la divulgación
mundial del primer procedimiento fotográfico: el daguerrotipo. Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta
fines de éste, se efectúan innovaciones que le van permitiendo una progresiva
evolución, sin embargo, no llega a afianzarse bajo el status artístico por
considerársele como un trabajo ejercido a exclusividad por la máquina. Al
constituirse años después como un medio efectivo y mucho menos laborioso que la
pintura para retratar la realidad empírica con total fidelidad, dejó a los
pintores en una situación incierta, relegándoseles a un segundo plano. “La
pintura está muerta de hoy en adelante” se clamaba. La popularización de
la fotografía, con su
carácter seductor y cautivador, incentivó en el gran público el deseo por
representaciones que parecieran "objetivamente reales" generando la
puesta en duda sobre el carácter legítimo de todo intento artístico que
pretenda representar la realidad “externa”.
El
fotógrafo y pintor Chuck Close llevó a las últimas consecuencias la relación
entre fotografía y pintura, admitiendo previamente la superioridad de la
fotografía frente a la pintura, por lo cual en sus obras decide pintar detalles
minuciosos y hasta los defectos de deformación del objetivo fotográfico. En sus
retratos de enormes dimensiones reproduce, con rigurosidad técnica, las
imágenes fotográficas, buscando los efectos de profundidad. Como ejemplo de su
hiperrealismo, podemos citar Joe (fig. 9), en donde el
minucioso trabajo no excluye las imperfecciones de la piel. En ello radica
también el realismo en sus obras.
Por otro lado, la obra de Richard Estes destacó por su hiperrealismo en la representación de la temática urbana y los escaparates de las edificaciones, aproximándose a la calidad fotográfica. En sus obras existe una interacción entre la belleza de la superficie pintada y la fealdad y la banalidad de la realidad representada. El hiperrealismo de sus obras se puede verificar en obras como La ferretería suprema (fig. 10) o Cabinas de teléfono(fig. 11)
¿Qué se entiende entonces
por realismo?
Habiendo
hecho una revisión previa de lo que el término realismo implica en la Historia
del Arte, podemos decir que éste -teniendo como condicionante el
distanciamiento de los temas idealizados, heroicos o mitológicos-, adquiere
diversos matices. Con el Realismo francés del siglo XIX, lo realista se
circunscribe a una instancia modulada por temas cotidianos y ordinarios con
fines de praxis social, pero poniendo atención en el naturalismo. Con el
impresionismo se busca que la obra reproduzca la percepción visual de la
realidad en un momento determinado, además de la representación de la luz y el
color que emana de la naturaleza en el instante en el que el artista lo
contempla; con los cubistas, a pesar que la deconstrucción de los objetos
representados permiten un alejamiento de la imitación de la realidad, se
mantiene el imperativo de lo real al representar la dimensionalidad y la
profundidad de los objetos; con el ready-made
de los dadaístas, se coloca al objeto por sí mismo dentro de la obra sin
necesidad de una representación que aluda a lo real, siendo esta forma de
percibir lo real también replanteada por el Nuevo Realismo. Por otro lado, los
artistas del Hiperrealismo se empeñaron en una exhaustiva mímesis hasta igualar
-o superar- la precisión fotográfica, sin interés de evadir la imperfección o
la fealdad.
A
continuación se hará una breve revisión histórica y conceptual del Pop Art, analizando
algunas de sus obras más emblemáticas con la finalidad de buscar elementos con
los cuales se pueda determinar si dicho movimiento posee el carácter de realista,
según lo revisado.
El Pop Art
Primero en
Inglaterra y después en Estados Unidos, el Pop Art fue el primer movimiento en
redescubrir el universo cotidiano en los aspectos más banales de la moderna
sociedad industrial y de consumo. A
continuación se analizarán ambas vertientes, analizando la producción artística
en función a la tarea que nos compete: la búsqueda del realismo en las obras.
El Pop Art en
Inglaterra tiene al Grupo Independiente
como su precursor, el mismo que fue fundado en Londres, en 1952. Entre sus
miembros fundadores se encuentran Richard Hamilton, Eduardo Paolozzi, Nigel Henderson
y William Turnbull, entre otros.
Caracterizados por su rechazo a la visión modernista de la cultura y la normativa academicista, el interés común se circunscribía a la emergente cultura popular y todos aquellos medios de comunicación de masas que la nutrían de la mano con el auge de la tecnología. Estos elementos se vieron presentes en uno de los collages emblemáticos que dieron inicio al movimiento: Yo fui el juguete de un hombre rico (fig. 12), de Eduardo Paolozzi. La obra representa elementos puramente figurativos: una dama vestida con atuendo de la época, una botella de Coca-Cola en alusión al consumismo, o una avioneta militar haciendo referencia a la Guerra Fría, los pasajes tipográficos manipulados como "Real Gold " o las combinaciones de palabras como "True" y "Pop".
Caracterizados por su rechazo a la visión modernista de la cultura y la normativa academicista, el interés común se circunscribía a la emergente cultura popular y todos aquellos medios de comunicación de masas que la nutrían de la mano con el auge de la tecnología. Estos elementos se vieron presentes en uno de los collages emblemáticos que dieron inicio al movimiento: Yo fui el juguete de un hombre rico (fig. 12), de Eduardo Paolozzi. La obra representa elementos puramente figurativos: una dama vestida con atuendo de la época, una botella de Coca-Cola en alusión al consumismo, o una avioneta militar haciendo referencia a la Guerra Fría, los pasajes tipográficos manipulados como "Real Gold " o las combinaciones de palabras como "True" y "Pop".
Otra
obra emblemática del movimiento es ¿Pero
qué es lo que hace a los hogares de hoy día tan diferentes, tan atractivos?(fig.13), de Hamilton.
Se trata de un collage realizado a partir de imágenes publicitarias que
reflejan el contexto social de la época y haciendo una fuerte crítica a la
sociedad consumista de la época. Los personajes están igual de mediatizados que
los objetos que rodean; en el centro de la composición aparece una figura
masculina con el torso desnudo, muy musculoso, y que sostiene un dulce de la
época, el Tootsie Pop. La imagen del hombre –el ganador del Míster Los Angeles
en 1954- fue extraída de la revista
Tomorrow´s Man.
Aparecen
también dos figuras femeninas que se muestran en roles diferentes: en la
esquina superior izquierda aparece una joven que representa a la perfecta ama
de casa, guapa y trabajadora; por otro lado, aparece una joven modelo que
parece extraída de un espectáculo tipo burlesque. Además de los elementos realistas
previamente mencionados, la composición también presenta elementos
surrealistas: la zona superior es una esfera terrestre como símbolo de la
globalización americana.
La
otra vertiente del movimiento se dio en Estados Unidos. En 1953, Edward Hopper
fundó la revista especializada Reality,
cuya finalidad era la de manifestar una clara oposición al consenso de la
crítica en favor al arte abstracto. “La pintura -declaró- tendrá que tratar de
la vida y los fenómenos naturales con mayor intensidad y no tan indirectamente
si quiere volver a ser algo grande”. La “realidad”, de algún modo, no tardaría
en reaparecer en la pintura por la puerta grande con la obra de los artistas
pop; sin embargo, eso no sería una representación directa de “la vida y
naturaleza”.
Teniendo
en cuenta -como preámbulo- este interés por rescatar lo real, el Pop Art inicia
en Estados Unidos en 1961. Fue en este país que el Pop Art se consolidó de mejor
manera, a pesar de la desconfianza y cautela que ejercía la crítica, dado que la industria
del arte en aquellos tiempos dirigía su atención hacia el expresionismo
abstracto. Aun así, la esencia del Pop Art tenía la particularidad de ser
fácilmente asimilable debido a que los motivos tratados se identificaban como puramente
estadounidenses. Ello fue de importancia ante la competencia que se daba en el
mercado del arte entre los coleccionistas estadounidenses y los europeos,
reforzando al carácter nacionalista. Este hecho fue confirmado con la
exposición titulada El Arte pop y la tradición americana en el Milwaukee Art
Center en 1965.
Los
artistas del Pop Art estadounidenses se caracterizaron por pintar apelando a lo
figurativo, recogiendo los intereses de una sociedad de consumo para luego
plasmarlos en sus obras. El auge de la publicidad permitió la masificación de
los medios y estos fueron aprovechados por el Pop Art, tales como carteles,
revistas, periódicos, cómics, envases de bebidas gaseosas, paquetes de
cigarros, imágenes del cine o la televisión, etc. A través de dichos medios y
el redescubrimiento del entorno vital, sobrevino la implantación de una nueva
temática, hasta entonces ajena al arte, la representación de lo banal o lo kitsch de algún elemento cultural,
frecuentemente haciendo uso de la ironía. Un ejemplo que retrata lo ordinario
en los objetos se da en Máquina de
caramelos duros (fig. 14),
de Thiebaud, quien se consideraba a sí mismo como un realista que adaptaba la
práctica de los pintores de su generación para representar objetos corrientes. Otro
ejemplo de la representación de la trivialidad material se da en Latas de Sopa Campbell (fig. 15), de Andy Warhol,
donde haciendo uso de un proceso semi-mecanizado de serigrafía,
el artista represento en forma repetida el soporte físico –la lata- que servía
de contenedor al producto, y a su vez, promocionando la marca Campbell. En Desgracia
en Lavanda(la silla eléctrica)(fig.
16) -también de Warhol-, se muestra una técnica de repetición fotográfica
matizada en distintos tonos cromáticos que le confiere al objeto representado –
una silla eléctrica- cuyo carácter desconcertante se incrementa ante la
presencia de un letrero que reza “silencio”. Estas representaciones de lo
ordinario – una máquina expendedora de dulces, una silla eléctrica o una lata
de sopa- no sólo vuelcan sobre el lienzo aquel carácter de la realidad perdida con
el expresionismo abstracto, sino que hacen llegar a la conclusión de que
los más banales e incluso vulgares elementos de la civilización moderna pueden
convertirse en Arte.
Roy Lichtenstein,
por su parte, rescata la expresividad del cómic, considerado hasta ese entonces
como subproducto cultural, y lo eleva a la categoría de arte. Un combate aéreo entre
dos aviones de guerra representados sobre un díptico en Whaam! (fig. 17) o la representación del afecto y el amor de una pareja
de amantes dada en El beso V (fig. 18) apelan a la realidad visual a través de
elementos netamente figurativos.
Con Buffalo II(fig. 19), de Robert
Rauschenberg, se hace uso del collage en donde los elementos que evocan al
consumismo (como el logotipo de Coca –Cola), se mezclan con el tema político (la
fotografía de John F. Kennedy) o el nacionalismo (la representación del águila de
cabeza blanca o águila americana). Yendo
a las manifestaciones escultóricas, Montando
bicicletas (fig. 20), también de Rauschenberg, muestra al objeto en sí
mismo dentro de la obra de Arte sin necesidad de la representación, haciéndonos
recordar al ready-made Rueda de bicicleta
sobre un taburete de Duchamp,
previamente citado.
Conclusión
Habiendo
revisado las distintas connotaciones de lo que el realismo implica en el arte y
explorando los fundamentos y algunas de las obras más relevantes del Pop Art,
podemos brindar una respuesta a la pregunta planteada en el presente ejercicio.
Como principio inherente al movimiento, el Pop Art se planteó una férrea oposición
al expresionismo abstracto, en virtud que deseaba rescatar la realidad que había
sido esquiva, es así que desde su génesis el movimiento sintió interés por lo
real; ello marcaría el camino que los artistas seguirían con su producción. Con
el Pop Art retornaron las imágenes figurativas en las sociedades más desarrolladas
del capitalismo tardío, emergiendo más vinculado a la moderna cultura de masas
y al consumismo que al concepto de tradición pictórica o estilística. Sin
embargo, debido al carácter repetitivo, el constante uso de cromática saturada
o la pérdida de profundidad en sus representaciones, la realidad que los
artistas pop devolvieron a la pintura tras el expresionismo abstracto no fue
natural, sino artificial. Concluyendo, el Pop Art sí es realista en virtud de su compromiso con lo figurativo
rescatando lo cotidiano, lo banal o lo ordinario, siendo usualmente el material
del que surgía la inspiración, la fotografía, aunque, tal como hemos visto, los
ready-mades y el collage también estaban presentes en las obras, procedimientos
que en las corrientes artísticas previamente citadas, sustentaban las distintas
variantes que el término realismo fue
adoptando dentro de la Historia del Arte.
Fig 1. Gustave Courbet. El taller del pintor. 1855
Fig. 2. Jean-François Millet, El Angelus. 1857
Fig. 3. Pablo Picasso. Desnudo femenino sentado. 1910
Fig. 4. Marcel Duchamp. Rueda de bicicleta sobre un taburete. 1910
Fig. 5.George Bellows. Los dos son miembros de este club. 1909
Fig. 6. George Bellows, Los habitantes de las cavernas,1913
Fig.7. Armand Fernández, Acumulación de jarras, 1961
Fig. 8. Daniel Spoerri, Comido por Marcel Duchamp, 1964
Fig.9. Chuck Close. Joe, 1969
Fig. 10. Richard
Estes, Cabinas telefónicas, 1967
Fig.11. Richard Estes, La ferretería suprema, 1973
Fig. 12. Eduardo Paolozzi, Yo fui el juguete de un hombre rico, 1947
Fig. 13.
Richard Hamilton. ¿Pero qué es lo que hace a los hogares de hoy día tan diferentes, tan
atractivos?, 1956
Fig. 14. Wayne Thiebaud, Máquina de caramelos duros, 1963
Fig.15. Andy Warhol, Latas de sopa Campbell, 1962
Fig. 16. Andy Warhol, La silla eléctrica, 1964
Fig.17. Roy Lichtenstein, Whaam!, 1963
Fig.18. Roy Lichtenstein, El beso v, 1964
Fig.19. Robert
Rauschenberg, Buffalo II, 1964
Fig 20. Robert
Rauschenberg, Montado bicicletas,
1998
[1]
Cézanne había manifestado: “no hay que reproducir la naturaleza, sino
representarla a través de equivalentes formales cormáticos”.
[2]
Tomado de R.Lippard, Pop Art, Munich,
1968.
[3]
Técnica consistente en fijar objetos sobre su soporte para luego colgar el
conjunto en la pared a modo de lienzo.
[4]
El término arte
encontrado –más
comúnmente objeto
encontrado (en francés objet
trouvé; en inglés, found
art o ready-made) describe el arte realizado
mediante el uso de objetos que normalmente no se consideran artísticos, a
menudo porque tienen una función no artística.
Bibliografía
Bibliografía
GREENBERG, Clement
2006 La pintura moderna y otros ensayos. Madrid: Siruela
MALPAS, James
2000 Realismo: Movimientos en el Arte Moderno. Madrid:Encuentro.
MONEM
Adine
2007 Pop Art Book. Black Dog
MUSSO, Paolo
2012 Formas
de la epistemología contemporánea: Entre realismo y antirrealismo. Lima: Llamkay. Trad.
del inglés: Christian Carlos Carman.
PRENDEVILLE, Brendan
2000 El realismo en la pintura del siglo XX. Barcelona:Destino
SAGER, Peter
1986 Nuevas formas de Realismo. Madrid:Grefol.
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