jueves, 5 de septiembre de 2013

GHIBERTI, Puerta del Paraíso (P. Moscoso)


Introducción a la Historia del Arte 2013-1
Análisis de la Puerta del Paraíso del Baptisterio de San Juan de Florencia, obra de Lorenzo Ghiberti 
Pablo Moscoso de la Cuba

Introducción
Vasari relata que en una ocasión Miguel Ángel pasó frente a las puertas del baptisterio[1] de San Juan en Florencia y le preguntaron su opinión sobre las puertas de ese recinto. Miguel Ángel contestó “[s]on tan bellas, que quedarían bien en las puertas del paraíso.”[2] El propósito de este trabajo es hacer un análisis que incluya elementos formales, iconográficos e iconológicos de, precisamente, esa famosa Puerta del Paraíso. Sin embargo, dadas las limitaciones del espacio permitido para este trabajo, así como el hecho que la puerta tiene diez paneles con diversas imágenes y pasajes bíblicos cada uno, tal análisis tendrá que ser necesariamente muy sintético y acotado.
Así, se hará lo posible por brindar una visión de conjunto de la puerta, resaltando algunos elementos llamativos de los paneles individuales. Después de todo, la puerta (cerrada) como conjunto es lo que tiene ante sí todo ser humano que se ha encontrado frente a ella durante los últimos cinco siglos y medio.[3] La intención de emplear esta visión general y sintética será, entonces, hacer un análisis de esta compleja obra que pueda cumplir con los parámetros de espacio asignados a este trabajo ya que un análisis paso a paso de cada panel sería imposible de completar en este documento.

1. Descripción general y contexto
La Puerta del Paraíso se encuentra ubicada al lado Este del baptisterio de San Juan, en el ingreso principal al recinto, que además da hacia la fachada de la catedral de Santa María del Fiore de Florencia. Fue la tercera y última puerta hecha para el baptisterio y la segunda realizada por Lorenzo Ghiberti (1378-1455). El contrato para realizar esta última puerta fue firmado el 2 de enero de 1425.[4] La obra fue concluida y la puerta colocada en su ubicación Este en 1452.[5]
El encargo de la puerta fue hecho por el gremio de los comerciantes de Florencia, el cual se ocupó de la construcción y decoración del baptisterio de San Juan (mientras que el gremio de los tejedores de lana cumplió similar rol para la catedral que se ubica al frente). Dichas confraternidades no escatimaban esfuerzos al proveer para los referidos recintos religiosos, ya que pero ellos era “la más honrosa de las obligaciones”.[6] Ghiberti, por supuesto, llevaba mucho tiempo vinculado al baptisterio y no es de extrañar que haya recibido el encargo: había antes ganado el famoso concurso en el que compitió, entre otros, contra Brunelleschi, para realizar la segunda puerta del Baptisterio, la cual terminó tras unos veinte años de trabajo.[7]
La Puerta del Paraíso está hecha de bronce dorado y compuesta de dos batientes. Sus dimensiones son imponentes. Mide 5,20 metros de altura, 3,10 de ancho y 11 centímetros de grosor. Su peso total es de 8 toneladas (ver imagen 1).
Tal como se ha adelantado, la puerta se encuentra dividida en diez extraordinarios paneles, los cuales contienen en total treinta y siete escenas del Antiguo Testamento, así como otros elementos decorativos.[8] Cada panel está hecho en una sola pieza.
Ghiberti gozó de una gran libertad para determinar la técnica a emplear en la obra, pero a diferencia de su anterior puerta y de otros trabajos de la época, también estuvo en libertad de establecer los contenidos formales de la misma.[9] Así, a diferencia de las dos puertas anteriores, divididas cada una en veintiocho paneles, Ghiberti optó por dividir esta en solo diez, seguramente influenciado por los paneles más amplios de la pila bautismal del baptisterio de Siena (ver imagen 2).[10] Eso no fue todo, ya que Ghiberti:
“[D]esarrolló un concepto completamente nuevo para sus marcos: el sistema del cuadrifolio que usara Pisano, para entonces ya completamente anticuado, lo sustituyó por un marco escalonado, rodeado por estrechas molduras articuladas rítmicamente. Cada uno de los cuarterones apaisados que contienen los relieves está flanqueado por dos imágenes en una hornacina integrada en las molduras verticales doradas que ornan los largueros de cada hoja, mientras que los extremos de cada travesaño confrontan con sendos círculos, de los que sobresalen unos bustos en relieve de reducido tamaño. Con ello se establece un sistema de interrelación entre los relieves de los cuarterones, pese a que, a la vez, las figuras del cerco son de tamaño notablemente mayor que el de las contenidas en aquéllos.”[11]

Si los paneles, elementos principales de la Puerta del Paraíso, son observados cuando la puerta se encuentra cerrada, se puede apreciar, de izquierda a derecha y de arriba abajo, una secuencia de escenas del Antiguo Testamento. El siguiente cuadro presenta tales escenas panel por panel, incluyendo en cursivas el nombre con el que se conoce a cada panel:[12]

Panel 1                                                   Adán y Eva
La creación de Adán
La Creación de Eva
El pecado original
La expulsión del Paraíso
Panel 2                                                   Caín y Abel
Los primeros padres delante de su choza
Abel cuidando el rebaño
El sacrificio de Caín y Abel
Caín mata a Abel
Dios padre pide cuentas a Caín
Panel 3                                                                Noé
La salida del arca
El sacrificio de Noé
La embriaguez de Noé
Panel 4                                                      Abraham
El encuentro de Abraham con los tres ángeles
El sacrificio de Isaac
Panel 5                                                Esaú y Jacob
Rebeca rezando a Dios
Rebeca dando a luz
Esaú vende su primogenitura a Jacob
Isaac manda a Esaú de cacería
Jacob trae un cabritillo
Isaac bendice a Jacob
Panel 6                                                               José
La venta de José a los mercaderes
El almacenamiento del grano
El descubrimiento de la copa de plata
José se da a conocer a sus hermanos
Panel 7                                                          Moisés
Moisés recibe las tablas de la ley
El pueblo aguardando a los pies del monte Sinaí
Panel 8                                                              Josué
Los israelitas cruzando el río Jordán
Levantando el monumento de piedra
La conquista de Jericó
Panel 9                                                             David
David mata a Goliat
La entrada en Jerusalén
Panel 10                    Salomón y la reina de Saba
Salomón encuentra a la reina de Saba

2. Los paneles
En el primer panel, dedicado a Adán y Eva (ver imagen 3), se encuentra la creación de Adán a la izquierda, la de Eva al centro, la tentación al extremo izquierdo y la expulsión del paraíso al extremo derecho. Resalta de golpe que el lugar de honor, al centro del panel, está dedicado a la creación de Eva (y no a la da Adán), lo cual se entiende por la “long-held doctrine of Christian theologians that the Creation of Eve from the side of the sleeping Adam foretold the creation of the Church that issued, in the form of the blood and water, from the wounded side of Christ upon the Cross.”[13]
Son diversas las escenas de la trágica historia de Caín y Abel representadas en el segundo panel (ver imagen 4). Entre ellas se puede destacar, de acuerdo a Vasari, la “singular belleza” de “la visión de Caín arando la tierra con un par de bueyes, cuyo esfuerzo al tirar del arado parece real”.[14] Esto nos da la idea que Vasari se esforzaba no solo en representar de la mejor manera los principales momentos de los pasajes bíblicos (véase por ejemplo la violencia con la que Caín se dispone a repetir el golpe contra su hermano), sino que los demás elementos de la composición brindan momentos de realismo. Del tercer panel, dedicado a Noé y su arca (imagen 5), resalta inmediatamente la presencia de una gran pirámide que, sorprendentemente, representa nada menos que a la propia arca (Vasari nota que “[s]e ve el arca abierta”, y que Noé y su familia salen de ella”[15] sin mostrar ninguna extrañeza por su forma). Según el libro del Génesis a Noé se le ordenó que “[u]na ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba” (Génesis 6:16), siendo de ahí que surge una interpretación según la cual el arca habría tenido forma piramidal. Ello, sin embargo, no ha tenido aceptación general. Piénsese por ejemplo en el arca pintada por Miguel Ángel, ubicada al fondo del Diluvio Universal de la Capilla Sixtina (imagen 6), la cual claramente es una embarcación, pero terminando su techo con menor área de la base total, e incluyendo la ventana.
El cuarto panel, relativo a la historia de Abraham (imagen 7), contiene al lado izquierdo el encuentro de ese señor con tres ángeles y al lado superior derecho el interrumpido sacrificio de su hijo Isaac. Se puede apreciar que detrás de unos troncos al centro de la composición se encuentran las siluetas de unas colinas que generan una sensación de profundidad. Esto es similar al empleo de ese recurso para indicar profundidad en el contemporáneo Descendimiento de la Cruz de Fra Angélico (imagen 8),[16] lo cual no había sido una preocupación del flamenco Roger van der Weyden en su Descendimiento de la Cruz  terminado muy pocos años antes (imagen 9). Se nota, así, cómo Ghiberti fue capaz de emplear en su segunda puerta un recurso nuevo, más propio de la pintura (italiana) de aquel momento, adaptándolo al medio en el que estaba trabajando.
Hay grandes diferencias en la forma cómo Ghiberti representa en este panel el sacrificio de Isaac frente a cómo lo había realizado décadas antes en el famoso panel sobre ese mismo tema, con el que ganó el concurso donde obtuvo el encargo de la primera de sus puertas (imagen 10). En la Puerta del Paraíso el ángel físicamente detiene a Abraham y ambos se miran directamente. Isaac tiene la cabeza hacia abajo y no se ven sus facciones, se encuentra prácticamente humillado o abandonado ante lo que le iba a hacer su padre. En el panel del concurso, en cambio, la intervención del ángel es inminente pero, por tanto, solo sugerida. Abraham e Isaac son quienes se miran y el hijo, completamente desnudo se ofrece al sacrifico sin temer a su destino.
En el panel 5 sobre Esaú y Jacob (imagen 11) se encuentra al centro una edificación irregular que domina toda la composición y cuyas columnas y niveles ayudan a dividir las diferentes escenas que están ahí representadas. Ghiberti emplea aquí la perspectiva a raíz de la presencia de un edificio de una manera no presente en los paneles anteriores. Se considera que para ello siguió de forma estricta la construcción de la perspectiva que formularía Alberti en su tratado De Pictura.[17] Más aún, esta edificación “is probably the earliest space construction in Italian art that totally abandons the double scale of the Middle Ages in favor of Alberti’s doctrine of visual unity. A single scale for figures and architecture, which could still preserve the legibility of the narrative”.[18]
El panel dedicado a José, el sexto en el esquema que se viene empleando (imagen 12), se encuentra dominado también por la presencia de una construcción, solo que ésta es de forma circular. Vasari comenta que Ghiberti alentado “por su continuo aprendizaje del arte, que le procuraba una mayor facilidad en todo, intentaba cosas cada vez más artificiosas y difíciles”, lo cual ayuda a explicar este “templo circular en perspectiva, que supone una gran dificultad”.[19] Es de notar que esta representación no es un elemento central en la historia bíblica de José, sino un añadido de Vasari con fines decorativos, que sin embargo muestra un cambio fundamental en el arte al inicio del renacimiento. Nada parecido podía imaginarse pocos años antes.
El séptimo panel (imagen 13) muestra a “Dios dando las leyes a Moisés en el monte Sinaí”, así como “a sus pies todo el pueblo atemorizado por los truenos, rayos y terremotos, que en distintas posturas demuestran su estado de ánimo con espontaneidad.”[20] Moisés se encuentra en la cima misma del monte, como si para poder recibir personal y directamente las tablas tuviese que encontrarse en un estado personal muy elevado.
La gran cantidad de gente, la ciudad y el campamento militar dominan el octavo panel (imagen 14), graficando así “a Josué cuando va a Jericó, cruza el Jordán y pone los doce pabellones con las doce tribus”.[21] En este conjunto es difícil identificar al personaje principal, sin embargo, si se mira con detenimiento se le ve encima del carro tirado por caballos a la mano izquierda. Similar, pero incluso con más acción, se presenta el noveno panel (imagen 15). Aquí ya no hay campamento sino formaciones rocosas que resaltan junto al conjunto de soldados y la ciudad en la parte superior. Casi no se aprecia al protagonista que da nombre al panel, e incluso se le ubica en la parte inferior, por tanto no en el centro de la composición. Si se observa con detenimiento se puede apreciar ahí al pequeño David dando muerte al gigante Goliat.
Así como en los paneles 5 y 6, en el décimo y último, donde se aprecia el encuentro entre Salomón y la Reina de Saba (imagen 16), predomina una construcción que se asemeja a un arco triunfal pero habitado y mucho más profundo, acompañado incluso de edificios laterales, todos los cuales emplean una misma y bien lograda perspectiva. En este caso, a diferencia de los otros, toda la composición tiene un centro geométrico claramente identificable encima de los protagonistas, que coincide con el lugar donde convergen las líneas de la perspectiva. Por otro lado, los edificios y la ubicación de las personas generan, también a diferencia de los demás paneles, una sensación de simetría que le da, a la vez, gran armonía a esta sección.

3. Consideraciones finales
La Puerta del Paraíso se encuentra en una ubicación absolutamente privilegiada. El baptisterio de San Juan era el “único lugar de bautismo para quienes habían nacido en la ciudad”, era considerado junto con la catedral vecina, que mira a la puerta, lugar de “alegría y orgullo de la población”, siendo además “el santuario del patrono de la ciudad, que, situado sobre los cimientos del tempo romano de Marte –aún subsistentes, según dicen-, había reemplazado al antiguo protector pagano de Florencia.”[22]
Sin embargo, la puerta no fue hecha ni encargada para ocupar la posición principal, para ser colocada frente a la fachada del Duomo. La obra significó, más bien, la primera vez que “se logró que prevaleciera la estética sobre el contenido como criterio para determinar el emplazamiento de una obra de arte.”[23] En efecto, la Puerta del Paraíso iba a ser originalmente colocada en el ingreso norte al baptisterio. Sin embargo, fue tan apreciada y admirada por sus contemporáneos que se decidió colocarla en el ingreso principal del recinto, mirando hacia la fachada de la catedral y sustituyendo a la anterior puerta realizada por Ghiberti. Lo inusual de esa decisión fue que la puerta reemplazada tenía solo escenas de la vida de Jesús, como correspondía a su ubicación frente a la principal iglesia de la ciudad, mientras que la nueva puerta estaba enteramente dedicada a representar partes del antiguo testamento, por lo que tenía un propósito secundario.
De esta forma, a diferencia de lo que ocurría con el arte medieval, en el que el significado primaba sobre otras consideraciones, con esta puerta se produce un cambio fundamental, en el que el significado pasa a un segundo (todavía muy importante pero segundo) plano.
Por otro lado, destaca de la puerta lo que Ghiberti escribió en sus Commentari, fuente posterior de las Vidas de Vasari. En ese trabajo inconcluso de Ghiberti se evidencia cómo la simetría en la representación de las proporciones humanas, “antes una de las muchas categorías de la belleza humana, se volvió […] criterio estético unificante y primordial.”[24]
En relación a la complejidad de la composición de los paneles, Ghiberti fue más allá de lo que había ocurrido hasta ese momento en el trabajo en bajo relieve:
“[B]y the introduction of elaborate landscapes and the massing together of figures arranged in multitudes at three and sometimes four distances, Ghiberti overstepped the limits that separate sculpture from painting. Having learned perspective from Brunelleschi, he was eager to apply this new science to his own craft, not discerning that it has no place in bass-relief. He therefore abandoned the classical and the early Tuscan tradition, whereby reliefs, whether high or low, are strictly restrained to figures arranged in line or grouped together without accessories. Instead of painting frescoes, he set himself to model in bronze whole compositions that might have expressed with propriety in color.”[25]

Finalmente, el empleo de la perspectiva en la Puerta del Paraíso produce un efecto de profundidad considerado bastante convincente.[26] La perspectiva en esta cumple, además, otra función: ayuda a narrar una serie de historias. Ghiberti entonces:
“[H]ace uso de [una] nueva forma de la representación en perspectiva, que permite transformar una superficie para crear el efecto visual de ser tridimensional. Esa posibilidad de representar la realidad espacial mediante la perspectiva viene, además, acompañada por la de representar verazmente el contenido, ya que en los diversos planos espaciales de una misma imagen se pueden reproducir ahora distintas fases de una misma historia y relacionarlas entre sí según sus contextos.”[27]

Esta obra significa, por tanto, un trabajo extremadamente innovador y de gran belleza, en el que nuevas técnicas son empleadas para transmitir un mensaje bíblico. Pero, curiosamente, ese mensaje bíblico, destinado a un lugar secundario en el baptisterio precisamente por su contenido, adquirió por su belleza el lugar principal para el que no estaba destinado. Y si estamos de acuerdo con Miguel Ángel, incluso, habría alcanzado una ubicación más elevada.


[1] Un Baptisterio es un “[e]dificio, por lo común de planta circular o poligonal, próximo a un templo y generalmente pequeño, donde se administraba el bautismo.” Entrada del Diccionario en línea de la Real Academia Española, disponible en: http://lema.rae.es/drae/?val=baptisterio (al 22 de junio de 2013).
[2] Vasari, Giorgio (2006), p. 400. Las referencias completas se pueden encontrar infra en la bibliografía.
[3] Sin embargo, la puerta original se encuentra hoy en día en el Museo dell’Opera del Duomo de Florencia y en su lugar en el baptisterio se ha colocado una copia.
[4] Geese, Uwe (1999), p. 179.
[5] Hartt, Frederick (1969), p. 198.
[6] Wackernagel, Martin (1997), p. 18.
[7] Geese, Uwe (1999), pp. 178-179.
[8] Chambers, David (1971), p. 47.
[9] Geese, Uwe (1999), p. 179.
[10] Id.
[11] Ibid., pp. 179-180.
[12] Fuente: Ibid., p. 180.
[13] Hartt, Frederick (1969), p. 198.
[14] Vasari, Giorgio (2006), p. 200.
[15] Id.
[16] Hartt, Frederick (1969), p. 198.
[17] Id.
[18] Ibid., p. 199.
[19] Vasari, Giorgio. (2006), pp. 201-202.
[20] Ibid., p. 202.
[21] Id.
[22] Wackernagel, Martin (1997), p. 19.
[23] Geese, Uwe (1999), p. 184.
[24] D’Ascia, Luca (2004), p. 155.
[25] Symonds, John Addington (1888), p. 133.
[26] Hartt, Frederick (1969), p. 198.
[27] Geese, Uwe (1999), p. 180.

Bibliografía

- D’Ascia, Luca. Cuerpo e imagen en el Renacimiento. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 2004.
- Chambers, David S. Patrons and Artists in the Italian Renaissance. Columbia: University of South Carolina Press, 1971.
- Geese, Uwe. “La escultura del renacimiento italiano”. En: Toman, Rolf (ed.). El arte en la Italia del Renacimiento. Arquitectura, escultura, pintura, dibujo. Madrid: Könemann, 1999, pp. 176-237.
- Hartt, Frederick. History of Italian Renaissance Art. Nueva York, Harry N. Abrams Inc., 1969.
- Micheletti, Emma. Museos de Florencia. Barcelona: Océano, 1981.
- Symonds, John Addington. Renaissance in Italy. The fine arts. Nueva York: Henry Holt and Company, 1888.
- Vasari, Giorgio. Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue anuestros tiempos (Antología). Estudio, selección y traducción de María Teresa Méndez Baiges y Juan María Montijano García, 2a ed, reimpresión. Madrid: Tecnos, 2006.
- Wackernagel, Martin. El medio artístico en la Florencia del Renacimiento. Obras y comitentes, talleres y mercado. Madrid: Ediciones Akal, 1997.
- Wölfflin, Heinrich. El arte clásico. Madrid: Alianza Editorial, 1982.

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