jueves, 7 de julio de 2016

RESUMEN de la lectura Del “Habitante de las cordilleras” al “Indio alfarero” de Gustavo Buntinx


Del “Habitante de las cordilleras” al “Indio alfarero”

Resumen

Lectura.-  Buntinx, Gustavo. Del “Habitante de las cordilleras” al “Indio alfarero”, variaciones sobre un tema de Francisco Laso. En: Márgenes N° 10/11 (nov 1993), Casa de estudios del socialismo Sur, Lima, pp. 9-92

TEMA (p.9)

Existe un consenso en reconocer la importancia del pintor peruano Francisco Laso (1823 – 1869), pero aún faltan estudios sobre su obra. En este artículo, Buntinx estudia el cambio de título de la pintura, ya que este hecho resultaría muy significativo: “El problema de su denominación es también el de su lectura y todo el importe ideológico que ella acarrea” p.9
La Obra: Fue pintada en París con ocasión de la Exposición Universal de 1855, representa a un hombre de pie sosteniendo una cerámica, tanto el rostro como el ceramio están modelados por una luz cálida. Buntinx señala que se trata de una representación alegórica, ya que el retratado es un mestizo, el atuendo corresponde al sur andino y el ceramio no es contemporáneo al retratado, más bien se trata de una pieza prehispánica. Además, el espacio abstracto no permite pensar la obra como una representación pintoresca. El ceramio de un guerrero moche preso y sometido sería una referencia a la condición del indígena peruano (En este punto específico, Buntinx cita a Francisco Stastny) p.11.
El ceramio aparece en otras dos pinturas; y en cada caso, el artista se ha preocupado de representarla con algún deterioro; también se observa que carece de genitales, según Buntinx podría ser por pudor pero es más probable que represente una castración, tanto en alusión a la situación del indio como a una cultura. P.13 y p.14 A su vez la vasija tendría connotaciones uterinas, esta ambivalencia sexual, se haría evidente en una serie de ambivalencias en su obra. p14.
Buntinx interpreta que la obra de Laso estaría hablando sobre la abolición de los tributos; (medida que tomó Ramón Castilla en 1854, y la obra se realizó en 1855). El autor también señala que en la época, se daban posturas distintas sobre el indio, éstas iban desde la integración total a la modernidad, ignorando cualquier tradición o pasado, hasta la revalorización de la cultura precolombina con miras a una integración total de la sociedad.
En algunos escritos, Laso comparó un ceramio prehispánico con la obra de Luca della Robbia, lo cual nos hablaría de que el pintor estimaba al arte del antiguo Perú, tan valioso como el europeo. Mientras tanto, Francisco Stastny señala que en la obra El Habitante de las Cordilleras estaríamos viendo por primera vez en una valoración estética de una pieza prehispánica. En la lectura se señala que los cuadros de Laso (no sólo El Habitante), estarían haciendo referencia a sus ideales políticos, por ejemplo el Retrato de Gonzalo Pizarro o la Alegoría de la Justicia; sobre éste último cuadro, Buntinx señala que tendría relación con un llamado que hizo Laso un año antes:
 “a luchar por la “rejeneración de la patria” a la espera de una “época de justicia, castigo y de consuelo” “p.17. [En: El Barón de poco me importa. Aguinaldo para las señoras del Perú, ….. París, 1854]
Un cronista de El Comercio de la época, lo consideró el retrato de la diosa de la venganza. Asimismo, dicho cronista, se niega a ocuparse de El Habitante, ya que, según dice, los críticos parisinos ya lo elogiaron bastante. Esta negativa, sería significativa, a continuación cito:
“Una actitud que marca el primer paso en la trasformación del Habitante de las cordilleras en El Indio alfarero. Una construcción ideológica, destinada a negar la perturbadora complejidad de la imagen original: aún hoy en día resulta mucho más cómodo asumirla como la simple idealización de un personaje típico que reconocer en ella esa brillante y tan actual alegoría de un país de razas y tiempos contrapuestos. Nuestra modernidad irresuelta” p.17

VARIACIONES (p.18)

La obra de Laso nos habla de lo problemático de la construcción de una identidad en la nueva nación. Este pintor, nació en Tacna, fue llevado a Lima para cursar sus estudios, viajó tres veces a Europa, también estuvo en Arequipa. Hacia 1851 viajó a cusco y Puno, destinos que habrían sido muy importantes en el desarrollo del pintor.

Las “cordilleras” de Humboldt y sus “habitantes” en Laso (p.20)

Los libros de Humboldt –que contaban con numerosas ilustraciones– tuvieron amplia difusión tanto en Europa como en América, lo que estableció una especie de norma sobre el aspecto del territorio que él exploró.
Sin embargo existía gran diferencia en su recepción en cada continente, los prejuicios europeos serían utilizados por las élites criollas en función de construir una definición de nación; Este uso no es una imitación acrítica, más bien se trataría de una apropiación. A esto Buntinx le llama la invención criolla. P.21
La obra de Humboldt ofrecería una visión romántica de la naturaleza en donde el hombre americano desaparece de alguna manera y sólo es tomado en cuenta como asistente servil o parte de la naturaleza salvaje (si se quiere ver cita 23 a pie de página). Este sentido de deshabitado es el que interesa a Buntinx.
A propósito, el comentario de lámina 16 señala: el que porta el saber y enseña es la figura occidental, que representaría la civilización y el que escucha (que es el guía), representaría la barbarie, según Buntinx, el brazo de Humboldt se superpone al del indio y esto estaría representando una expropiación del conocimiento nativo. Ya que en realidad es el indígena quien ha guiado y enseñado los parajes, plantas, etc., a los visitantes. P.23-24. Sobre este punto el autor señala:
“No hay discurso más ideológico que el que se articula desde la pretensión de una neutralidad científica” p.25
Estas obras que ilustran los textos de Humboldt harían recordar en algo las Pascanas de Laso, pero con la radical diferencia que nuestro pintor otorga un lugar central a los personajes que se observan dignificados; es decir que el discurso de Laso es étnico y cultural. p25
Sería altamente probable que Laso conociese la publicación de Humboldt, más aún cuando sus primeros estudios artísticos los hizo con Javier Cortés dibujante de la expedición de Humboldt. Buntinx señala que El habitante de las cordilleras podría ser una especie de respuesta a Humboldt
“[…] es como si Laso se hubiera propuesto pintar el habitante ausente de la imagen europea de las cordilleras consagrada por Humboldt.” P26
En el discurso de Humboldt se desvincula al indígena actual (contemporáneo a él) con su territorio y con su historia ya que no se le reconoce como heredero de la grandeza de las cultura prehispánicas (que sí es reconocida). P28
Sobre este tema Buntinx dice:
“La opción de Laso es precisamente la contraria. Iluminar la presencia reprimida del pasado en el presente, evocar en sus ruinas las latencias contenidas. Despertarlas.” P.28

Lo arcaico y lo porvenir (p.28)

Una visión muy distinta a la de Humboldt, es la ofrecida por Mariano Eduardo de Rivero y Juan Diego de Tschudi en el libro Antigüedades Peruanas, obra publicada en Viena en 1851. El mayor peso de la publicación recae sobre Rivero quien realizó la investigación; incluye en su libro una ilustración muy significativa de Pachacamac. Allí sucede al revés que en las láminas de Humboldt.
Rivero también estaría borrando al indígena contemporáneo para poner al criollo en su lugar (esta acción tendría una connotación negativa porque criollo, en esta lectura, es muy distinto a un  mestizo, quien sí participa étnica y culturalmente del mundo indígena)
Este libro fue presentado en la exposición universal de 1855 al igual que El habitante, pero Laso lo habría  leído antes, ya que en el texto, se incluye una lámina de un ceramio moche que representa a un prisionero, acompañada de su respectiva descripción. Además, Laso habría visto directamente la pieza original ya que en un texto posterior (1859) señala que pudo apreciar directamente varias piezas. P.34
Buntinx señala que en esta publicación también se incluyen láminas de piezas muisca, las cuales muestran una posición similar a la que Laso le da a su personaje, ya que se trata de personajes que portan cabezas de sacrificados.  Según el autor, la decapitación es una simbolización de la castración y en la obra de Laso, esta castración tendría connotaciones uterinas y fecundantes.
“[…] un pasado concebido como presente y como presencia, fuerza actuante y perturbadora” p35
Buntinx también relaciona Las figuras de las pascanas con las momias que ilustran el libro de Rivero y a su vez a la posición del prisionero moche. Esta figura de forma fetal representaría lo reprimido pero latente. P.35
Rivero invocó a realizar “la obra gigantesca de la regeneración del pasado” y al parecer Laso la asumió, pero desde su propio punto de vista.
“A diferencia de Antigüedades Peruanas, su obra nos ofrece la primera reflexión artística sobre el conflictivo lugar que lo indígena contemporáneo ocupa en el imaginario criollo.” P. 37
Lo indio tendría varios niveles de lectura: lo histórico, cultural, simbólico y fantasmático. 

El retorno de lo reprimido (p. 37)

Temas importantes para Buntinx son la culpa y ansiedad que habría sufrido el pintor y alude específicamente a la Historia de Manuquita; el pesar por no haber delatado al verdadero ladrón, habría sido motivo de profunda tristeza hasta la vida adulta. Según Buntinx, la culpa en el Perú está relacionada a sexo, raza y clase. P.37
Más adelante, el autor señala que su Santa Rosa tendría una posible alusión genital en la postura de las manos y la compara con El Habitante que sostiene la cerámica a esa altura del cuerpo. Esto debe ser contextualizado y se señala que la historia de Manuquita no era irreal; a propósito de este tema, se cita el cuento No Era Ella de Juan Vicente Camacho, que trata de un caso similar pero que a la niña se le golpea hasta causarle la muerte, también cita un estudio sobre casos reales en el que se narra la misma historia (en este caso, se trata de una niña llamada Ramona). Y finalmente el cuento Si Haces Mal, No Esperes Bien de Juana Manuela Gorriti. Este discurso crítico, de denuncia, sobre el maltrato al indígena, sería un discurso de corte indigenista proveniente de los intelectuales criollos más modernizantes.
El cuento de Juana Manuela Gorriti[1],  haría alusión también al temor al incesto, lo cual derivaría en la fantasía criolla de un Perú blanco. Este cuento señala más explícitamente por qué lo sexual, racial y social se mezclan. Según interpretación de Buntinx, el amor fracasa al intentar legitimar una híbrida legitimidad p.43

Una Belleza nueva (p.44)

En este acápite se señala que
“la construcción de la identidad criolla es también la invención de una alteridad indígena” p.45
Lo indígena es asociado con lo arcaico mientras que los criollos representarían el desarrollo y la modernidad. En esa época estaba en boga, en algunos sectores, la idea de traer europeos para “mejorar la raza”. Laso se opone a dichas ideas y escribe en la Revista de Lima, que estas mezclas son beneficiosas y alude a una paleta llena de colores en vez de un  solo color. P47
“Una belleza nueva que también se expresaría en el ámbito de la moral y la política” p48
La conquista más bien marcaría un camino de desorden y abuso sexual y como consecuencia hijos ilegítimos. P.49 Es decir que no se trataría de la unión voluntaria de lo diverso, más bien habría sido un mestizaje producto de la violencia y el abuso.
Finalmente, se resalta la elección, por parte de Laso, de retratar a Gonzalo Pizarro, quien representa la rebelión “que se quiso mestiza” p. 50. Por tanto, El Habitante, estaría hablándonos de la posibilidad de construir un país mestizo.

La escena originaria (p.50)

La propuesta de Laso contrasta con la de Luis Montero, que es un poco posterior. Éste último artista, recibe un reconocimiento general con su obra Los funerales de Atahualpa, tanto en Florencia donde exhibe primero la obra así como en diversas ciudades de Latinoamérica, que recorre antes de llegar a Lima.
Este cuadro resulta muy significativo para Buntinx, quien señala que
“ […] la conquista es hasta cierto punto denunciada y el elemento indígena queda finalmente reconocido, pero sólo para ser declarado, en el mismo gesto, una presencia muerta.” P. 52
Y más adelante señala:
“Lo único viril indígena está muerto y secuestrado”, citando a Roberto Miró Quesada, p.52
Buntinx también señala como significativo el hecho de que El Habitante y el Retrato de Gonzalo Pizarro, sean expuestos juntos, según su lectura, este hecho estaría hablándonos de un “mestizaje digno”  y de “la posibilidad de la incorporación del otro en un mismo cuerpo.” p.53
En un momento en el que se está definiendo la nueva nación (el autor se pregunta si aún está por definirse), la opción que Laso nos ofrece es la del mestizaje, pero no sólo alude a grandezas pasadas, también a personajes contemporáneos destacados como Andrés de Santa Cruz, hijo de la Casica de Huarina. P.54 Este personaje resulta particularmente importante por haberse constituido en un punto del racismo de los criollos. A su vez, éstos habían realizado un “vaciamiento” (p.54) de la significación que tendría lo incaico, asumiéndolo como apariencias, para legitimarse como auténticamente peruanos. El proyecto de Santa Cruz fracasó, por lo que prosperó la visión criolla de nación, un enfoque que era racista. P55.
Las décadas de 1840 a 1860, serían un tiempo de transición en el que se dejan las formas coloniales y se asumen una modernidad asociada a una oligarquía fracasada en su intento de forjar un país “blanco”

Allos agoreúein (p.55)

(otro / declarar)
Uno y otro cuadro estarían representando este momento de tránsito (años 1840 a 1860); por eso el triunfo de Montero, en su cuadro se reconoce la grandeza del personaje, pero sólo como cadáver, como algo muerto. En cambio la obra de Laso, pareciera estar inspirada en las épocas revolucionarias de ese momento (Revolución de Ramón Castilla), su obra articula el pasado y el presente con una proyección hacia el futuro. P56
Además Buntinx señala lo siguiente:
“Tal vez deberíamos percibir en Laso otra instancia de aquel postulado de Benjamin que hace del arte una especie de historiografía inconsciente. En dos sentidos. Como síntoma cifrado de lo esencial pero reprimido de una cultura que sólo el tiempo devela. Y como refugio utópico en el que se postula un ideal de belleza y armonía que difiere del socialmente establecido.” P57
Buntinx señala que esta obra habla de allos (otro), agoreúein (decir, declarar), es decir una especie de declaración del otro y también nos habla del concepto sumballein, que significa juntar o reunir, pero que la obra de Laso va más allá y prefiere ligarla a la idea de alegoría, bajo la cual se encuentra el concepto de convivencia de lo disímil en complementariedad. P57

Fortuna crítica (p.58)

Francisco Laso destacó en el Combate del 2 de Mayo, posteriormente fue síndico de la Municipalidad de Lima y después fue elegido para el Congreso Constituyente de 1867; también hizo periodismo político. En política, se le vincula al civilismo de Pardo e incluso fue tildado de “rojismo”. Por tanto podemos concluir que Laso fue un personaje notorio y bien considerado.
A pesar de ello, su pintura no es atendida, salvo su Santa Rosa, y aunque se trataba de un famoso personaje, el éxito de este cuadro fue póstumo. Buntinx señala que la Santa Rosa estaría ligada más a lo criollo, en cambio sus pinturas que hablan de lo indígena (en clave de reclamo político), son ignoradas.
Algo muy importante es que, si se llega a hacer algún comentario sobre una obra, se borra toda significación perturbadora. Tal es el caso del cuadro Las Tres Razas, del que se dice que es un cuadro de costumbres. P60
En ese comentario hay dos problemas: 1) la obra es ubicada en un género que asimila al otro bajo el concepto del tipismo. 2) no se reconoce la presencia indígena, ya que se señala que en el cuadro se representa a una mulata en vez de una indígena.
También se dijo del cuadro que era “un boceto humorístico” p.61 José Antonio de Lavalle
Del mismo modo, se neutraliza el mensaje social y político de El Habitante De Las Cordilleras al transformarlo en El Indio Alfarero. Un cronista anónimo sólo se remite a las críticas parisinas; mientras que otro comentarista, Manuel Nicolás Corpancho, toma de la crítica parisina pero le da un viraje personal. Él entiende la exposición de las dos obras (El Habitante y Pizarro), como una declaración sobre las razas y civilizaciones en donde, según el autor, es muy claro quién es superior. P.64
El sentido general era el de reducir a El Habitante de las Cordilleras a condición de ollero, una figura costumbrista para explicar al europeo de manera práctica, cómo es un americano. P65
Federico Torrico entiende la obra de otra manera, a propósito de la Exposición industrial de 1869, llama a Laso el Jefe de la escuela nacional. También señala que “esa raza encubre con su inmovilidad aparente, grandes instintos que algún día le harán reconquistar una personalidad que no ha desaparecido.” Y señala que la obra de Laso, simboliza al indio del porvenir. También habla de la nobleza y belleza del personaje, rasgos que Laso espera que tenga el peruano del futuro. También señala la dificultad de ubicar al personaje en un contexto

La imagen del indio (p. 68)

Existió una ceguera para poder ver toda la relevancia de la obra de Laso en su momento e incluso hasta el siglo XX.
Buntinx nota que para los coetáneos de la obra, no está en duda la identidad indígena del personaje. Basándose en Kristal, el autor señala que:
“El realismo de una obra está siempre en relación a su conformidad con las normas sociales que en cada momento definen la percepción de lo real para el público que la pieza convoca.” P.69
Algo interesante que anota Buntinx es el trastrocamiento profundo que implica que fotografíe a sus modelos; pero no se trata de indígenas sino que son sus amigos y el mismo pintor, es decir personas blancas o mestizas. También señala el autor, que Laso estaría tratando de integrar en un todo al indio y al criollo. P.71 
“Queda subvertido el “efecto de realismo” y el consenso ideológico que lleva implícito.” P71
Por otro lado, se señala que las pascanas sí harían evidentes los rasgos indígenas de los personajes.

CODA (p.72)

En el artículo La Paleta y los colores, Francisco Laso señala que se debería instruir a indios y zambos, de esta manera se volverían blancos. El pintor creía que la mezcla de razas era beneficiosa y sólo haría falta adecuada educación y aunque esa frase evidenciaría cierta ambivalencia, Laso integra al indio a su concepto de una nación nueva. A propósito Buntinx dice:
“Allí donde algunos criollos construyen la imagen del indio como la de un otro absoluto, Laso procura integrarla a un cuerpo recompuesto. El cuerpo simbólico de la nación, ciertamente, pero también el cuerpo carnal y propio, el cuerpo deseante.” P73
“¿Reconciliación de los contrarios o afirmación de la diferencia?” señala un poco más adelante Buntinx p73
En esta página, Buntinx señala que se adentrará en el terreno de la especulación, para hacer referencia a posibles matices psicoanalíticos en la obra de Laso.  
Algo interesante que plantea Buntinx, en alusión a un comentario de Torrico, quien señala que si Laso hubiese contado con paredes extensas hubiese pintado obras monumentales. Sobre este punto, Buntinx señala que, así como no tuvo un soporte pictórico tampoco tuvo un soporte social. P74

[Firmado : Lima 1991 – Buenos Aires 1993]

 Resumen realizado por Támira Bassallo para el curso historiografía del arte, de la maestría de historia del arte y curaduría de la Pontificia Universidad Católica del Perú. 




[1] La historia es más o menos así: una joven indígena es violada por un militar, ella queda embarazada y nace una niña. Cuando la pequeña tenía 5 años, es raptada por militares para ser llevada a una casa citadina como servidumbre, en el camino, la niña se pierde y es encontrada por un científico francés quien la adopta. Muchos años después, un joven (hijo del militar violador), viaja a París, allí conoce a una bella joven, quien era misteriosa y casualmente, tenía un leve parecido a su hermana. Se casan y deciden viajar a Perú, donde la joven es llevada a la Sierra por motivos de salud. Allí se encuentra con su madre y se descubre el verdadero vínculo entre los jóvenes esposos; el militar de suicida, la joven muere y el esposo toma los votos sacerdotales.  

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